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Mascotas  |  05 octubre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

"Humanizar” a los perros es un factor de riesgo

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La sociedad en la que vivimos está avanzando en pasos agigantados en materia de protección animal. Cada vez nos preocupamos más por sus derechos y por su bienestar, el mercado se enfoca en crear productos para que estén cada vez más felices y sanos y las leyes cambian a favor de su protección. Sin embargo, el que los perros se conviertan cada vez más en uno más de nuestra familia, no siempre trae consigo resultados positivos, ya que se pueden generar conductas negativas a raíz de su humanización.

Ejemplo de esto es la ansiedad por separación o la agresividad por conflicto social. La humanización es un factor de riesgo para esos problemas de conducta.

La ansiedad por separación tiene como base el hipervínculo con el propietario, lo que puede verse potenciado por la sobrehumanización, ya que el perro sufre cuando se queda solo.

Para solucionar este problema, se debe disminuir ese vínculo variando las pautas de interacción con los propietarios y hacer ejercicios de desensibilización sistemática, enseñando al perro a quedarse solo de forma progresiva. También hay productos como feromonas tranquilizantes, juguetes o incluso mediación, en algunos casos, que pueden formar parte de ese proceso.

Por otro lado, en el caso de un conflicto agresivo, puede venir por la percepción del perro de ser “el rey de la casa” y ocupar 'espacios de personas. Po ejemplo, si dejamos que el perro suba a la cama o al sofá; pero ¿qué pasará cuando le digamos que se baje?

Puede que el perro se baje y lo acepte, pero también es posible, que el perro no quiera abandonar este espacio y se resista o incluso de señales de agresividad por protección de un recurso valorado por el mismo.

No obstante, solucionar este problema es algo mucho más complejo y variado. Se debe reducir el riesgo, enseñar a los propietarios a identificar las señales de aviso y, a partir de ahí, personalizar las pautas de tratamiento según la agresividad del perro, tamaño, si hay personas vulnerables en casa.

El problema es el exceso. El perro debe ser querido y satisfacer sus necesidades de salud, de afecto y actividad. Eso pasa por limitar espacios, priorizar a las personas y poner límites.

La educación de un perro no es tan diferente de la educación de los niños. Debe haber amor, pero también límites y los roles definidos. De la misma forma que los niños no deben asumir el rol de padres dentro de la familia, el perro no debe asumir el rol de la persona.

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