sábado 8 Nov 2025
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A propósito de la ultraizquierda

15 octubre 2025 10:44 pm
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Aclaración previa: en la columna anterior, relativa a la ultraderecha, se me quedaron por fuera personajes que tienen sobrados méritos para incluirlos dentro de esta postura: Abelardo de la Espriella, Vicky Dávila, Miguel Abraham Polo; advierto que ellos mismo se quejaron por no haberlos incluido.

La ultraizquierda colombiana se originó en los años sesenta influenciada por la revolución cubana y por movimientos marxistas-leninistas internacionales. De este contexto surgieron las FARC, el ELN y otros grupos menores que adoptaron la lucha armada como vía revolucionaria ante lo que consideraban un sistema oligárquico y excluyente.

A nivel ideológico, la ultraizquierda representó un proyecto de transformación total del Estado, rechazando las instituciones liberales y la democracia representativa; con el paso del tiempo, el fracaso militar de las guerrillas y los procesos de paz transformaron la ultraizquierda; algunos sectores se incorporaron a la vida civil (como el partido Comunes, surgido del acuerdo con las FARC), mientras que otros grupos minoritarios persistieron en la clandestinidad.

Paralelamente, ciertos movimientos políticos y sociales mantienen discursos anticapitalistas o antiinstitucionales, aunque sin recurrir a la violencia. En la actualidad, puede hablarse de una ultraizquierda marginal y fragmentada, más presente en el discurso simbólico que en la práctica política formal; su influencia es menor que la de la ultraderecha, aunque conserva capacidad de movilización en sectores estudiantiles y sindicales.

Dos extremos con una misma lógica: a pesar de sus diferencias ideológicas, tanto la ultraderecha como la ultraizquierda comparten patrones estructurales, a saber:

Visión maniquea de la sociedad: dividen el campo político entre “amigos” y “enemigos”, eliminando cualquier posibilidad de diálogo; comparten una lógica común: el rechazo a la negociación con el adversario y la preferencia por soluciones radicales.

Justificación del autoritarismo: una en nombre del orden, la otra en nombre de la justicia social.

Desconfianza en las instituciones: ambas tienden a ver la democracia liberal como débil o corrupta.

Uso del miedo y la moral: la ultraderecha apela al miedo a la inseguridad o a la pérdida de valores; la ultraizquierda, al miedo a la opresión o a la desigualdad.

Entre las características principales de la ultraizquierda podemos mencionar:

  • Rechazo a las estructuras capitalistas y al modelo liberal-democrático.
  • Defensa de una transformación radical del sistema político y económico.
  • Simpatía o justificación histórica hacia la lucha armada o los movimientos insurreccionales.
  • Su visión del Estado es revolucionaria, transformadora del orden existente
  • En relación con la democracia, cuestiona su legitimidad liberal.
  • Su valor dominante es la justicia social y redistribución.

  En Colombia, los extremos políticos no representan mayorías, pero sí influyen en el clima de polarización. La ultraderecha mantiene más visibilidad mediática y electoral, gracias a su conexión con estructuras tradicionales de poder (medios de comunicación, industriales, sector financiero); la ultraizquierda, en cambio, se manifiesta más en ámbitos sociales o simbólicos. Ambas comparten un desafío común: su dificultad para convivir con la pluralidad democrática, que sigue siendo el eje central del sistema político colombiano.

La ultraizquierda contemporánea sobrevive en movimientos sociales críticos del capitalismo y en ciertos sectores del sindicalismo o la academia, pero sin capacidad armada ni estructura social sólida; se mantiene viva como disidencia ideológica y social, centrada en la crítica al extractivismo, la desigualdad y el modelo neoliberal.

Los antiguos combatientes de las FARC, hoy en el partido Comunes, han transitado hacia el juego democrático, aunque algunos discursos mantienen retóricas antiestatales. Gustavo Petro proviene de la izquierda y dice representar una izquierda reformista, no ultraizquierdista (lo pongo en duda) y su proyecto busca transformar el modelo social y ambiental sin ruptura del sistema.

Son de ultraizquierda: Gustavo Petro, Gustavo Bolívar, María José Pizarro, Aída Avella, Iván Cepeda, Rodrigo Londoño, Julián Gallo, Pablo Catatumbo, Luis Albán, etc. Hoy el desafío para Colombia no es solo contener los extremos, sino construir una cultura democrática que canalice el conflicto dentro del debate y no de la violencia; la polarización digital es su expresión más reciente, pero también, una oportunidad para fortalecer la reflexión crítica y la educación política ciudadana.

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