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Salud  |  10 diciembre de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Germán Estrada Mariño

Hemos dejado de pensar realmente. El deseo absorbe nuestra mente

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Por Germán Estrada Mariño

 

Antes que nada, somos lo que pensamos.

Pero: ¡Hemos dejado de pensar!

¡Hemos dejado de vivir!

 

El hombre necesita más que nunca antes en la historia de la humanidad volver a los verdaderos valores que otorgan la vida, el amor, la compasión, la paz y el bienestar colectivo como ideales superiores, ya que la multitarea, la tecnología, las redes sociales y ahora la inteligencia artificial están allí para exhortarnos de nuestra consciencia, para hipnotizarnos y para seducirnos como simios o primates que compulsivamente, le dan click a una pantalla para obtener allí un refuerzo efímero y pasajero en donde el ser humano pierde su esencia espiritual y moral y la capacidad de vivir plenamente, de contemplar, agradecer y disfrutar lo que esta existencia corta, nos ofrece.

 El hombre “moderno” pero cada vez más autómata e incluso idiota, solo se sirve de las emociones impulsivas, para estar atento a la última notificación o a lo que hacen los demás, lo que le lleva a compararse, a frustrarse, a sentirse insuficiente o aún peor, a obsesionarse como miles de millones de jóvenes (y adultos también )  en el mundo, en agradar a otros a toda costa, pero sin verdadero amor propio, ya que se carece de lo más fundamental: ¡Autoaceptación y esto porque no hay consciencia de la propia existencia y de su sentido y su valor!

 

La comparación con otros no es autoaceptación: ¡Es esclavitud ansiosa y odio a sí mismo!

Algunas preguntas que trabajamos en terapia existencial que habrá de hacerse cualquier hombre sin importar su credo, religión, cultura o raza si quiere alcanzar la plenitud psicológica son:

  • ¿Cuál es mi propósito en la vida?
  • ¿Qué propósito tiene mi vida justo en este momento, en la era, cultura, familia y condiciones en las que nací y que me fueron dadas?
  • ¿Por qué no nací en otra época? ¿Qué le enseña esta época a mi vida?
  • ¿Las condiciones que poseo que lección me quieren dar?
  • ¿Por qué no en otro cuerpo?
  • ¿Por qué no en otras condiciones? Mejores o peores. Eso es relativo a la comparación misma.

 

El hombre (como especie) ha de formularse la pregunta:

  • ¿Qué espera el mundo de mí como fuente de bienestar personal y colectivo?
  • ¿Estoy absorbido(a) por el ego y eso me impide ver más allá de mis narices?
  • ¿Estoy poseído por mi trabajo y obligaciones o ambiciones y esto me impide conectar con los otros y con lo que realmente me lleva a evolucionar?
  • ¿Acaso creo que lo que hago diario me llena, pero en realidad solo me distrae?
  • ¿Tengo consciencia de que si vivo distraído(a) me estoy autoengañando y que no contemplo la transitoriedad de la vida misma y de la de los demás?
  • ¿Soy consciente que muy pronto todos no estaremos acá y seremos remplazados por nuevos hombres y mujeres que habitarán (si es que el planeta sobrevive), en la faz de la tierra?
  • ¿Tengo clara la mortalidad como algo inminente?
  • ¿A que me dedicaría si pudiera ser más consciente de ello?
  • ¿Con quiénes estoy en deuda o qué deudas tengo conmigo mismo (a)?

 

La meditación trascendental y la psicoterapia basada en la meditación de la autocompasión permiten, más que responder (porque no hay verdades absolutas generalizables ni únicas), permiten adentrarse en el análisis individual de cada una de estas preguntas con el fin de librarnos del ego y el apego como fuentes de un profundo sufrimiento crónico que nosotros mismos nos producimos, ya que no somos marionetas de la cultura, los medios.

Antes que nada, somos lo que pensamos.

¡Pero hemos dejado de pensar!

 ¡Hemos dejado de vivir!

 Estamos en la automatización y la hipnosis colectiva.

Como titula este artículo digital: Hemos dejado de pensar realmente. El deseo absorbe una mente que debemos reconquistar, so pena de sucumbir en el estrés, la ansiedad, la depresión y la insatisfacción crónicas.

 

Cada vez se hace más necesario cultivar habilidades introspectivas superiores que permitan encontrar en sí mismos, más allá de lo que nos ofrece el mundo consumista; materialista y egoísta, fuentes profundas de satisfacción que trasciendan a conformarnos con estímulos superficiales de felicidad, que en realidad solo se limitan a otorgarnos placer y euforia, o alegrías pasajeras.

El cultivo de la paz mental y la paz interior ha venido siendo estudiado por la ciencia, pero antes de que este interés interesara a las neurociencias, a la psicología, a la psiquiatría y a la medicina, ya existían hace siglos escuelas que promovían su uso como fuente de bienestar.

 La meditación posee bases orientales y medio orientales y en especial en regiones de Japón, china, india, Nepal, Tíbet se han practicado durante siglos diferentes doctrinas y tipos de meditación. 

El mindfulness es el concepto más comercializado hoy en día en salud metal incluso ya presente en congresos académicos y científicos y se refiere a la capacidad de prestar atención plena al momento presente. Es la capacidad mental de estar en el aquí y en el ahora con toda la atención, con todos los sentidos, sin los afanes de la cotidianidad, sin las heridas del pasado y sin las preocupaciones del futuro.

Ojo léase bien la palabra preocupaciones- se refiere a que nos preocupamos por lo que aún no acontece, pero podría acontecer con base en nuestros miedos, heridas y más profundos vacíos. De allí surge lo que denomina la ciencia, en particular la psicopatología: los trastornos de ansiedad.

 

De la fijación al pasado por su parte se alimenta la enfermedad mental más prevalente en la historia de la humanidad: La depresión.

 Los sentimientos de culpa, las frustraciones, las comparaciones, los vacíos afectivos, las perdidas, las carencias están centradas en una posición autovictimizante y auto castigadora que mantiene al hombre sediento de algo que el mundo no Le ha dado, algo que le ha quitado o víctima del daño que ha sufrido. Es una posición neurótica (angustia) infantil (caprichosa) y regresiva (inmadura) ya que se queda fijado en la carencia tal cual infante indefenso y frustrado.

En síntesis, las fijaciones al pasado y al futuro nos impiden vivir el momento presente con plenitud. Vivimos, pero no vivimos, esa es la paradoja, ya que estamos abstraídos por las obligaciones, las preocupaciones o por las heridas del pasado.

 

La fuente de todo sufrimiento es entonces la mente.

La psicología cognitiva ha hecho múltiples esfuerzos por ayudar a las personas a reestructurar su mente y a ser más justos consigo mismos y con la interpretación de lo que se llama la tríada cognitiva, la percepción de sí mismos1, del mundo2 y del futuro3.

Sin embargo, el mindfulness busca más que resignificar, entrenar la mente para que esos pensamientos destructivos, irracionales y distorsionados de la realidad que nos posicionan en actitudes neuróticas, simplemente no aparezcan, no lleguen y no se aniden en nuestras mentes.

Por su parte, la meditación más profunda que trasciende a la consciencia plena posee diferentes escuelas y doctrinas. Una de ellas y muy terapéutica y sanadora, es la meditación de la filosofía del budismo tibetano, apta para personas de cualquier credo. Esta meditación busca no solo atención plena en el presente, sino que el hombre trascienda en su capacidad de contemplar y percibir el mundo hacia el desarrollo de una profunda consciencia espiritual en la que todos somos uno y uno somos todo. Somos parte de algo más grande que nuestros egos.

La meditación del amor benevolente o la meditación de la autocompasión permiten al individuo entrenarse en la capacidad de ser plenamente conscientes, de las consecuencias que generan las emociones perturbadoras en nosotros mismos y en otros. Estas son: odio, envidia, ira, apego, avidez, codicia y rencor.

Por su parte, la meditación trascendental permite cultivar emociones como Ecuanimidad, mesura, desapego, alegría altruista, benevolencia, ecuanimidad y moralidad genuinas a través del amor y la compasión con nosotros, con todos nuestros semejantes y con los demás seres vivos.

Las terapias basadas en mindfulness son hoy en día una gran alternativa para alcanzar la plenitud psicológica y la liberación del sufrimiento.

Si llegaste hasta el final de este artículo, ya eres más consciente si lo leíste con atención y te invito ahora como ejercicio terapéutico para terminar que empieces a escribir estas preguntas y que las medites a diario. Sí necesitas ayuda, lo cual es legítimo y necesario.

 Despréndete del ego y busca apoyo profesional. Existen muchos terapeutas que podrán orientarte y darte las herramientas para encaminar y dominar tu mente, y no que ésta sin darte cuenta, ¡te domine a ti controlada por las emociones superficiales!

 

GERMAN ESTRADA MARIÑO

PS CL. PSICOTERAPEUTA .

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

PERITO FORENSE

LIDER CAMPAÑA VOLUNTARIA Y GRATUITA DE PREVENCION DEL SUICIDIO

WHATS APP : 316 4502080

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