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Mascotas  |  09 enero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

¿Qué es el “ojo de cereza”, o prolapso de la glándula del tercer párpado en perros?

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Muchos perros y gatos, tienen tres párpados: dos son visibles, los párpados superiores e inferiores (cubiertos de pelo), y el tercero se encuentra oculto junto a la zona lagrimal. Este tercer párpado, que se llama membrana nictitante, está formado por una película blanquecina que se expande hacia el ojo y retrocede con cada parpadeo, y oculto bajo los dos párpados externos.

Su función es aumentar la protección del globo ocular, aportar hidratación y eliminar cuerpos extraños. No suele ser fácil de ver, pero tampoco imposible, se les puede percibir recién despiertos y somnolientos, o si tienen alguna pequeña lesión en el ojo.

La membrana nictitante a menudo vuelve a contraerse y no hay más consecuencias, pero en ocasiones, no se retrae y sobresale, inflamándose a medida se reseca. Como resultado, los perros que sufren un prolapso de la glándula del tercer párpado muestran, en la zona del lagrimal, una protuberancia externa de rojo intenso, que le ha valido el nombre coloquial de ojo de cereza.

El prolapso de la glándula del tercer párpado suele ser más habitual en perros menores de 2 años, en uno o ambos ojos y en todos los perros con raza o sin ella, aunque hay razas puras y sus cruces con mayor predisposición genética, como son los cócker spaniel, bulldog ingleses y franceses, bóxer, beagles, chihuahuas, y mastines, entre otras. Esto es a causa de que, en ciertas razas, la unión de la membrana nictitante con el borde del ojo es más fina y débil, favoreciendo la aparición del prolapso.

En una investigación científica, han identificado que los perros braquicéfalos tienen casi siete veces más riesgo de desarrollar ojo de cereza que cualquier otro perro con un cráneo de longitud media natural.

Los autores del estudio, esperan que con sus hallazgos los potenciales compradores de perros de razas chatas estén más informados y tomen la decisión de adquirir un ejemplar con mayor conciencia de los riesgos de salud que provoca esta anatomía extrema seleccionada por razones estéticas.

Su aparición es más habitual en la etapa de cachorros o juveniles, pero por lo general, los ejemplares que han tenido un prolapso de la glándula del tercer párpado también tienen más propensión a que reaparezca de forma esporádica a lo largo de su vida. En cuanto a las vías biológicas que lo provocan, la investigación científica aún no ha encontrado las causas.

No tiene por qué dolerles, pero puede llegar a ser molesto al tapar parcialmente la esclerótida y el iris y que los perros lagrimeen en exceso, o se froten con la pata porque sienten picor. El prolapso puede provocar otras infecciones si no reciben tratamiento, y los perros mostrarán síntomas de dolor cerrando el ojo para aliviar la sensación o se puede apreciar que sale del ojo una pequeña mucosidad amarilla.

No existe una técnica para evitar la aparición del ojo de cereza, salvo, en el caso de los perros braquicéfalos, donde podemos evitar favorecer su cría bajo demanda hasta que los organismos cinológicos impongan medidas más restrictivas y se prohíba la práctica de criar este tipo de animales bajo estándares tan extremos morfológicamente.

Sin embargo, sí podemos prevenir la aparición de infecciones oculares en nuestros perros con algunas reglas como:

· Evitar que saquen la cabeza por la ventanilla del coche si se encuentra circulando. Con esto, evitamos el impacto del polvo en suspensión, piedrecillas o cualquier otro cuerpo extraño que el viento pueda traer.

· Si el perro tiene pelo largo o semilargo, mantener el flequillo recortado para que no se les introduzca el pelo en los ojos y les irrite.

· Introducir en la rutina la limpieza de los ojos caninos, con una gasa estéril empapada en suero fisiológico para retirar, con suavidad, la suciedad acumulada en los párpados, pestañas y en la zona de su alrededor.

Si un perro presenta un prolapso de la glándula del tercer párpado, hay que acudir al veterinario. Habitualmente pueden pautar tratamientos de uso tópico para calmar la sequedad e irritación, pero en la mayoría de los casos la solución pasa por una cirugía.

Si solo se ha practicado en un ojo, es posible que reaparezca el ojo de cereza en el otro ojo y debamos repetir el proceso. En casos donde la aparición es recurrente y la cirugía para devolver la glándula a su lugar no funciona, se puede optar por extirpar la glándula, método definitivo y menos recomendable que tampoco está exento de consecuencias, como la aparición del ojo seco crónico y que requerirá que mantengamos, de por vida, un tratamiento con lágrimas artificiales.

Cuanto más tiempo se deje sin tratamiento el prolapso de la glándula del tercer párpado, mayor será el riesgo de patologías asociadas, por lo que es importante acudir al veterinario ante su primera aparición para iniciar el tratamiento adecuado.

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