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Mascotas  |  23 diciembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La rabia, una enfermedad cuyos síntomas son mortales

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La rabia es una de las enfermedades más conocidas del mundo animal ya que está presente en todo el mundo.

Puede afectar a cualquier mamífero como perros, gatos o hurones y también a humanos.

La mitad de la población mundial vive en zona endémica y más del 80 por ciento de los fallecimientos se producen en zonas rurales con poco o ningún acceso a las campañas de información sanitaria y a los cuidados tras una mordida.

Vacunar, controlar y detectar esta enfermedad lo antes posible es de vital importancia para prevenirla y evitar el contagio, puesto que puede resultar mortal.

En cuanto al contagio, la forma más común de que un perro se infecte es a través de una mordedura de un animal infectado, donde el virus se transmite por la saliva. En raras ocasiones, la saliva o el tejido nervioso de un animal pueden contaminar la herida abierta de un perro o las membranas mucosas de los ojos, la nariz o la boca.

Los síntomas iniciales de la rabia pueden aparecer de forma gradual y ser difíciles de detectar. Entre ellos se encuentra la fiebre, así como disminuciones en la energía y el apetito.

En la mayoría de los casos, en perros se desarrollan dentro de los 21 a los 80 días posteriores a la exposición, pero el periodo de incubación puede ser considerablemente más corto o largo. Después de dos o cuatro días, los síntomas de la rabia tienden a progresar rápidamente para incluir debilidad o parálisis de las piernas, convulsiones, dificultad para respirar, hipersalivación debido a la dificultad para tragar y comportamiento anormal.

El virus, presente en la saliva, entra en el organismo, propagándose a través de los nervios desde el sitio de la infección hasta el cerebro. Los animales infectados experimentan parálisis que inevitablemente involucra el sistema respiratorio y conduce a la muerte.

La rabia clásica también tiene una forma furiosa. Si ésta se desarrolla, los perros pueden volverse agresivos y delirantes. Pueden parecer que alucinan y atacan su entorno y, a medida que la enfermedad progresa, las convulsiones y la falta de coordinación muscular son comunes.

En cuanto al tratamiento de la rabia, la Organización Mundial de la Salud tiene pautas estrictas para controlar la rabia en la población canina, que incluyen:

  • La notificación de casos sospechosos, con eutanasia de perros con signos clínicos y aquellos mordidos por animales sospechosos de rabia.
  • Cuarentena para reducir el contacto entre perros susceptibles.
  • Un programa de inmunización masiva con refuerzos continuos, es decir, la vacunación.
  • El control de perros callejeros.

Debemos tener en cuenta que la rabia es una enfermedad de declaración obligatoria, por lo que, si sospechas que tu perro puede haber sido mordido por un perro callejero, un gato sin hogar o entrado en contacto con un mamífero silvestre portador, debes llevar a tu perro al veterinario.

Para identificar la rabia a tiempo, debemos buscar heridas o señales de mordedura y prestar atención a los posibles síntomas (especialmente pasadas unas pocas semanas tras la mordedura).

Por desgracia, la rabia canina no tiene cura, ni tratamiento, pues la intensidad de los síntomas y su rápida propagación provocan la muerte del animal, aunque sí es posible prevenir el contagio mediante la vacunación.

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