El pomerania, o spitz alemán enano, desciende del grupo spitz que se formaron en Islandia y Laponia. Más grandes que los pomeranias modernos, su función era para tirar de trineos y proteger a las poblaciones. La palabra spitz significa puntiagudo; la mayoría de las razas spitz, donde tenemos desde el chow chow, el samoyedo y hasta el akita inu, comparten una apariencia con características en común, con orejas puntiagudas pequeñas, aparentemente, la explicación detrás de este rasgo es para reducir el riesgo de congelación de las extremidades, y un pelo largo y pesado que debe protegerles del frío, ya que los spitz provienen de climas árticos.

La raza actual del pomerania lleva el nombre de una área geográfica en el noroeste de Europa que ahora conforma Polonia y parte de Alemania, junto al mar Báltico, y donde se cree que llegaron aquellos spitz de mayor tamaño. El pomerania obtuvo su éxito internacional de la mano de la reina Victoria de Reino Unido e Irlanda durante el siglo XIX, que se hizo criadora y expositora de pomeranias, alcanzando con uno de sus ejemplares el premio a “mejor de la raza” durante la exposición de Crufts de 1891.

Sus pomeranias eran particularmente pequeños y se le atribuye, para hacernos una idea, que en su programa de cría había reducido alrededor de 13 kilos de peso la apariencia original de la raza. Y fueron estos, y no los originales, los que se hicieron universalmente conocidos y consolidaron su popularidad, sentando las bases para que se trabajara con esas pequeñas dimensiones a lo largo del siglo XX.

Como curiosidad, en el catastrófico viaje del Titanic, donde viajaban 20 perros en primera clase y solo sobrevivieron tres, dos de ellos fueron pomeranias, que salvó la superviviente Margaret Bechstein al introducirlos en su bolso cuando fue evacuada.

El pomerania es más que un perro faldero, necesita una actividad física media y una elevada estimulación mental para canalizar su energía.

Se les dan muy bien los deportes caninos como el agility, la obediencia, una actividad de olfato, y son excelentes perros guardianes muy prolíficos en lo vocal (ladradores). Se requiere, sin embargo, una sociabilización temprana y experiencia o información previa de la raza porque pueden ser cautelosos, alertas o abiertamente agresivos hacia perros o personas ajenas a su círculo familiar. En el caso de convivencia con niños, se aconseja supervisión de adultos.

No presenta enfermedades o malformaciones asociadas a su raza, pero se ha visto un incremento de un defecto genético que se está estudiando.

Un grupo de científicos de la Universidad de Adelaida, Australia, inició el año pasado un proyecto para descubrir cuán extendido está un gen defectuoso que provoca que la sangre transporte menos oxígeno por el cuerpo de los pomerania afectados, cuyo síntoma más visual es que la lengua se les vuelve azul y genera complicaciones en el caso del uso de anestesia. Este problema se ha vuelto común en Australia, pero también se ha informado de casos en Japón, por lo que temen que este defecto genético se convierta en un problema internacional que afecte a la raza.