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Mascotas  |  15 diciembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El american staffordshire terrier, un perro protector, siempre alerta y un excelente atleta

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Según el American Kennel Club (AKC) donde se recoge con detalle el origen del american staffordshire terrier o, simplemente amstaff, cuando se prohibieron en Inglaterra las peleas de perros contra osos y toros, las razas de tipo bull utilizadas para este terrible deporte se orientaron hacia la pelea entre sí.

Esta práctica, igualmente terrible y que desgraciadamente aún se lleva a cabo de forma ilegal y clandestina en España, contaba con gran popularidad en el siglo XIX e inicios del XX en Estados Unidos. La llegada de estos perros junto a los ingleses e irlandeses, con características similares entre sí, pero cuyos nombres llevaban a la confusión porque aún no se habían dividido en razas individuales (entraban todas dentro del genérico término 'bulls y terriers'), derivó en que los norteamericanos iniciaran su propia cría y selección genética, creando, así, el perro que es nuestro protagonista hoy y raza reconocida oficialmente desde 1936. Los ingleses, por su parte, también desarrollaban en su país una selección genética propia, dando origen al staffordshire bull terrier, o staffy.

Aunque es difícil distinguir al staffordshire bull terrier, el american pit bull terrier y el american staffordshire terrier, lo cierto es que a lo largo de las décadas la selección reproductora ha distanciado a estas razas con diferencias tanto físicas como de conducta.

Sabemos que el origen de estas razas para pelea resulta polémico y están rodeadas de mitos y verdades, pero la realidad, por irónica e impactante que resulte, es que dentro de la selección de una apariencia fuerte, musculosa y resistente, también se examinaba que fueran confiados y sociables con los seres humanos, o de lo contrario, los propios implicados en la cría y práctica de estas actividades tan violentas, corrían el riesgo de que se volvieran contra ellos. De hecho, y de acuerdo con las reglas que existían en el foso de pelea, cualquier perro que se devolviera hacia un humano, fuera su dueño, el del oponente o el árbitro, era inmediatamente descalificado y por lo general sacrificados como inservibles, en el acto.

El amstaff, tras llegar a Estados Unidos y cuando las peleas de perros se prohibieron, se utilizaron para defender fronteras, pastorear ganado e incluso como compañeros de caza. Su fama de ser perros pendientes de su guía, de mostrar una actitud de alerta permanente y poseer una gran agilidad, es proverbial.

Pese a esta buena predisposición que muestran como compañeros caninos tanto en el ámbito de trabajo como perro de hogar, ya dejada atrás su cruel utilidad originaria, no nos cansaremos de repetir que son razas que requieren conocimiento y guías que puedan satisfacer las exigentes demandas de ejercicio físico, educación y estimulación ambiental que requieren.

Debido a que es otra raza que ha pasado por una demanda masiva y descontrolada por su popularidad, y fuera del circuito de criadores profesionales, han generado graves problemas de salud hereditarios como la ataxia cerebelosa, que es una enfermedad neurológica, y las displasias de cadera y codo. Enfermedades que se han incrementado a lo largo de estos años por cruzar ejemplares afectados sin pruebas de salud. Por ello, siempre recomendaremos acudir a clubs oficiales regulados por asociaciones caninas de ámbito internacional que controlan mediante pruebas de ADN que la salud de sus reproductores es apta para no transmitir enfermedades hereditarias con fatídicos resultados.

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