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Mascotas  |  11 enero de 2023  |  12:49 AM |  Escrito por: Administrador web

El tonkinés, una raza felina producto del cruce de siameses y burmeses

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La raza del tonkinés se desarrolló en una fecha tan reciente como el inicio del siglo XXI, en 2001, cuando dos criadoras de gatos iniciaron un programa de reproducción con sus siameses y burmeses. Pero, en realidad, el tonkinés es mucho más antiguo, aunque carecía de nombre. El primer ejemplar llegó a Estados Unidos en la década de 1930, aunque su acogida fue muy tibia dado que parecía un siamés, pero con un color en las extremidades, el mencionado colourpoint, mucho menos pronunciado, y no tuvo demasiado impacto entre los criadores felinos.

Cuando las dos norteamericanas comenzaron el programa de cría, de forma independiente, querían reunir en una nueva raza de gatos lo mejor de las dos de las que proceden. Al tratarse de una raza de gato generada por el cruce de dos razas que ya existen, y bajo control humano y no espontáneo, volvemos a encontrarnos con la situación de que el tonkinés no está admitido por todas las asociaciones felinas. Esto ha provocado polémica en el mundo felino dado que, en realidad, el tonkinés sí se ha producido de forma natural en el sudeste asiático, de donde son originarios y convivían siameses y burmeses y sus cruces eran, con total seguridad, algo frecuente, por lo que el colourpoint más atenuado que muestra el tonkinés es el punto intermedio entre las otras dos razas.

Los tonkineses son gatos de tamaño mediano y sorprendentemente pesados, muy alejados del aspecto esbelto de la raza oriental más famosa. El color y el patrón de su manto dependerá de si los ejemplares portan el gen siamés o el gen del burmés, y eso marcará la intensidad del contraste y también el color de sus ojos, que pueden ser azul aguamarina, heredado de los siameses, o verde dorado, aportado por los burmeses.

Tal como pretendían las desarrolladoras de la raza, el tonkinés ha resultado ser un gato intermedio entre los siameses y burmeses no solo en el color de su pelaje, también en su comportamiento, que muestra una combinación de ambas razas felinas. Así, son vocales o maulladores, como un siamés, aunque su voz es mucho más suave, y sumamente dependientes del contacto humano como los burmeses. Necesitan una estimulación alta y llevan mal la soledad. Se consideran muy aptos para la convivencia con niños y animales. Son considerados naturalmente sanos y su mantenimiento es muy bajo, gracias a su pelaje corto, y su nivel de desprendimiento de pelo también es bajo.

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