En la década de 1950, una criadora de gatos estadounidense se propuso desarrollar una raza que replicara a un leopardo melánico, comúnmente llamados panteras, en las dimensiones de un gato doméstico. Para ello, cruzó gatos americanos de pelo corto con la raza del burmés. Sus esfuerzos fueron inútiles, y tiró la toalla hasta diez años después, que retomó su programa de cría y, esta vez sí, quedó satisfecha con el resultado. Bautizó a su raza bombay, en honor a la ciudad india, y donde hay una población de leopardos.

Paralelamente a los esfuerzos de Nikki Horner de crear la raza, cuyos intentos habían llegado a oídos de criadores de Reino Unido, estos también iniciaron un programa de cría en busca del mismo objetivo que la estadounidense. Para ello, cruzaron gatos británicos de pelo corto con burmés.

Ambas líneas son muy similares anatómicamente, con la diferencia de que en el estándar inglés se admite que los ojos, pueden ser verdes, y en la línea americana, los bombay únicamente pueden mostrar ojos desde el dorado al cobre.

La principal característica del bombay es su pelaje íntegramente negro satinado, desde la raíz hasta la punta, sin rastro de palidez. Sus almohadillas, trufa o nariz y la boca, también son de un negro intenso.

Curiosamente, las panteras no son de un negro sólido y siguen mostrando el patrón característico de puntos de un leopardo o de un jaguar bajo la luz, como la mayoría de gatos negros domésticos. Los bombay tampoco deben incluir ninguna mancha blanca, por pequeña que esta sea, algo que, es muy infrecuente en los gatos domésticos de color negro, con o sin raza.

Debido a sus orígenes desde razas domésticas, el bombay es un gato extrovertido, muy social y que crea gran apego hacia su núcleo familiar. Los anglosajones utilizan un apodo para referirse a esta raza que podríamos traducir como “gatos velcro”, y hace una idea del carácter amoroso y reclamante que pueden llegar a mostrar. Se considera, debido a esto, una raza muy adecuada para la convivencia con niños y otros animales, pero en contrapartida, se debe valorar que no son gatos adecuados para dejar largas horas sin compañía o estimulación ambiental de entretenimiento.