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Mascotas  |  28 febrero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Van turco, el espectacular “gato nadador”

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Esta raza de felinos domésticos recibe su nombre por la región de donde son originarios, el lago Van, en Anatolia Central, y que destaca por ser el mayor lago de Turquía, con más de 400 kilómetros de costa.

Su desarrollo exacto se desconoce, pero se han encontrado restos de la presencia de las legiones romanas en la zona durante su ocupación de la actual Armenia (siglo I al IV de nuestra era) que conservan imágenes de un gato blanco con una cola roja.

Y este hallazgo es extremadamente relevante si hablamos del van turco porque su patrón de color (debido a un leucismo parcial) es una de sus características más destacables, hasta el punto de que el nombre se ha extendido a cualquier gato, con o sin raza, que lo presente.

Hablamos de un patrón que solo presenta color en la cola y en la cabeza, con el resto del cuerpo blanco. Puede aparecer alguna pequeña mancha de color en el cuello o en los omóplatos y la raza moderna también acepta el color blanco puro. La mancha en los omóplatos se conoce localmente como “la marca de Alá”, y se considera que los van turcos que la poseen están bendecidos y traen buena suerte. Los ojos pueden ser azules, ámbar o mostrar heterocromía, uno de cada color. Son gatos excepcionalmente cariñosos y grandes nadadores.

El van turco fue y sigue siendo un tesoro nacional para los turcos, tal como el angora, y las importaciones de estos gatos son muy escasas y raras debido al control y protección que tienen.

Si el van turco ha llegado a ser conocido fuera de sus fronteras se debe a dos mujeres fotógrafas inglesas que, en 1955, en un viaje por Turquía, recibieron como obsequio de unos lugareños dos gatitos no emparentados con este peculiar patrón van. Tras aparearlos a su regreso a Reino Unido, y descubrir que toda la camada heredaba la llamativa coloración, volvieron a Turquía a por más ejemplares, dándose cuenta del potencial como raza nueva que tenían.

A ojos inexpertos, pueden parecerse muchísimo a los angoras, la otra raza felina turca que también cuenta con protecciones especiales, pero los van son visiblemente más robustos, sin capa interna de subpelo y, en general, con unos rasgos más redondeados y pequeños.

En la actualidad, sigue existiendo una población de van turcos en los alrededores del lago, y se consideran una variedad local y no una raza como tal. El gobierno turco inició un programa de protección y conservación y cuentan, aún, con una gran simpatía por parte de los lugareños que los consideran un icono cultural.

Entre las numerosas notas que dejó Laura Lushington del proceso de cría de los van turco, cuenta que al regresar a la región a por más ejemplares, los habitantes de esta remota zona estaban perplejos por el interés que mostraba hacia los gatos y le advirtieron que eran pésimos cazadores, y que preferían corretear detrás de las personas y recibir caricias. Esto no ha cambiado con los años y los van turco son gatos marcadamente dependientes, que no llevan bien la soledad y se recomiendan para hogares activos, pudiendo convivir felizmente con niños pequeños y otros animales. Muestran una gran energía, por lo que requieren una estimulación ambiental alta y proporcionarles ejercicio para su equilibrio físico y psicológico.

Debido a que poseen pelo semilargo, necesitan cepillados regulares, y al contrario que los angoras, no presentan ningún problema hereditario de sordera. Son de maduración muy lenta, llegando a su total desarrollo entre los 3 y 5 años de edad, lo que debe tenerse en consideración a la hora de su esterilización o castración para que sus niveles hormonales no afecten al crecimiento saludable de sus huesos y músculos.

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