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Mascotas  |  13 septiembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El mito de los cócker spaniel locos; “síndrome de furia”

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Un perro con síndrome de furia actuará agresivamente de forma repentina y sin desencadenante, causa o motivo hacia cualquier persona o cosa que esté cerca. Son ataques de una duración breve, unos pocos minutos, tras el que volverá a mostrarse calmado y sin recordar lo que acaba de suceder, siendo amistoso o cariñoso con la misma persona que había atacado instantes antes. Durante el ataque de furia, los perros afectados muestran una mirada vidriosa y desenfocada y resulta imposible extraerles de la irrupción agresiva.

Estudios han hallado que este síndrome de furia es más común en los cócker spaniel, especialmente dorados, muy por encima del resto de colores que puede presentar esta raza, y que pertenecen a líneas sanguíneas específicas, es decir, que tiene un componente genético y se transmite a la descendencia. Las razones por la que parece que es más presente en un color de manto determinado son dos: la alta demanda de cócker “rubios”, que es el color que goza de más simpatías por parte del público, y porque pese a que pueden cruzarse cócker de diferentes colores para que las camadas sean variadas, por lo general los criadores optan por no mezclar, de manera que el trastorno acabó más asociado a las líneas de cócker spaniel dorados.

El síndrome de furia, desde la perspectiva veterinaria, se trata como un trastorno epiléptico ya que afecta a las mismas partes del cerebro. No obstante, también hay hipótesis de que puede ser una forma canina de esquizofrenia, o a causa de niveles inusualmente bajos de serotonina en el cerebro. Es importante recalcar que hablamos de una condición por razones patológicas, y en absoluto se trata de un animal que muestre mala educación o que haya desarrollado un problema de conducta que pueda resolver un educador canino, sino que pertenece a las competencias de los profesionales veterinarios. Su diagnóstico pasa por pruebas genéticas y electroencefalogramas, aunque estas pruebas no son del todo concluyentes, y se debe retirar de la cría a cualquier ejemplar que padezca este trastorno neurológico, para evitar su propagación.

Por tanto, no es algo que afecte a la raza en su totalidad, ni solo a los cócker spaniel, e incluso dentro de los colores sólidos, son algunos pocos y raros casos, ahora que sabemos gracias a los estudios sobre el síndrome de furia cómo se produce y, sobre todo, cómo prevenirlo acudiendo solo a criadores de cócker spaniel que den garantías veterinarias de que sus ejemplares no son portadores de este trastorno. Igualmente es necesario realizar pruebas bajo supervisión veterinaria si nuestro perro presenta síntomas compatibles para alcanzar un diagnóstico y descartar otros problemas de agresión.

 

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