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Salud  |  01 mayo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Germán Estrada Mariño

El rol de la familia en la salud mental infantil y juvenil

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Germán Estrada Marino

“La familia es la base fundamental de la sociedad”, pregonan aún muchos académicos, sociólogos, académicos y todo tipo de personal que trabaja directamente con familias.

¿Que tanto nos lo creemos y que tanto lo materializamos en acciones y en nuestras vidas? ¿Está este valor de la familia como eje de la sociedad representado en la realidad actual?

Los datos parecen demostrar que este valor fundamental de la sociedad llamado familia en realidad esta más desvalorizado que valorado.

El divorcio, la descomposición familiar, las cifras de violencia intrafamiliar, de crímenes pasionales y las tasas de enfermedad mental y de suicidios, representan que la familia en la sociedad actual se encuentra,  cada vez más fragmentada y que imperan mas el placer, la búsqueda de novedad, las relaciones líquidas o superficiales y la posición egocéntrica de padres y madres que ya no están dispuestos a entregarlo todo por sus hijos ya que aun muchos padres y madres inmaduros emocionalmente se están buscando a si mismos y parecen adolescentes tardíos cuya identidad esta aun en construcción mientras sus hijos afrontan las consecuencias.

De acuerdo con las cifras de la rama judicial en su totalidad fueron más de 30.000 matrimonios los que se terminaron bajo el proceso jurídico del divorcio en el país en el 2022.

Algunas de estas cifras se convierten en dolorosas ausencias que dejan una herida abierta en miles de familias: 2.962 personas se suicidaron en el país en 2021, de acuerdo con información del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), 214 más que en 2020, un preocupante aumento cercano al 8%.

1.Sentimientos crónicos de vacío:

Los niños y adolescentes que crecen frente a la ausencia materna o paterna sea física o afectiva ( presente y con vida  pero ausente afectivamente) se encuentran más propensos a desarrollar enfermedad mental: Ansiedad, estrés, depresión, trastornos adaptativos, bajo rendimiento escolar, conductas agresivas, tendencias autodestructivas ( cutting, dependencia emocional, trastornos alimenticios entre otros) y adicciones como mecanismo de desplazamiento de vacíos afectivos que luego  buscan satisfacción o placer en lo que ofrece la sociedad de consumo ( redes sociales vacías y banales que solo hipnotizan la mente juvenil, placeres banales y superficiales , amistades toxicas pero presentes siempre y persuasivas, o sustancias que permitan disociarse de la realidad ( marihuana, alucinógenos, estimulantes y opioides)  para sentir que no todo es sufrimiento, desesperanza, soledad o conflicto en esta vida.

2. Sentimientos de inferioridad (autoimagen acusada):

Los sentimientos de inferioridad y la autoimagen acusada son la consecuencia más común de los vacíos afectivos y de la crisis que vive la familia.

La ruptura emocional con figuras de apego como madre y padre instaura un sentimiento de desolación, desesperanza y desprotección, que se traduce en una creencia inconsciente de no merecimiento de afecto, que llevará luego al adolescente y al posterior adulto, a cultivar su propio sufrimiento a través de decisiones poco orientadas a dar y esperar y recibir amor desprevenidamente.

Todo esto llevará al joven al  autosabotaje, la procrastinación y a que se instauren profecías autocumplidas en el adulto (“soy de malas en el amor”, “la verdad todo me sale mal”, “la suerte está echada”, “esta es la vida que me tocó”, o “para qué amar uno si en realidad nadie lo va a amar a uno de verdad” como me han dicho algunos, y no pocos pacientes jóvenes con depresión y adicciones crónicas )

3. Temor al abandono:

El temor al abandono esta instaurado por la creencia profunda muchas veces inconsciente, pero arraigada en nuestros esquemas de percepción del mundo e incluso en muestro cerebro (modelos internos de trabajo) de que seremos frustrados por las figuras de apego, y ello, lleva a que se instauren patrones de relaciones intensas e inestables caracterizadas por los extremos entre la devaluación (desamor y evitación), y la idealización (dependencia, celotipia y búsqueda excesiva de cuidado).

El temor al abandono puede manifestarse como formación reactiva (mecanismo de defensa intrapsíquico) cuando el individuo busca abandonar antes de ser abandonado, traicionar antes que ser traicionado, o cambiar de pareja antes de que me cambien y me hieran o me rompan el corazón.  También se manifiesta cuando no se espera recibir el afecto y no tan solo cuando se idealiza la figura de apego como se ve en casos en los que se busca desesperadamente ser cuidado protegido amado y reconocido por una pareja que pasa a ser una posesión que no puedo soltar (como el pecho materno) y que debe suplir todas mis necesidades lo cual favorece la celotipia, la violencia intrafamiliar e incluso los feminicidios y crímenes pasionales).

Es decir, el temor al abandono puede manifestarse por tendencias extremas de compulsión a abandonar o de esfuerzos desesperados por evitar abandonos con marcada dependencia emocional (apego ambivalente)

4. Conductas impulsivas que pueden tener resultados peligrosos tales como gasto excesivo, sexo no seguro, abuso de sustancias o conducción temeraria y actividades peligrosas que generen euforia y placer pasajeros:

La impulsividad, es la forma en que el sujeto desfragmentado de la familia afectiva, y de figuras de afecto consistentes presentes y protectoras (no sobreprotectoras) pero sobre todo estables que no existen ´para este, sublima (drena, canaliza) toda su energía psíquica que será desahogada en conductas que le hagan estimular el sistema de recompensa del cerebro con el fin de sentir que vale la pena estar vivo (allí se libera dopamina en el cerebro y se consolida la impulsividad como patrón).

Así muchos jóvenes están vivos, pero son autodestructivos porque en los juegos, las redes, las compras, las drogas o los excesos y las relaciones intensas o en la búsqueda de emociones intensas encuentran la sensación de bienestar que disipan y menguan sus profundos sentimientos des desesperanza y vacío que en los excesos y compulsiones encuentran algún alivio, o más bien alguna distracción, algún mecanismo de autoengaño y consuelo por destructivo que este sea.

5. Períodos de intenso estado de ánimo depresivo, irritabilidad o ansiedad y comportamiento suicida o autolesiones:

Los episodios y cuadros ansioso y depresivos son el común denominador de las generaciones hijas de la sociedad fragmentada por familias rotas en el siglo XXI.

La sociedad líquida que planteó y criticó el sociólogo polaco Zigmund Bauman.  Familias no solo separadas físicamente sino afectivamente, aunque vivan juntas, o incluso matrimonios que paradójicamente permanecen unidos, pero donde no prima la comunicación, la empatía, ni la capacidad de perdonar y pedir perdón porque reinan la soberbia, el egoísmo y el orgullo.

Son muy pocas las parejas capaces de amarse sanamente y dispuestas a reinventarse, es más fácil divorciarse o buscar amantes y cambiar porque no me representa la valentía el coraje y la grandeza que me representa ser autocrítico reconocer errores y luchar por mi matrimonio y mi familia.

Mientras tanto el hijo o hija se llena de desesperanza que se traduce en depresión que lleva al cutting, al autosabotaje, a la desmotivación y la anhedonia (perdida clínica de capacidad para sentir placer) y en los peores casos ideación, planeación e intentos suicidas.

También se puede llenar el hijo(a) de incertidumbre tras estas rupturas afectivas en casa que se traducen en ansiedad, ello desencadena en el mediano y largo plazo ataques de pánico, fobias, ansiedad generalizada y una desesperanza crónica o incluso delirios paranoides (los demás están contra mí)

En síntesis y como conclusión:

La disfunción familiar, pero sobre todo la ruptura y la fragmentación de lo que por mucho tiempo fue “la base fundamental de la sociedad “que es la familia, constituye el principal factor de riesgo para la psicopatología infantil adolescente, adulta y para el riesgo suicida .

Las tasas de suicidios están disparadas, las ventas y prescripciones de antidepresivos también, los servicios de salud mental desbordados, las hospitalizaciones psiquiátricas son las más altas en una década y al mismo tiempo las demandas por violencia, maltrato y los divorcios llena las notarias y los juzgados.

¿Hay una relación entre un fenómeno de salud mental y el otro que es la disolución y el conflicto familiar?

Por supuesto y está en nuestras manos el prevenirlo!

Dejé para el final el confesarle al lector que los 5 elementos mencionados (los 5 signos y síntomas consecuencia de la ruptura familiar y la falta de afecto descritos en esta columna) constituyen si el lector llego hasta el final, los principales criterios diagnósticos del Trastorno Límite de la Personalidad o Bordelinde Personality Disorder, una patología de la personalidad que veo mucho en consulta de jóvenes,  con depresión (mayores de 15 años) e incluso muchos  adultos y que vas más allá de la simple y transitoria  depresión y la ansiedad leves porque en ella confluyen ambos cuadros, diagnosticada poco por psiquiatras que no sean  humanistas y empáticos  porque no hay psicofármacos para ella pero que a mi juicio constituye la nueva  pandemia en salud mental del siglo 21.

Para más información vean ustedes mismos que es el TLP y pienses si en su familia alguien cumple al menos 5 criterios.

Familias a reflexionar y cada miembro a perdonar, pedir perdón y aprender a amar de una forma menos narcisista, mas altruista y más compasiva con los más chicos quienes poco o nada pueden hacer para controlar las decisiones de los necios adultos.

Portal para aprender más sobre el TLP:

 https://www.trastornolimite.com/tlp/tlp-sintomas-causas-diagnostico-y-tratamiento

Germán Estrada Mariño

Psicólogo clínico, psicoanalista psicoterapeuta individual de pareja y de familia .      Universidad nacional de Colombia.

Perito forense

Líder campaña voluntaria y gratuita de prevención del suicidio basada en el sentido de vida.

 

Whats app campaña y citas: 316 4502080

[email protected]

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