Gongpa Rabsel Rinpoché *
Expertos debaten el declive del Foro Económico Mundial (WEF) – por sus siglas en inglés – en un mundo fragmentado. El que por más de medio siglo ha sido la cumbre por excelencia de la élite política y empresarial global, se encuentra en un punto de inflexión. Analistas y observadores internacionales debaten hoy seriamente si la cita anual en Davos (Suiza), logrará sobrevivir como la plataforma de diálogo multilateral que alguna vez fue, o si su relevancia está sucumbiendo a la creciente fragmentación geopolítica y las nuevas dinámicas de poder global.
El debate sobre el «declive de Davos» se ha intensificado en el último año, coincidiendo con el resurgimiento de políticas de proteccionismo, la escalada de conflictos como la guerra en Ucrania y la crisis en Oriente Próximo, y la priorización de bloques económicos regionales sobre la cooperación global. Históricamente, el WEF ofrecía un espacio único donde jefes de Estado, directores ejecutivos de las mayores corporaciones y líderes de la sociedad civil, se reunían bajo el paraguas de la «mejora del estado del mundo».
Sin embargo, su capacidad para producir resultados tangibles o influir en la resolución de las crisis más acuciantes, se ha puesto en duda. «El modelo de Davos se construyó sobre la premisa de la globalización sin fisuras y el consenso neoliberal”, explica Elara Voss, experta en gobernanza global en Zúrich, señalando además que «hoy, con una administración en EE. UU. promoviendo el “America First” (América primero), China expandiendo su influencia con marcos propios y Europa debatiéndose entre la autonomía estratégica y la dependencia, el espíritu de Davos parece anacrónico”.
Un indicio claro de esta pérdida de influencia, es el creciente enfoque de las potencias mundiales en foros de menor escala o de composición más selecta. Mientras que China corteja a Berlín con gestos de cercanía y desafía a Bruselas, las principales decisiones económicas se toman cada vez más en cumbres bilaterales o en grupos como BRICS y el G7, dejando al WEF al margen de la verdadera toma de decisiones.
Además de los factores geopolíticos, esa organización no gubernamental se enfrenta a un desafío de percepción. A menudo criticado como un «club de ricos» que discute los problemas del mundo desde una posición de privilegio, ha luchado por demostrar su autenticidad y compromiso con temas como la equidad social y el cambio climático.
Mientras el papel de Suiza en los puntos conflictivos de África sigue siendo destacado y el país busca reinventar su agricultura ante el cambio climático, su ‘buque’ insignia global, el WEF, debe demostrar si puede adaptarse a un mundo multipolar y recuperar la capacidad de diálogo que lo hizo esencial, o si será relegado a un evento de negocios de alto nivel sin impacto real en la agenda global. La supervivencia de Davos dependerá, en última instancia, de su habilidad para trascender su imagen de élite y ofrecer soluciones concretas a los desafíos de la nueva era.
* Contador público, exfuncionario bancario.