• VIERNES,  19 ABRIL DE 2024

Mascotas  |  02 octubre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Julián Arcila C.

Los perros y los gatos pueden tener alzhéimer, síndrome de disfunción cognitiva que hay que saber reconocer y tratar

0 Comentarios

Imagen noticia

El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Síndrome de Alzheimer, designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con este evento, se pretende informar sobre la detección, prevención y concienciación acerca de una enfermedad que cada vez afecta a más personas. Los estudios epidemiológicos calculan que se diagnostican alrededor de 40.000 casos nuevos cada año entre adultos mayores de 65 años.

No es una forma de demencia que solo afecte a los seres humanos, sino que puede desarrollarse tanto en perros como en gatos. Entre estas especies, el alzhéimer se conoce como Síndrome de Disfunción Cognitiva (SDC). En una investigación llevada a cabo por un equipo disciplinar de la Universidad de Washington y El Proyecto de Envejecimiento de Perros, han hallado que a partir de los 10 años, los perros tienen un 52% más de riesgo con cada año de padecer el síndrome de disfunción cognitiva.

La diferencia entre el alzhéimer que afecta a las personas y el SDC que afecta a perros y gatos es por la acumulación de las proteínas implicadas en el desarrollo de la enfermedad. En el caso de perros y gatos, hay una acumulación de la proteína beta-amiloide, y en cuanto al alzhéimer, también se acumulan las proteínas tau, cosa que no sucede en estas dos especies animales no humanas. Sin embargo, cabe añadir que ambas enfermedades son tan similares biológica y clínicamente, que el síndrome de disfunción cognitiva se utiliza de modelo para estudiar el alzhéimer en personas.

En un ensayo veterinario australiano, los investigadores pudieron revertir el SDC en más de la mitad de los pacientes caninos con un tratamiento de neuroprecursores inyectados en el hipocampo bilateral. Esta técnica podría llegar a ser aplicada en personas, por lo que el hallazgo resulta de sumo interés para la cura de la enfermedad.

El síndrome de disfunción cognitiva es una enfermedad neurodegenerativa, tal como el alzhéimer, que provoca un deterioro cognitivo, con fallos de memoria y cambios de comportamiento por la pérdida progresiva de células cerebrales y la destrucción del sistema nervioso central.

El SDC es más frecuente en perros que en gatos. En los cánidos, suele ocurrir a partir de los 10 años, y en los felinos domésticos al alcanzar los 11 años. Los síntomas son comunes a ambas especies y pueden mostrar pérdida de facultades como desaprender órdenes básicas y rutinas, desorientación en el hogar, deambular con mirada ausente, pérdida de control de los esfínteres, y en el caso de los gatos, miccionar y defecar fuera de su caja de arena. Otro síntoma frecuente son los cambios de comportamiento, mostrarse ansiosos o nerviosos sin razón, y con alteraciones en la alimentación y en el ciclo del sueño y vigilia. Los gatos afectados suelen mostrar también vocalizaciones extremas, es decir, volverse excepcionalmente maulladores.

Lamentablemente, a hoy el síndrome de disfunción cognitiva no tiene cura. Tampoco hay una prueba diagnóstica exclusiva para el SDC, sino que los veterinarios realizarán una concienzuda evaluación de signos clínicos, historial del paciente y descartarán enfermedades sistémicas o tumores cerebrales.

Al igual que sucede con los humanos, hay ciertos factores que pueden retrasar o evitar el deterioro cognitivo de nuestros animales. En el citado estudio de la Universidad de Washington, han observado que los perros sedentarios que no realizan ninguna actividad física apropiada y carecen de estimulación ambiental, tienen 6,47 probabilidades más de sufrir el SDC que aquellos que sí tienen cubiertas las necesidades de ejercicio.

No hay ningún estudio relacionado con gatos, pero no sería extraño que las conclusiones llegaran al mismo resultado, por lo que cabe suponer que también es apropiado para ellos mantener una vida activa en el hogar, una alimentación saludable y de calidad y en general, brindarles juegos, desafíos y una atención veterinaria eficiente que los mantengan en buena forma, física y mentalmente.

Convivir con un perro o un gato diagnosticado de SDC puede ser duro, amargo y muy doloroso, emocionalmente, para el tutor. La atención que debemos concederles aumenta, hay que tener mucha paciencia y sensibilidad hacia las muestras de confusión que pueden presentar y la necesidad de guiarles con suavidad de vuelta a su colchón o cesta, o acercarle a su plato de comida y estar pendientes de que se acuerdan de beber o debemos ser nosotros quienes les dispensemos el agua, dosificación que deberemos respetar según pauta veterinaria.

También es necesario extremar las precauciones ante posibles riesgos físicos para el animal como escaleras u obstáculos en el hogar con los que tengan dificultad para moverse y se queden bloqueados sin saber cómo bordearlos. Pero quizá, el más problemático de todos los síntomas se trate de los cambios que presentan en la interacción social.

Al igual que sucede con las personas, nuestro animal de compañía puede dejar de reconocernos y volverse distante e introvertido, o incluso repentinamente temeroso de todo y tener reacciones agresivas a causa de este miedo y desorientación. Como tutores responsables, debemos asumir que es un proceso degenerativo que puede aparecer con la edad avanzada y que irá a peor, adecuando nuestro día a día al nuevo cambio con flexibilidad, tranquilidad y comprensión hacia el que es un miembro más de la familia, y con el que asumimos un compromiso para cuidar, proteger y atender durante toda su vida.

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net