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Mascotas  |  27 enero de 2023  |  01:10 AM |  Escrito por: Administrador web

El burmilla, una raza felina con una personalidad dulce

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Los orígenes de esta raza son ciertamente peculiares, debido al despiste de un empleado de la baronesa Miranda von Kirchberg, propietaria de gatos persas chinchillas y de burmeses, que dejó accidentalmente abierta la puerta de la vivienda en Reino Unido donde la baronesa separaba a las hembras en celo para evitar montas indeseadas en 1981.

Sanquist, una persa chinchilla silver y, cabe añadir, con cita en días próximos al “accidente” para su castración, tuvo acceso a Bambino, una hembra burmés lila que se encontraba pasando el celo. De este apareamiento, nacieron cuatro gatitos con un manto muy llamativo, mostrando el característico patrón de las chinchillas, cuya raíz es blanca y solo las puntas del pelo muestran color y el detalle, siempre atractivo, de que los ojos y la boca presentan un intenso delineado en negro. Esto despertó el interés de la baronesa e inició un programa de cría, que obtuvo su reconocimiento definitivo como raza propia en 1990. Su nombre, burmilla, es un juego de palabras procedente de las dos razas de las que se origina: burmés y chinchilla.

Originalmente admitida solo la variedad de pelo corto, en el presente la variedad de pelo semilargo se encuentra en una situación un poco caótica y hay asociaciones felinas que la reconocen como parte del estándar del burmilla, otras que la han rebautizado como Tiffany y otras como asiático de pelo semilargo, para embrollar más el asunto. Sea cual sea el nombre que se le adjudica, en definitiva, sigue siendo la variedad de pelo semilargo del burmilla. En cuanto a los colores y patrones que pueden presentar, tampoco hay consenso internacional y las organizaciones felinas han redactado estándares muy dispares.

El burmilla no solo combina lo mejor del aspecto de las dos razas que la forman, sino que su carácter también hace gala de un equilibrio muy agradecido entre persas chinchillas y burmeses, que son distintas entre sí.

Expertos, criadores y convivientes con burmillas destacan que son gatos juguetones, pero no hiperactivos, muy aptos y tolerantes con niños y también para personas sin experiencia previa con gatos, dado que no son demasiado exigentes y en el hogar muestran un comportamiento tranquilo, sociable y gentil en el trato. Requieren poco cuidado de mantenimiento, con cepillados para ayudar las mudas con algo más de regularidad en el caso de la variedad de pelo semilargo.

No es una raza felina habitual ni se encuentra bajo el foco de la moda por lo que puede resultar complicado localizar criadores legales con camadas disponibles.

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