Los niños de la vereda Buenavista, en el municipio de Filandia, hicieron un ejercicio de pintura, promovido por la profesora de la institución educativa. La docente les pidió que pintaran en una hoja de cuaderno lo que más deseaban. Y, como algo casi increíble, todos pintaron lo mismo, niños y niñas, hicieron alusión al deseo de que se les arregle la cancha de fútbol, para volver a jugar fútbol y practicar otros deportes y actividades recreativas. Un deseo que se convirtió, de inmediato, en una necesidad urgente.

Esta cancha lleva más de tres años convertida en un rastrojo, por cuenta de la alcaldía de Filandia y la gobernación del Quindío que no han oído el clamor de los niños de darle mantenimiento al lugar. Según los vecinos, el mantenimiento y puesta en funcionamiento de la cancha, no cuesta más de $1 millón de pesos.

Imágenes con palabras como vida, fútbol, cancha, derecho a jugar, quiero gol, amistad, aparecen pegadas ahora en el alambrado del matorral que antes era el campo de fútbol y de juegos de los niños.

Estas imágenes están recorriendo ya el municipio y también la gobernación del Quindío, pero no hay respuesta. El gobernador regresó de la Feria Internacional de Turismo en España, luego se fue a la Feria Internacional de las TICs en Europa, y ahora una comitiva de su despacho salió para la Feria de Turismo en Alemania. Y los niños de esta y muchas veredas, sin poder desplegar su principal actividad: el juego.