Los gatos son animales excepcionales. Han sido capaces de adaptarse a la vida doméstica y han aprendido a comunicarse con nosotros. La convivencia con estos pequeños felinos, además, es muy beneficiosa para la salud, así lo viene demostrando la ciencia, a través de diferentes estudios.

Pero, ¿cómo consiguen estas pequeñas “bolas de pelo” influir en nuestra salud? Quizás sean las rutinas que tenemos con ellos, su tacto y el efecto que hace en nosotros, el escuchar sus maullidos o ronroneos; hay muchos factores, empezando por la compañía que nos hacen.

Un mejor funcionamiento del corazón, una reducción del estrés y una mejor autoestima, son algunos de los beneficios sobre el efecto positivo de los gatos en nuestra salud.

Está demostrado científicamente que la convivencia de las personas con animales ayuda a alargar el tiempo de vida y la calidad de la misma. En el caso de los gatos, se trata de animales muy independientes que son capaces de autogestionarse la comida (en su mayoría) y extremadamente limpios.

Este tipo de comportamientos y rutinas convierten a estos pequeños felinos en un compañero perfecto con el que establecer un vínculo saludable y que nos proporcionará, en muchas ocasiones, paz y tranquilidad.

Entre los beneficios más destacables de la convivencia con gatos, la reducción del estrés es uno de los más notorios. Hablar con ellos, pasar el tiempo jugando a su lado y, sobre todo, acariciarlos, son algunos ejemplos de actividades que reducen la producción de la hormona cortisol, causante del estrés.

Además, está demostrado que el ronroneo del gato mejora los problemas de corazón y la hipertensión. Este sonido se produce a una frecuencia determinada que facilita que entremos en un estado de relajación, actuando de vasodilatador, y reduciendo el peligro de sufrir problemas cardiovasculares.

También se ha estudiado que el ronroneo produce un incremento de las ondas cerebrales Tetha, las cuales se producen cuando el cuerpo llega a un estado de relajación profunda.

Otro beneficio del que podemos aprovecharnos al convivir con gatos es que estar en contacto con ellos ayuda a que nuestro sistema inmunológico se fortalezca, especialmente el de los niños. De esta manera, son menos propensos a coger infecciones.

También ayuda a los más pequeños de casa a evitar alergias, ya que estarán expuestos a los alérgenos de los gatos y, por lo tanto, disminuyen las probabilidades de que desarrollen este tipo de patologías en el futuro.

Los gatos no solo tienen una influencia positiva en nuestra salud física, también nos ayudan a nivel psicológico. Por ejemplo, se ha demostrado que la convivencia con gatos es muy beneficiosa cuando hablamos de personas mayores, ayudándoles a reducir, entre otros, la sensación de soledad e inutilidad propia que a veces surge llegada cierta edad.

En niños, se estimula el sentido de la responsabilidad, la memoria y la concentración, a través de las tareas diarias sobre sus cuidados como el cepillado, la alimentación o la limpieza del arenero, entre otros.

Algunos estudios afirman que las personas que conviven con gatos tienen una mayor autoestima, algo que puede venir dado a que, no importa cómo seamos o a qué nos dediquemos, nuestros mininos nos quieren tal y como somos.

Otro beneficio que podemos tener gracias a la convivencia con nuestros gatos es que dormiremos mucho mejor. Al menos así han demostrado algunos estudios en los que se han comparado personas que dormían con sus mininos y otras que lo hacían en solitario.

Cuando un gato acude a nosotros para dormir es porque se siente seguro a tu lado, algo de lo que debemos estar orgulloso ya que significa que nos quiere y que formamos parte de su círculo social. De ahí que sintamos una sensación de tranquilidad y relajación cuando nuestro pequeño está hecho una bolita encima nuestra o al lado y podemos sentir su calor corporal, su suave pelaje y escuchar su ronroneo. Esta combinación logra que tengamos un sueño más profundo.