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Educación  |  30 marzo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Enseñanza del inglés en I.E. requiere mayor refuerzo para ingresar al mundo laboral

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En un informe que adelantó Pearson y The Dialogue en 6 países de Latinoamérica, incluyendo a Colombia, sobre el impacto del dominio del idioma inglés y su incidencia en la empleabilidad de los jóvenes, se evidenciaron las fallas y falencias en esta materia y lo que implica para su aspiración al mundo laboral.

Importancia

El dominio del inglés adquiere cada vez mayor importancia en el ámbito laboral y puede tener un efecto determinante en las oportunidades laborales y en el crecimiento profesional de los trabajadores de hoy en día. En las encuestas y los estudios realizados con empleadores de toda América Latina, se suele identificar al inglés como una de las habilidades más importantes y demandadas.

Vacíos

Lo que no se ha analizado demasiado es el aprendizaje del inglés en América Latina con el objetivo específico de preparar a los jóvenes para ingresar al mercado laboral. Si bien se aprecian avances en el aprendizaje, en general se notan vacíos en la educación que pueden ser corregidas de cara a la entrada a un puesto de trabajo.

Por tal motivo, Pearson entrega 5 recomendaciones para mejorar el nivel de inglés en Colombia y la región:

1.            Crear planes de estudio y objetivos de aprendizaje especializados y apropiados para el dominio del inglés en la educación técnica y la formación profesional.

Todos los países analizados en este informe incluyen la enseñanza del inglés en sus planes de estudio desde un grado inicial. Esto significa que, en teoría, los estudiantes deberían llegar al nivel de educación técnico-profesional con un cierto conocimiento del idioma. Los documentos curriculares y los programas de estudio deberían enfocarse en fortalecer las habilidades generales (cuando sea necesario) y en brindar una instrucción más personalizada. Por ejemplo, los expertos en turismo y hotelería entrevistados en el estudio destacaron que, si bien es importante que todos los empleados tengan un mínimo conocimiento de inglés, no es necesaria una gran fluidez en todos los roles. Para algunos estudiantes que ingresan a su formación técnico-profesional con un nivel A2 y tengan pensado asumir funciones sin contacto con clientes (por ejemplo, chefs o puestos gerenciales), debido a su fluidez básica, puede resultarles más productivo y eficaz, recibir clases de comunicación oral para mejorar sus conocimientos y ganar más comodidad en interacciones básicas en inglés, en lugar de intentar desarrollar sus habilidades generales para alcanzar un nivel B1 o B2.

2.            Desarrollar oportunidades de capacitación o certificación para que los docentes avalen simultáneamente sus conocimientos de los contenidos y del idioma.

Los resultados del estudio indican que la mayoría de los docentes de inglés no cuenta con formación especializada en un ámbito técnico y, a pesar de que algunos instructores técnicos pueden dictar clases en inglés, no hay manera de certificar formalmente sus habilidades; además, tampoco hay programas de formación docente inicial que puedan preparar a otros docentes de inglés para esos ámbitos técnicos. Desarrollar estos programas no solo aumentará la calidad y la pertinencia de la enseñanza del inglés, sino que creará oportunidades para incrementar la exposición de los estudiantes a ese idioma, dado que surge la posibilidad de que reciban cursos técnicos en inglés.

3.            Evaluar el manejo del inglés de los estudiantes, tanto en relación con su fluidez general como con sus habilidades específicas de contenido.

Debido a la gran demanda de inglés en el mercado laboral y al mayor enfoque en la enseñanza de ese idioma en planes nacionales de estudio, en políticas lingüísticas y en programas de inglés, es interesante destacar que no se ha puesto el énfasis apropiado en la evaluación del dominio del idioma de los estudiantes con respecto a los objetivos de aprendizaje. Como surge a partir de estudios anteriores, la evaluación de inglés en toda la región sigue siendo un punto débil en muchos países, y no se limita a programas de educación técnica y formación profesional. Sin embargo, la importancia de la evaluación en este nivel es única: tener sólidos resultados de manejo del inglés puede otorgar credibilidad a los programas de educación técnico-profesional y aumentar su prestigio. Asimismo, los estudiantes con buen desempeño en estas evaluaciones pueden usar su calificación como si fuera una credencial importante a la hora de buscar trabajo. Lamentablemente, hay muy pocas evaluaciones a gran escala con respecto al dominio del inglés de los estudiantes en la formación técnico-profesional, y hay muchas menos evaluaciones adaptadas en función de áreas de contenido o especialidades en particular. En aquellos países donde existen resultados comparables entre los programas de educación general y técnica, como Costa Rica y Colombia, hay indicios de que los estudiantes técnicos se están desempeñando tan bien como sus pares, e incluso mejor que ellos. Estos resultados prometedores en el ámbito de la enseñanza del inglés general pueden aprovecharse, además, para evaluar y certificar el nivel de inglés para fines específicos que los estudiantes adquieren al capacitarse, ya sea en determinadas especializaciones o en todas las orientaciones técnicas. Existen también varios modelos de planes de estudio de inglés general para profesionales que podrían incorporarse en programas de educación técnico-profesional. Por ejemplo, Pearson, la compañía internacional de libros de texto y educación ha desarrollado la escala de competencia lingüística “Escala Global de Objetivos de Aprendizaje para Inglés Profesional”, que está alineada con el MCER y se enfoca específicamente en el uso del inglés en el lugar de trabajo. Al evaluar la competencia de los estudiantes utilizando una escala de este tipo, las instituciones de educación técnico-profesional podrían identificar la competencia lingüística de acuerdo con el MCER y, a un nivel más granular, su capacidad para operar de manera efectiva en un entorno de trabajo de habla inglesa.

 

4.            Fortalecer la educación dual y los programas de pasantías, para dar a los estudiantes la oportunidad de desarrollar las habilidades de inglés que necesitan y brindar a los docentes un espacio para la retroalimentación.

Los expertos de la industria, así como las instituciones de educación técnica y formación profesional, consideran la educación dual y los programas de pasantías como un posible espacio de colaboración que podría desarrollar las habilidades esenciales de inglés de los estudiantes. Debido a la necesidad de mejorar su fluidez y su comunicación oral, las experiencias prácticas les otorgan la posibilidad de aplicar el idioma en entornos reales y ganar confianza en sus habilidades lingüísticas. No obstante, estos programas solo justifican el tiempo y la inversión si pueden conducir a oportunidades laborales reales para los estudiantes una vez que se hayan graduado. Teniendo en cuenta la realidad actual, con empleadores que pueden estar más dispuestos a elegir un candidato con un sólido manejo del inglés en lugar de otro con experiencia técnica, los programas de pasantías y de formación en el puesto de trabajo también deberían brindar a los empleadores la oportunidad de ofrecer retroalimentación sobre los requisitos que esperan de sus posibles candidatos.

5.            Crear colaboraciones público-privadas en sectores estratégicos para desarrollar iniciativas enfocadas en el inglés para el empleo.

Además de los programas de pasantías y de formación de aprendices, los empleadores también pueden cumplir una función esencial ofreciendo retroalimentación y opiniones sobre la manera de mejorar la enseñanza del inglés en los programas de educación técnica y formación profesional. Esto es especialmente cierto en determinados sectores que exigen un gran dominio del inglés, como el ámbito turístico, aeronáutico, marítimo o de ventas. Al incorporar a los empleadores del sector privado como socios claves en la mejora de programas de inglés, los ministerios pueden validar la pertinencia y la calidad de sus programas y desarrollar mejores trayectorias profesionales para sus graduados. En muchos casos, esto implica profundizar las colaboraciones existentes con el sector privado que solo se enfocan en un único componente del aprendizaje de inglés (como los estándares curriculares o la formación en el puesto de trabajo) o que carecen de apoyo sostenido (por ejemplo, una mesa de negocios que apoya el lanzamiento de un programa nacional de inglés, pero no delinea objetivos o roles más amplios). Un enfoque combinado entre sectores estratégicos y en colaboraciones a largo plazo podría aportar experiencias transformadoras de aprendizaje de inglés a los estudiantes, otorgándoles las habilidades y la confianza que necesitan para alcanzar el éxito en el ámbito laboral.

“A nivel regional la relación causa-efecto entre una política educativa que desarrolle las competencias lingüísticas en las etapas formativas y colaboradores activos en un sector productivo con mejor remuneración es hoy día visible y altamente requerido. Un modelo de desarrollo económico basado en las competencias del capital humano permite la sostenibilidad del mismo y, hoy día el mínimo para competir en un entorno global. La relación entre una mejor remuneración y competencias lingüísticas mejor desarrolladas es clara y visible para estudiantes, futuros profesionales y colaboradores del sector productivo”, puntualiza Enven Wong, Director Pearson Hispanoamérica para Corporate English & Government Relations.

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