sábado 8 Nov 2025
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El montaje perfecto: la estrategia de NEPSA para hacerse reemplazar

10 octubre 2025 9:14 pm
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En los primeros meses del presente año, las calles y esquinas de los municipios de Circasia y Quimbaya se convirtieron en auténticos basureros. No había poder humano que solucionara el problema. Pero nada fue casualidad: todo hacía parte de un plan cuidadosamente diseñado, un verdadero “shock de las basuras”.

Quizás un año fue suficiente para taladrarle la conciencia a los usuarios, haciéndoles creer que el servicio de aseo era un desastre y que, sin dudarlo, había que cambiar de operador. No porque NEPSA fuera realmente ineficiente, sino porque era necesario crear la idea de que NEPSA del Quindío era “el problema”. Desde algún punto se recomendó ejecutar lentamente la operación “dejar acumular las basuras”, con el propósito de generar una crisis visible en todos los municipios donde la empresa tenía presencia. El objetivo era simple: sembrar entre los habitantes la percepción de que “estamos siendo inundados por nuestras propias basuras”.

El resultado fue espectacular. En poco tiempo, los ciudadanos comenzaron a llamar a las autoridades locales exigiendo soluciones inmediatas. Todo parecía perfectamente sincronizado. Las administraciones municipales, lejos de supervisar la recolección, optaron por la indiferencia. Parte del plan consistía en llevar la crisis a un nivel de desesperación colectiva. Y lo lograron. Se creó una zona de inconformidad y malestar generalizado.

La llamada “crisis de las basuras” en los diferentes municipios del Quindío fue creada por la misma NEPSA. Fue planeada desde adentro. Los directivos sabían exactamente lo que estaba ocurriendo. Necesitaban que todos hablaran mal del servicio, que se formara una opinión negativa lo suficientemente fuerte para justificar un cambio. Todos caímos en la trampa. Incluso quien escribe estas líneas publicó varias columnas criticando a la “nefasta NEPSA”. Muchos medios hicieron lo mismo. Esa ola de desprestigio abonó el terreno para construir un nuevo escenario de negocio.

El propósito era doble: generar una crisis externa, visible, por la acumulación de basura en las calles, y una crisis interna en la empresa que presionara a sus dueños a buscar —o aceptar— un nuevo operador.

Hacia los meses de agosto, septiembre y parte de octubre de 2025, el terreno estaba completamente preparado: ciudadanos indignados, calles sucias, promesas incumplidas. El ambiente era el ideal. Fue entonces cuando apareció el 13 de agosto un vehículo compactador adornado con globos de colores, recorriendo las calles de Quimbaya y Circasia con un mensaje esperanzador: “¡Llegó la solución!”.

El nuevo operador, Área Limpia (Servicios Medioambientales), desplegó personal para visitar casa por casa y recoger opiniones sobre el servicio de NEPSA. Su misión era clara: convencer a la comunidad de que ellos eran la salvación. En septiembre, el mismo equipo distribuyó propaganda a favor de la nueva empresa y persuadió a los ciudadanos para que firmaran un derecho de petición solicitando la desvinculación de NEPSA.
El documento llevaba por encabezado: “Asunto: Solicitud de terminación anticipada del contrato del servicio público de aseo, de conformidad con lo establecido en el Artículo 2.3.2.2.4.2.11 del Decreto 1077 de 2015, ofreciendo acuerdo de pago y otros”.

Junto a ese formato, Área Limpia anexó otro documento para formalizar la vinculación con ellos. Todo estaba calculado. Un plan perfecto, diseñado desde el principio.

Lo más extraño es que NEPSA ha guardado un silencio absoluto. No ha lanzado una sola campaña para evitar la fuga de usuarios. ¿Por qué? Porque desde el inicio permitió que otra empresa la reemplazara. Todo fue un montaje para facilitar la llegada de Área Limpia desde Bogotá al Quindío. Nunca existió una verdadera crisis de basuras: fue una operación cuidadosamente orquestada para realizar una transición pacífica entre empresas.

Y ahora, una advertencia necesaria: no esperen que Área Limpia mantenga tarifas cómodas. Una vez asegurado el terreno y neutralizada la competencia, el siguiente paso será el ajuste progresivo de las tarifas bajo argumentos técnicos, ambientales o inflacionarios. El montaje no solo consistió en cambiar de operador, sino en preparar el camino para que, con el tiempo, los usuarios paguen más por el mismo servicio. En el negocio de la basura, nada se pierde: todo se transforma… incluso las tarifas.

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