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Mascotas  |  13 diciembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Los perros y gatos tienen la capacidad de recordar e imaginar experiencias buenas o malas, según un estudio

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¿Te has preguntado vez si tu perro puede abstraerse recordando el delicioso pollo cocido y deshuesado que ayer le diste de comer? ¿O si tu gato puede mirar por la ventana pensando en lo poco que le gusta acudir al veterinario? Un artículo científico, realizado por Johannes B. Mahr y Bob Fisher, de la Universidad de Harvard y de la Universidad Estatal de Texas, respectivamente, apunta a que la respuesta para ambas preguntas es que sí, y que los mamíferos pueden experimentar sentimientos placenteros o desagradables asociados a la representación mental de una experiencia o un objeto. Esta capacidad se conoce en psicología como “valencia hedónica” y se considera un fenómeno psicológico básico y universal en la experiencia humana.

Aparentemente, gracias a la activación de oscilaciones electromagnéticas y de ondas agudas en el hipocampo, los animales mamíferos no humanos pueden reproducir mentalmente experiencias pasadas o anticiparse a otras que podrían suceder o repetirse, que llevarían asociadas a su vez una emoción positiva o negativa. Este proceso es el mismo que experimentamos los humanos.

Ya sabemos que los perros y gatos poseen memoria episódica, esto es, la capacidad de recordar detalles de experiencias previas. Los perros incluso pueden recordar las acciones que han realizado sus tutores y han mostrado disposición para imitarlas a pesar de que no las hubieran hecho antes físicamente. Sin embargo, aún queda mucho por conocer dentro de estos procesos cognitivos entre animales no humanos. Cosas como, por ejemplo, el nivel de detalles dentro de sus recuerdos.

Los seres humanos poseemos una memoria episódica muy rica en detalles, y podemos conservar el recuerdo del tipo de luz ambiental, asociar olores, colores y ruidos, dónde, cuándo y quiénes estaban presentes y hasta evocar retazos de las conversaciones. Pero ignoramos, por el momento, si perros y gatos disponen de una riqueza memorística tan prolija como la nuestra.

La conclusión de este artículo científico es un paso más hacia los espacios en blanco que aún están sin respuesta y tiene importantes y múltiples implicaciones para el bienestar animal y cómo encarar su educación o la superación de traumas, al confirmar que pueden sentir placer, alegría, dolor o miedo al rememorar el estímulo que lo provocó o incluso al imaginar acciones que aún no han pasado. Y, además de permitirnos seguir avanzando en el conocimiento de la neurociencia animal, saber cómo piensan perros y gatos nos ayuda a mejorar la relación mutua y la convivencia.

 

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