La creatividad, o la acción de generar una idea o un comportamiento original y novedoso, es una capacidad común en el ser humano, pero no existen muchos estudios que hayan buscado si dicha capacidad es frecuente en otras especies animales.

Un estudio publicado en International Journal of Comparative Psychology, una revista científica, ha recopilado el resultado de una investigación desarrollada por Lauren Highfill, profesora de psicología y cognición animal, dos exalumnas y una entrenadora del acuárium Clearwater Marine de Florida. Y la respuesta a la pregunta de si es una capacidad presente en otras especies animales sugiere que sí, al menos en el caso de los perros.

El estudio tenía como objetivo medir la creatividad canina a través de una tarea llamada “Do as I Do” (“Haz como yo hago”), una técnica mediante la cual se entrena a los mamíferos marinos en cautividad para que imiten lo que hace el entrenador. Pero, en este caso, lo que se pretendía es observar si los perros realizaban tareas nuevas e innovadoras siguiendo las órdenes, lo que indicaría su capacidad para generar comportamientos originales.

Para obtener el resultado, participaron ocho perros de diferentes razas y edades, que ya tenían experiencia previa en el entrenamiento. Fueron evaluados individualmente en una sala con sus entrenadores y los investigadores y se utilizaron cuatro objetos: una pelota, un cubo, una cuerda y un aro.

Las pruebas constaron de dos fases. En la primera, los adiestradores realizaban una acción con un objeto, como golpear una pelota con una mano, y les pedían a los perros “Haz lo que yo hago”. Estos animales, que como ya hemos dicho, contaban con experiencia previa, superaron sin problemas esta fase y repetían e imitaban las acciones sin fallo. En la segunda fase, los adiestradores realizaban una acción diferente con el mismo objeto, por ejemplo, hacer rodar la pelota con la planta del pie, pero en este caso les pedían a los ocho perros una orden inesperada que no había sido enseñada anteriormente; con esta orden, se esperaba observar si eran capaces de entender la orden y la ejecutaban para recibir su recompensa.

De los ocho perros, cinco crearon comportamientos nuevos en respuesta a la orden de crear. Uno de los perros golpeó la pelota con la pata después de ver al adiestrador hacerla rodar con el pie en respuesta al comando “crea”; otro hizo rodar la pelota con la nariz tras la orden, y en otro de los comportamientos creativos observados, uno de los perros mordió la cuerda como respuesta a su orden de crear pese a que el adiestrador lo que había hecho era tirarla lejos.

Los otros tres perros mostraron confusión y repitieron las acciones anteriores. Los autores del estudio creen que hay varios factores que pueden influir en las respuestas, como son las diferencias individuales en la personalidad, el grado de aprendizaje, la experiencia vital y la motivación. Hay perros con mayor propensión a explorar e innovar y otros que se sienten más confortables en patrones fijos y reglas bien establecidas. Los investigadores también creen que puede influir el tipo de recompensa ofrecida, que en este caso fue la misma para todos, pero a la que no tienen por qué responder igual: hay perros que prefieren una recompensa alimenticia, otros prefieren el juego y otros las caricias.

Sea como fuere, cinco de ocho perros son un buen número para empezar y las conclusiones del estudio sugieren que los perros pueden actuar creativamente y producir comportamientos novedosos sin experiencia ni aprendizaje previo.

Este hallazgo, tal como sugieren los autores, tiene importantes implicaciones para el adiestramiento y el bienestar de los perros, especialmente útil enfocado en los perros de trabajo con tareas complejas como los de las Unidades de Rescate. Los investigadores esperan seguir ampliando este campo de investigación y comparar la creatividad canina con la de otras especies.