No debemos permitir que se tergiversen los derechos mediante discursos populistas. “Hacer empresa” es diferente a “hacer negocio. La empresa es un proyecto que tiene como objetivo producir, crecer, tener responsabilidad social y obviamente generar recursos, pero su misión no es el enriquecimiento a través de la explotación. Es importante promover el apoyo y acompañamiento a quienes deciden crear empresa para que a través de ese proyecto conformen organizaciones equilibradas, con visión, respeto dignidad y pertenencia. La lealtad es fundamental para generar un clima organizacional sano. Se equivoca gravemente el gobierno, empezando por el presidente de la república, al orientar sus discursos en la línea de enemistad entre trabajadores y empresarios. He conocido muchas empresas en las que existe una excelente armonía interpersonal, lógicamente con el debido acatamiento de las normas y las jerarquías que sin duda son indispensables en cualquier organización. También es menester recordarle al presidente que en general, las empresas funcionan de acuerdo con la normatividad vigente y, por ende, en general la configuración organizacional esta regida por el marco legal. Indudablemente los ciudadanos no somos expertos en política, ni conocemos los intríngulis y las profundidades del Derecho y las leyes lo que siempre nos sitúa en una posición desventajosa cuando de discutir estos asuntos se trata. Por eso “el pueblo”, que todo se lo cree, es una actor pasivo e ignorante ante planteamientos que lo afectan directamente y así se reciben los cuentos como un gran logro y novedad ¿un ejemplo fresco? El cuentico de que “al fin” tenemos Ley de Salud Mental: gran mentira y manipulación pues esa ley existe desde el año 2013, consúltelo: es la ley 1616 de 2013, otra cosa es que se haya revisado y modificado en algunos ítems, pero ley de salud mental ya teníamos; que no se cumpla es otra cosa, vamos a ver si esta vez se le inyecta presupuesto y seriedad o si se queda en letra muerta por falta de voluntad política para su reglamentación y aplicación real, pues la salud mental le cuesta mucho dinero al gobierno y ahí es donde “muere”. Triste vivir manoseados por culpa de la ignorancia. Grave que las iniciativas gubernamentales no se cimenten en la empatía y la sana unión de los colombianos y mas bien, como estrategia politiquera, se instrumentalice a la gente para conducirla “como borreguitos” en pos de intenciones electorales, mal intencionadas, sustentadas en la polarización con el único objetivo de entronizarse y perpetuarse en el poder. Y la patria, que “se vaya al carajo”. Personas como Montealegre y Benedetti, al parecer, expertos en la marrulla deberían alertarnos. Colombia tiene que reaccionar o nos van a “esclavizar” en una ideología desastrosa, demostrada ya suficientemente en otros países que hoy están sometidos y empobrecidos. [email protected]