El obispo de la Diócesis de Armenia monseñor Carlos Arturo Quintero Gómez pidió perdón por las noticias que se están conociendo relacionadas con la vinculación de presbíteros de su Diócesis en el abuso sexual a menores de edad.

En un comunicado publicado este lunes, y firmado desde la Conferencia Episcopal de Colombia donde participa como uno de sus miembros, monseñor Quintero dijo: “Pido perdón en nombre de la Iglesia, al reconocer que estas noticias laceran el corazón de las víctimas, las familias, el presbiterio y la comunidad”.

Como lo reveló EL QUINDIANO, el obispo le dijo al periodista Juan Pablo Barrientos, en contestación de un derecho de petición, que en el Quindío había 13 casos de acoso sexual, en los dos últimos años.

Promover las denuncias

Monseñor Quintero también expresó que es importante difundir ante la opinión pública que la Iglesia diocesana de Armenia, se ha preocupado por promover entre los fieles laicos las denuncias, si las hubiere, dando traslado de las mismas a la Fiscalía General de la Nación, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de forma simultánea al proceso interno que se adelanta en la Iglesia en la oficina del Buen Trato y en atención a las orientaciones del Papa Francisco.

“Asimismo, desde el año 2014 se vienen realizando encuentros con el presbiterio y desde las comunidades, para socializar todo lo relacionado con protección de menores. La formación de voluntarios para las obras sociales incluye en su proceso formativo, un capítulo sobre protección de menores y la firma de compromiso de los agentes de pastoral para establecer ambientes seguros”.

El obispo precisó en su comunicado: “La Diócesis de Armenia, en cabeza de este servidor y Administrador Diocesano, Instituyó desde el año 2018 la Oficina del Buen Trato. Esta oficina recibe las denuncias, adelanta los procesos de investigación preliminar, acompaña a las víctimas y a los sacerdotes denunciados y realiza campañas de prevención. El delegado para la protección de menores, padre William de Jesús Marín Pérez, fue nombrado, desde el 2017, por monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz”.

Finalmente concluye: “Como Iglesia diocesana, Padre y Pastor, estos abusos a menores nos duelen y estamos seguros, que lo que estamos haciendo, con recta intención, jamás busca ocultar la verdad; al contrario, somos los primeros en defender la verdad que nos hace ‘libres’. Pero una información difundida de forma errónea, pone en peligro y riesgo a quienes las investigaciones no han condenado”.