El 13 de octubre de 2025, durante la liberación de 20 secuestrados israelíes, por el grupo terrorista Hamas, en un intercambio de prisioneros, se vio al joven Evyatar David de 24 años luciendo una sonrisa espléndida, mientras saludaba a la multitud. Su sonrisa y su saludo, no eran igual a la sonrisa de un medallista olímpico o una actriz destacada; era la sonrisa de un hombre que ha renacido y reconoce en ese momento el milagro de la vida.
Evyatar fue secuestrado el 7 de octubre del 2023, durante los ataques ocurridos en Gaza, mientras se celebraba el festival de música NOVA, estaba acompañado de su mejor amigo Guy Gilboa; su familia no volvió a tener noticia de su supervivencia hasta febrero 2025 durante un alto al fuego de las partes. Él y su amigo se observan acompañados por tres rehenes que eran liberados; en esta ocasión estaban atados de pies y manos, con bolsas en sus cabezas y una delgadez extrema.
En agosto del 2025, un nuevo video escalofriante es difundido por el propio grupo Hamás: Se aprecia al joven dentro de un túnel estrecho, donde la luz y el aire parecen pelearse por ganar espacio, su rostro se ve desproporcionadamente grande en razón de su extrema delgadez. Sus brazos compiten en diámetro con el cabo de la pala con la que está cavando un hueco. En el video Evyatar pronuncia: “estoy cavando lo que será mi propia tumba”.
En el rostro y las palabras de David no se puede asegurar que se contuviera un miedo acorde con el horror que estaba viviendo; el sufrimiento no lo tenía secuestrado; más bien transmitía la serenidad pasmosa de quien ya no se resiste, quien ha entregado su vida con confianza al universo: está dejando fluir los acontecimientos, como la roca de un río deja fluir el agua que la rodea.
Tal vez por eso David resistió 700 días de cautiverio. Antes de ser secuestrado Evyatar trabajaba en una cafetería, tocaba guitarra acústica y clásica; su tía Noga Gutman en una entrevista cuando le pidieron que lo describiera afirmo: “Era muy tranquilo, fuerte de alma, creativo, parecía un Zen”.
Las posibilidades de horror humano son impredecibles, en este conflicto ambas partes – Los israelís y los palestinos- las han sufrido sin compasión. Estos rostros del sufrimiento, que podrían ser evitables, se dan cuando el hombre pierde su centro, deja atrás su condición humana como especie y conciencia unificada. La frase Maya “in lak ech”: “tú eres mi otro yo” enfatiza de manera soberbia lo que debe ser una responsabilidad primaria de cada uno de nosotros: “cuidar del otro”.
Lo dijo bellamente el célebre poeta Persa Rumi: “No estás separado de los demás, cuando hieres a otro te hieres a ti mismo. Cuando amas a otro te amas a ti mismo”.