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Mascotas  |  31 enero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La artrosis en perros, una enfermedad frecuente que suele ser de causa genética y de carácter gradual

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Los perros son propensos a tener algunas enfermedades. Conocerlas e identificar sus síntomas nos puede ayudar a actuar a tiempo y prevenir cualquier malestar o problema de salud en nuestro compañero peludo.

Las tres más comunes son la Leishmaniosis, la Parvovirosis y la Osteoartrosis. Esta última, también conocida como artrosis, afecta a a su capacidad de movimiento y suele ser de causa genética y de carácter gradual, por lo que el perro suele ir adaptándose a la situación, pudiendo hacer que resulte difícil detectar que sufre dolores.

Para comprender cómo afecta a nuestros peludos esta enfermedad, debemos saber que sus articulaciones se componen de cápsula, ligamento, cartílago y líquido sinovial, y que están envueltas por tendones y músculos. El cartílago es un material que en los ejemplares adultos consta de un 70 por ciento de agua, es elástico y ejerce una función amortiguadora. A través del líquido sinovial se provee al cartílago de nutrientes como la glucosa, el oxígeno y los aminoácidos.

Las partes móviles de la articulación están contenidas en una cápsula llena de líquido sinovial con efecto lubricante que contribuye a reducir la fricción dentro de la articulación, añaden. El volumen de líquido sinovial viene determinado por el movimiento y la presión sobre la articulación y aporta nutrientes al cartílago y el ligamento.

El origen de la artrosis en nuestros perros puede ser genética, es decir, sin motivos conocidos, o bien, deberse a una enfermedad articular como la displasia de codo o cadera, la luxación de rótula o la rotura del ligamento cruzado, entre otros.

De hecho, puede provocar el desgaste del cartílago hasta tal punto que deje expuesto el hueso subyacente, produciendo dolor al animal. El cuerpo compensa esto generando más hueso alrededor de la articulación con el fin de reducir la movilidad y, con ello, también el dolor.

La modificación de la musculatura y la sobrecarga de otras articulaciones puede ser consecuencia del desequilibrio de cargas originado por una articulación afectada, esto suele desembocar en dolores también en la musculatura.

Entre los síntomas más comunes de la artrosis canina se encuentran la cojera y la rigidez en distintos grados, siendo más notable en el momento en el que nuestro peludo se levanta desde una posición de reposo. Estos síntomas suelen atenuarse cuando los músculos se calientan. Mientras que, con frecuencia, la cojera se agrava tras un ejercicio, juego o esfuerzo de alta intensidad.

Por este motivo, los perros con artrosis no suelen mostrarse dispuestos o capaces de realizar determinados movimientos o esfuerzos, tales como levantarse, saltar, subir escaleras, efectuar labores de caza u otras tareas.

Otros posibles síntomas de esta enfermedad son los dolores a la palpación, cambios en el comportamiento normal del perro, el lamido constante de las articulaciones afectadas, la fatiga y una mayor inquietud.

Si tenemos la sospecha de que nuestro perro pueda sufrir artrosis, debemos acudir al veterinario lo antes posible para actuar a tiempo, ya que cuanto antes descubramos la enfermedad, más posibilidades de que nuestro perro no pierda más movilidad.

En cuanto a su tratamiento, una parte importante consiste en la reducción de la inflamación. Con una medicación acertada se suele lograr la atenuación de las molestias y una mejora en la calidad de vida del animal.

Además, también podemos ayudar con ejercicios que le ayuden a reducir los síntomas y retrasar el avance de la enfermedad. Suelen sentarles bien los paseos cortos y frecuentes frente a los largos.

Antes de efectuar un ejercicio o actividades más exigentes es importante calentar para reducir el riesgo de lesiones. Es aconsejable que los perros con artrosis se muevan con frecuencia, aunque lo principal es incrementar gradualmente la intensidad del entrenamiento.

De ahí que se recomienden los paseos cortos donde podamos ir aumentando el nivel de ejercicio y la distancia de nuestras caminatas según vayan atenuándose la rigidez y se vaya fortaleciendo la musculatura.

Eso sí, deben evitarse los juegos descontrolados con otros perros, el entrenamiento sobre superficies duras y el ejercicio junto a bicicletas, así como actividades bruscas como el lanzamiento de una pelota.

También puede ayudar la administración de suplementos alimentarios que contengan glucosamina o sulfato de condroitina, ya que son elementos importantes para la regeneración del cartílago.

Otra forma en la que podemos ayudar a nuestros perros es aliviando el dolor de las articulaciones dejando que descansen sobre superficie blanda y haciendo rehabilitación con ellos. Ofrece excelentes resultados, ya que tiene como fin impedir el aumento de la rigidez y la musculatura debido a la inactividad.

La rehabilitación puede solventar también la situación de tensión en la musculatura y restaurar la masa y fuerza musculares, además de lograr un alivio del dolor. En ella se emplean diferentes técnicas, como el masaje o los estiramientos.

Por último, también podemos realizar entrenamientos acuáticos, ya que brindan un ejercicio muscular y cardiovascular muy eficaz con un estrés mínimo sobre las articulaciones, resultando adecuado para los perros con artrosis.

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