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Mascotas  |  24 octubre de 2022  |  12:01 AM |  Escrito por: Administrador web

Duelo canino; así afrontan los perros la pérdida de sus dueños

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Mucho se ha hablado de los perros de la reina Isabel II y de su futuro ahora que su "madre" ya no está, al igual que muchos han comentado su aparición en algunas fotos en el que mencionaban su "cara de tristeza", como si sintieran pena y supieran lo que ha ocurrido.

Los perros son seres sociales, al igual que los humanos y, en ocasiones, no nos paramos a pensar en las repercusiones que esto tiene. Los perros prefieren la compañía de su familia a la estabilidad de un lugar, pero, desafortunadamente, su inmensa capacidad para crear vínculos afectivos los lleva a una fidelidad, en ocasiones, patológica.

Concretamente, el perro eligió al ser humano hace más de 15.000 años, creando una relación de conveniencia que se fue transformando en una relación afectiva y significativa. Estos lazos tan fuertes afectan mucho cuando uno de los miembros desaparece.

Tanto si se trata de un fallecimiento, un abandono o una separación, lo peor que le puede pasar al perro es quedarse solo, sin familia de referencia. Cada perro gestionará de manera distinta este reto de la vida, unos caen en profunda tristeza, incluso dejan de comer; otros se enfadan llegando a mostrarse agresivos; en otros aumentará su inseguridad y desconfianza frente al mundo. En cualquier caso, la conducta se verá modificada.

La emoción que gestiona las pérdidas es la tristeza, por lo tanto, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Sienten los perros tristeza? La respuesta es sí, aunque no lo hacen de la forma reflexiva en la que lo hacemos los humanos, se trata de algo más corporal y bioquímico.

La tristeza trae consigo apatía, que es la falta de vitalidad y entusiasmo, anhedonia (incapacidad de sentir placer), reducción del movimiento, fatiga, pérdida de apetito, pérdida de interés por sus rutinas diarias, gemidos o aullidos, incluso alteración de la conducta de eliminación o estereotipias. Son síntomas compatibles con el duelo de un perro y son los que podemos ver en las protectoras de animales abandonados.

No todos los perros son igual de sensibles, ni todos los vínculos son igual de fuertes, especialmente en aquellos perros que han perdido la confianza de la estabilidad emocional y han tirado la toalla por haber pasado por muchas casas, por ejemplo.

También podemos ver perros con estilos de apego ansioso que pueden desarrollar problemas de conducta como la ansiedad por separación.

Los síntomas del duelo canino más fáciles de identificar son los cambios en su conducta. Las conductas sociales, alimentarias, de descanso, juego y de eliminación se pueden ver modificadas. Por ejemplo, perros que no quieren jugar con su juguete favorito o que dejan parte de la comida cuando no lo habían hecho nunca.

Lo mejor que podemos hacer es acompañar, ofrecer rutinas tranquilas, mostrarnos especialmente cariñosos, pacientes y permitir que puedan volver a generar lazos profundos con otros miembros de la casa.

Al igual que nos pasa a nosotros, una estrecha y bonita relación con otro animal en casa puede ser un gran protector de un duelo patológico. Aunque incorporar a un animal tras el fallecimiento no suele ser la mejor opción, porque no estamos dando tiempo a resolver el reto emocional y ya estamos incorporando otro.

En resumen, el perro, como ser social, frente a un duelo tiene que volver a encontrar estabilidad emocional. 

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