Las personas que conviven con gatos están acostumbradas a sus curiosos y divertidos comportamientos, pero sobre todo a sus formas de demostrar cariño. Si compartes tu vida con un minino, sabrás que tienen una forma muy particular, entre muchas otras, de comunicarse contigo, y es amasando. Además del característico ronroneo, de sus maullidos o de colocarse cerca y enroscarse entre tus piernas, cuando un gato amasa está queriendo comunicar algo muy importante, y es mostrar su amor.

Si tu gato comienza a amasarte, puedes estar seguro de que te quiere. Cuando los gatos amasan, desprenden feromonas que dejan su olor en ti, te marcan para saber que tú formas parte de su territorio seguro.

Los mininos también amasan cuando son cachorros para favorecer la salida de leche de la madre. Los gatos empiezan a amasar durante el periodo neonatal, nada más nacer, y se trata de una conducta instintiva para estimular la producción de calostro y de leche materna.

Tras el destete y conforme van creciendo, los gatos ejercen este movimiento para marcar territorio o cuando se sienten completamente relajados. Por eso es muy habitual que lo hagan cuando se tumban con nosotros en la cama. Por eso, nos amasan cuando se sienten cómodos, puesto que asocian esta conducta de forma positiva que les resulta reconfortante.

Si tu gato tiene este comportamiento, quiere decir que ha establecido un importante vínculo emocional y eres de su agrado, por lo que es una forma de demostrar afecto. No obstante, los gatos también realizan este movimiento para descansar mejor, justo antes de dormir, por ejemplo, con una manta o con un cojín.

Asimismo, los gatos tienen glándulas secretoras en las almohadillas de sus patas y pueden amasar como manera de marcar el territorio con sus feromonas, al igual que hacen cuando se frotan con los muebles o con tus piernas.