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LOS LIBROS SIGUEN VIVOS (30)

23 junio 2025 9:55 pm
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HA LLEGADO LA HORA DE LA PAZ

¿Los libros siguen vivos? Siguen vivos los libros, esto creemos algunos que los amamos. Con expectativas y mucha desesperanza, siguen vivos aquí en el Quindío. Tan silenciosos, tan intocados muchos de ellos; tan a la espera de lectores y tan agónicos en bibliotecas públicas y privadas de nuestros sosegados pueblos amaneciendo, atardeciendo y anocheciendo entre paisajes de una exuberante cordillera donde el apacible vuelo de aves anuncia que también nosotros seguimos vivos entre la tranquilidad, la belleza y la paz de nuestra región y nuestros pueblos.

George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair, fue un novelista, periodista, ensayista y crítico británico nacido en India, autor de la  icónica novela distópica: 1984. Si de algún libro y algún autor debo hacer referencia en este resbaladizo momento histórico que vive el mundo, ninguno más adecuado que tal novela para encuadrar en su temática la desvergonzada, lapidaria, vanamente triunfalista y mentirosa alocución del presidente Donald Trump, representativa de los lemas orwellianos fundamentales del Partido, en particular con el paradójico trilema: “La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza”, inscrito en la fachada del Ministerio de la verdad, y que en la citada novela resume la lógica contradictoria y manipuladora del régimen totalitario del Gran Hermano.

Las trompeteras palabras de Trump, dándole al mundo la noticia del bombardeo estadounidense a las centrales nucleares iraníes, se registrarán dentro de la historia del género oratorio del absurdo.

Algunos fragmentos de su discurso.

“Hace poco, el ejército estadounidense llevó a cabo ataques masivos de precisión contra las tres instalaciones nucleares clave del régimen iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. Todo el mundo escuchó esos nombres durante años mientras construían esta empresa horriblemente destructiva. Nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán, y poner fin a la amenaza nuclear que supone el primer Estado patrocinador del terrorismo del mundo.

“Esta noche puedo informar al mundo que los ataques han sido un éxito militar espectacular. Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas. Irán, el matón de Oriente Medio, debe ahora hacer las paces. Si no lo hacen, los futuros ataques serán mucho mayores y mucho más fáciles.

“Quiero dar las gracias y felicitar al primer ministro Bibi Netanyahu. Hemos trabajado en equipo como quizá ningún equipo lo había hecho antes, y hemos recorrido un largo camino para borrar esta horrible amenaza para Israel.

“Quiero dar las gracias a los militares israelíes por el maravilloso trabajo que han hecho. Y lo que es más importante, quiero felicitar a los grandes patriotas estadounidenses que pilotaron esas magníficas máquinas esta noche y a todo el ejército de Estados Unidos por una operación como el mundo no ha visto en muchas, muchas décadas. Esperemos que ya no necesitemos sus servicios en esta capacidad.

“Esto no puede continuar. Habrá paz o habrá tragedia para Irán, mucho mayor que la que hemos presenciado en los últimos ocho días. Recuerden, quedan muchos objetivos. El de esta noche era el más difícil de todos, y quizás el más letal. Pero si la paz no llega rápidamente, iremos por esos otros objetivos con precisión, rapidez y habilidad. La mayoría de ellos pueden ser eliminados en cuestión de minutos. No hay ejército en el mundo que pudiera hacer lo que hemos hecho esta noche. Y quiero dar las gracias a todos. Y en particular, a Dios, sólo quiero decir, te amamos, Dios, y amamos a nuestros grandes militares. Protégelos”. “Felicitaciones a nuestros grandes guerreros americanos. No hay otro ejército en el mundo que podría haber hecho esto. ¡Ha llegado la hora de la paz!”.

Sin haber leído nunca a Orwell, Trump siente que La guerra es la paz y a su manera lo confirma frente al mundo: “Ha llegado la hora de la paz”,diceagradecido con cuantos conformaron su destructivo equipo, pero en particular con Dios a quien hace su cómplice y al cual devoto y amoroso, le confiesa en público y momentos después de la terrible agresión: “sólo quiero decir, te amamos, Dios, y amamos a nuestros grandes militares. Protégelos, Dios”. Sacra alianza, con Dios inspeccionando y aprobando cada uno de los erráticos pasos de tal agresión, censurada ya por todo el mundo y que pondrá al borde de la cárcel a este oscuro individuo.  

“Ha llegado la hora de la paz”. Incluiré esta frase de tinte orwelliano pronunciada por Donald sin el menor rubor y como algo natural, en una antología que haga del Cuento atómico absurdo. Lo titularé Carnicería. En español, tal frase contiene siete palabras. Como las de El dinosaurio, célebre microrrelato de Monterroso. Y en inglés, seis, The time for peace has come, como las que contiene el famoso short short story, de Hemingway.

De acuerdo con tal sentencia, ya no solo en la novela de Orwell sino en la política externa de Trump, se justifica entonces la represión interna y se canaliza el descontento hacia un enemigo externo; se evita el desarrollo económico que empodere a la población y se mantiene al pueblo unido y dócil bajo la ilusión de un propósito. En este caso y desde la ficción convertida en realidad, la guerra no busca la victoria sino el estado eterno del conflicto que mantenga el equilibrio del poder interno.

Trump engañó al mundo prometiéndole tomarse un lapso de reflexión sobre el conflicto Israel-Irán, antes de Estados Unidos aplicar cualquier determinación sobre el delicado caso. El sábado 21 de junio, tan irracional presidente norteamericano informó, cínico y demencial, que Estados Unidos había atacado tres instalaciones nucleares en Irán.

Aun seguimos vivos. Mientras una parte de nuestro prójimo vive el horror de la muerte y la guerra en Oriente medio, nosotros aquí seguimos vivos por ahora. Perturbados con los noticieros internacionales atiborrándonos de información y de imágenes; como si de un entretenido reality se tratara, haciéndonos cotidiano el escalamiento de la más grave confrontación que en este siglo afronta la humanidad y que ha comenzado a desequilibrar al planeta en todo sentido. Aquí estamos nosotros, pasivos espectadores frente al computador, el televisor o con el celular en nuestras manos, bebiendo café, tejiendo proyectos mientras observamos los eventos como si viéramos una película de ciencia ficción, una de guerra o con temática distópica.

Mientras en Calarcá celebramos  nuestras tradicionales fiestas del café, Estados Unidos ataca a Irán e Irán responde pocas horas después, intensificando sus letales ataques contra esa Israel que se consideraba por completo a salvo gracias a la otrora impenetrable Cúpula de hierro que, hoy por hoy,  ha sido rota y arruinada en alto porcentaje por Irán.  Los depredadores sionistas Benjamin Netanyahu, Bezalel Smotrich o Itamar Ben-Gvir, entre otros, creyeron que Irán sería otra Gaza a la cual podrían exterminar a su gusto.  

Desde ayer lunes cuando se definió cerrar el estrecho de Ormuz, como otra de las cuatro respuestas iraníes al conflicto, y que será una catástrofe para Europa y el mundo, comenzaremos a sufrir las secuelas de la guerra, donde también seremos víctimas de daños colaterales económicos y de otra índole. Los libros siguen vivos, el de Orwell vive en el inicuo ámbito político de Trump cuando habla de paz en una frase, mientras en las anteriores de la misma perorata expresa que la guerra es la solución.  En bibliotecas de Irán e Israel, los libros mueren por millares, destruidos por la guerra. Y los seres humanos se alistan también para sucumbir en masa. Aquí en el Quindío, en Colombia, por distantes que estemos, también sobrellevaremos las consecuencias.

Este martes no puedo comentar ningún libro quindiano, porque si alguna referencia cabe en este momento que vive el planeta con la colosal tragedia que se cierne sobre la civilización desde Oriente medio, donde la barbarie israelí y la agresividad revisionista-sionista junto con la política personal de Trump, se burlan del mundo al decir que “ha llegado la hora de la paz”, es la del libro de Orwell y su lema: La guerra es la paz. Trump vulneró la Constitución de su país al ordenar bombardear Irán sin pedir permiso al Congreso. Se saltó todos los mecanismos legales ordenando una agresión militar sin causa válida alguna. Destitución y cárcel le esperan. Su juicio no sería tan dilatado como el de un expresidente colombiano también al borde de la cárcel.

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