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Mascotas  |  29 marzo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Akita, una raza de canes con líneas japonesa y americana

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Hay dos líneas consideradas razas diferentes y que cuentan con estándares independientes, dadas sus diferencias físicas e incluso comportamentales: el original akita japonés, desarrollado en las montañas de Tōhoku, y el akita americano, que procede de un antiguo linaje japonés, pero al que la selección reproductiva ha alejado sensiblemente de la raza original.

El akita como tal, comenzó a desarrollarse en el siglo XVII en la prefectura de Akita, en la región de Tōhoku, al norte de Japón. Inicialmente, estos perros eran mucho más bajos y ligeros, pero se cruzaron con otras razas más poderosas para aumentar su tamaño. Su funcionalidad principal era la caza mayor, especialmente de alces, osos y jabalíes. También tenían uso en las peleas de perros, hasta su prohibición en Japón en 1908. El pelo de los akita, muy espeso, denso y con mucho subpelo, hizo que su piel fuera muy valorada para la confección de ropa militar durante la Segunda Guerra Mundial.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y la Guerra del Pacífico, donde el número de akitas puros se había reducido casi hasta su extinción (algunas fuentes hablan de que solo sobrevivieron 16), muchos de los soldados americanos se llevaron algunos perros japoneses a Estados Unidos al regresar a sus hogares. Pero estos akitas ya no eran puros, sino cruces con mastines y pastores alemanes. Obviamente, estos cruces ya habían causado un cambio en la apariencia de los akitas, que eran más grandes, de huesos pesados, y su carácter más adaptable y con mayor predisposición al adiestramiento. Desde 1945, se desarrollaron programas de cría de estos exóticos perros en el país del norte de América y la raza akita americana fue oficialmente reconocida en 1956.

Esta bifurcación de razas no ha estado exenta de debate durante décadas, especialmente por polémicas con los nombres donde los criadores y conservadores de la raza original japonesa no querían que el akita americano hiciera uso del nombre, al considerar que han “malogrado” el perro original con sus modificaciones. Finalmente, los clubs y organismos cinológicos parecen haber llegado a un consenso pacífico y ahora conviven como dos razas independientes el akita a secas (que se sobreentiende que es el japonés) y el akita americano. El cruce entre ejemplares de ambas variedades está prohibido por todas las asociaciones caninas del mundo.

La línea japonesa de akitas son perros más pequeños y muestran mayor armonía en la proporción, midiendo prácticamente lo mismo de largo, desde el hocico al rabo enroscado en su lomo, que de la cruz al suelo. El akita americano, sin embargo, es de talla mayor, con una cabeza muy robusta y huesos grandes.

También hay una diferencia en cuanto los colores de manto aceptados en el estándar. La máscara negra en la cara es una prueba en el akita japonés, mientras que en el akita americano no solo está aceptada, sino que es un rasgo especialmente deseable.

En cuanto al carácter, ambas líneas necesitan cuidadores con experiencia o información previa en la raza, por lo que son muy desaconsejados para primerizos. El akita japonés es un perro muy protector, de naturaleza distante incluso con su núcleo familiar y son perros territoriales, especialmente con otros perros de su mismo sexo, lo que requiere una socialización adecuada y una educación constante. En la convivencia con niños, se recomienda la supervisión de adultos.

El akita americano es más cariñoso y también tolerante con los niños, además muestra mayor apertura hacia los extraños, pero conserva la agresividad intrasexual y su naturaleza protectora.

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