ESPACIO INTERIOR
Rodolfo Jaramillo Ángel
Poesía
Editorial Época
Calarcá 1955
198 págs.
“Yo quiero un canto fuerte que tenga sin embargo/extraños laberintos y grandes perfecciones;/yo quiero un canto lleno de dulces vibraciones/que envuelva nuestra mente en plácido letargo. / Yo quiero sus estrofas repletas de ternura/pero ternura honda, secreta e infinita;/yo quiero unas estrofas que tengan la exquisita/orquestación solemne del agua mansa y pura”, escribió Rodolfo Jaramillo Ángel en Yo quiero. Entre los 56 melodiosos y bien estructurados sonetos que integran este libro, junto con otros poemas de diversa métrica, es uno de los más representativos del estilo y los temas que caracterizaron al narrador y poeta calarqueño. Editado hace 70 años por Rodolfo en su propia tipografía, fue el quinto libro que publicó, luego de haber editado su novela Hombre y destino; su primer libro de cuentos Culto sacrílego; el segundo, también de cuentos, Aguas turbias; uno de breves ensayos titulado Otros y yo.
Espacio interior, con poemas donde lo erótico es otro elemento importante junto con lo amoroso y lo filosófico, y los temas con referencias bíblicas que siempre atrajeron la imaginación del escritor, está dividido en dos partes: La primera, contiene una serie de 45 sonetos con versos de pentámetro yámbico. Cada verso del poema tiene diez sílabas. La segunda parte se titula Poemas, 15 en total, para cuya factura Rodolfo se sale del soneto y emplea otras musicales métricas, con numerosas estrofas, iguales de bellas y llenas de dulces vibraciones. Dos de estos poemas, a pesar del tiempo en que fueron escritos, hoy por, hoy pueden leerse y registrarse dentro de la poesía quindiana moderna. Uno de ellos se titula Caminos: Doce estrofas divididas en cuartetos, con excepción del último que remata con cinco versos. Comienza así: “Caminos de la tierra, ingrávidos caminos/ que ocultan en su entraña augustas soledades, / caminos que conducen a incógnitas ciudades/ y saben del anhelo de tantos peregrinos”.
El otro, es el mejor poema que en su historia le han escrito a Calarcá. Igual o superior que el de Luis Vidales, este de Rodolfo contiene 14 estrofas en quintillas de arte mayor. Se llama Canto a Calarcá. Luego de 70 años de haber sido escrito, sigue siendo desconocido por los calarqueños y quindianos. Una de las razones para tan largo y profundo olvido, es porque del libro en mención no es fácil encontrar ejemplares. Carlos Alberto Castrillón, incluyó dos sonetos de tal obra en su Antología poética del siglo, gracias al préstamo que le hice para que seleccionara lo que pensaba incluir. Eligió solo dos: Boceto y Esta noche. De los primeros libros de mi tío Rodolfo, según me lo relató él mismo, solo se imprimían tipográficamente 100 ejemplares. Para la bibliografía calarqueña y la poesía quindiana, este libro es de incalculable valor literario e histórico. Rodolfo lo edita dos años después de Baudilio Montoya publicar su libro Niebla (1952). Es innegable la positiva influencia que sobre los de Rodolfo tuvieron los sonetos de Baudilio.
Esta es la primera estrofa del Canto a Calarcá: “En el mármol viril de mis estrofas/que al fuego del amor se tornan rojas/como gotas de sangre congeladas, /yo te canto, ciudad de mis mayores, /hecha carne de magia en tus alcores/y hecha nido de paz en tus llamadas”. Tal Canto, para la época en que fue escrito, englobaba en su descripción del pueblo una serie de metáforas y de imágenes descriptivas que, a lo largo de las 14 estrofas, ofrece un desarrollo coherente de la idiosincrasia de su gente y las características paisajísticas de Calarcá. Rodolfo tenía 43 años de edad cuando publicó este libro. Ya había en él una voz propia, unos temas que lo caracterizarían en sus siguientes libros.
El Quindío y Calarcá están en deuda literaria con la poesía de Rodolfo Jaramillo Ángel, cuyo libro, por la calidad de sus poemas, porque sus temas tenían proyección más allá de las fronteras quindianas, bien puede inspirar un amplio estudio de carácter académico. Gran parte de sus sonetos, presentan directos un tema central desarrollado a lo largo de los versos, utilizando la clásica volta a mitad del poema. Tanto con sus sonetos como con sus poemas en otras métricas y estrofas, Jaramillo Ángel desde su Espacio interior transmite emociones, sentimientos e ideas concisas y efectivas creando sensaciones musicales que enriquecen su estilo gracias al hábil recurso uso de aliteraciones y asonancias que contribuyen a la fluidez y musicalidad de sus poemas: “Hay algo tan augusto en esta noche bella/ que lleno de infinita piedad contemplo el cielo,/buscando, bardo iluso, a mi emoción consuelo/en las temblantes luces de alguna vieja estrella”. Una selecta antología del soneto quindiano que se haga, junto con los nombres de Baudilio Montoya, Noel Estrada, Carmelina Soto y Guillermo Sepúlveda, deberá incluir obligatoriamente uno o más de los bellos sonetos de Rodolfo Jaramillo, hermano del escritor Humberto Jaramillo Ángel. Más de siete libros dejó inéditos, listos para ser publicados, entre ellos la novela Narka, mezcla de ficción e historia, sobre el cacique Calarcá. De su obra en prosa, la biblioteca de autores quindianos publicó el libro Caminando al revés, narrativa, (Armenia 2011), que recoge una interesante muestra de las crónicas históricas del calarqueño.
Entre el espacio interior de estos poemas, su autor expresa en versos tradicionales la esencia de sí mismo, recurriendo a la imaginación creadora cuyas ideas se activan en tal espacio subjetivo y psicológico generando imágenes, metáforas y significados para los cuales el poeta prefiere el molde clásico del soneto. Recuerdo con cariño la pequeña biblioteca de Rodolfo, una de las que contribuyeron en mi formación literaria. En ella, numerosos libros de filosofía y entre estos, varias obras de Schopenhauer a quien el calarqueño le escribe un soneto que dice em su primera estrofa: “Viejo alemán filósofo: Tu agudo pesimismo/ ha vertido tristezas infinitas en mi alma, /pobre cántaro roto sin placer y sin calma/ que se llena de sombras, de amargura y mutismo”. Además del amor, del erotismo, de los personajes bíblicos que fluyen cantarinas por este libro, Rodolfo expresa sentimientos filosóficos y existenciales en la línea del autor de El arte de sobrevivir, El arte de ser feliz, El arte de insultar, El arte de hacerse respetar y El arte de tratar a las mujeres.