Una guerra convencional es el enfrentamiento bélico entre 2 o más naciones. Eso no ocurre en Gaza, porque Palestina no tiene ejército; mientras Israel posee de uno de los más poderosos del mundo, en número y capacidad logística, con potentes fuerzas aérea, naval y terrestre, además de contar con armas nucleares.
El conflicto entre Hamás un grupo político y paramilitar creado en 1987 como movimiento de resistencia a la ocupación judía, con aproximadamente 20.000 integrantes, y el ejército de Israel con 178.000 militares activos y 465.000 militares de reserva, es totalmente asimétrico. De manera figurada es como una pelea entre un elefante y una hormiga.
La causa del conflicto fue la entrega de más de la mitad del territorio de Palestina a Israel para crear su Estado y ser reconocido por la ONU en 1948. El origen del problema no es el atentado terrorista de Hamas de 7 de octubre de 2023, producto del odio y el resentimiento creado por la ocupación, colonización, opresión y humillación con que Israel mantiene sometidos y controlados por tierra, mar y aire a los palestinos, a los que les da trato de animales, porque no los considera humanos. Solo reclaman su territorio y el derecho a tener un país independiente y soberano, reconocido por la ONU.
El ataque de Hamas fue permitido y facilitado por Israel para justificar la represalia, el arrasamiento, aniquilación y ocupación total del territorio palestino. Durante 20 meses mediante acciones terroristas y bombardeos incesantes pretende desalojar o eliminar a toda la población, para apoderarse de la totalidad de Gaza y Cisjordania.
El resultado de este despiadado ataque es la destrucción de la mayoría de la infraestructura (hospitales, universidades, colegios, viviendas, comercio, electricidad, acueductos, telefonía, etc.). Dos millones de gazaties desplazados, más de 200.000 heridos, miles de mutilados. Los muertos superan los 54.000, aunque la prestigiosa revista británica The Lancet, líder en investigación sanitaria, los estima en 186.000, debido al subregistro, porque no se han podido rescatar miles de cadáveres debajo de los escombros. Mas lo que han fallecido por falta de atención médica (de 36 hospitales solo quedan en pie y funcionando parcialmente solo 10, según Médicos sin Frontera). Más los que han muerto por inanición, porque Israel los tiene bloqueados e impide el ingreso de la ayuda humanitaria (alimentos, medicinas, combustibles, agua, etc.). El bloqueo económico fue impuesto por Israel desde el año 2007.
La mayoría de los muertos son población civil, niños, mujeres, adultos, periodistas, personal médico, académico y trabajadores de organizaciones humanitarias. Para ocultar los horrores del terrorismo de Estado israelí, el genocidio, la violación del derecho internacional humanitario, los crímenes de lesa humanidad, la utilización de armas químicas prohibidas como el fosforo blanco, -reconocidos por las organizaciones mundiales Human Rights Watch y Amnistía Internacional y calificados como genocidio- ; impiden la entrada de periodistas y medios de comunicación.
En Gaza y Cisjordania se comete una gran injusticia y una enorme tragedia humanitaria, que exige de la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y los medios de comunicación, una presión para sancionar y aislar a Israel (como lo han hecho sin justificación con Cuba Y Venezuela), para obligarlo a cesar el genocidio contra los palestinos. Y crear y reconocer el Estado unificado, soberano, independiente, libre y autónomo de Palestina.
El planeta tierra se ha deshumanizado, en vez de paz, unión, solidaridad y empatía, hay guerras, división, indolencia, indiferencia e insensibilidad, ante el enorme sufrimiento de millones de seres humanos. Las potencias como Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea, en vez de prestar ayuda humanitaria a la indefensa población palestina, suministran armas y bombas al poderoso Israel, para que continúe el genocidio. Son coautores y cómplices de este delito.
El tirano presidente de los Estados Unidos como solo tiene intereses monetarios, insta a Israel a concluir el genocidio para construir un emporio de desarrollo turístico y económico en las costas del Mar Mediterráneo. Siempre están del lado de los ricos y desprecian a los pobres.
Por el contrario, violando el derecho a libertad de expresión y protesta, encarcelan y sancionan a quienes expresen apoyo a la causa palestina; porque consideran equivocadamente estas acciones como antisemitismo, olvidando que los palestinos también son semitas.
Esta insensatez solo sirve de caldo de cultivo de mayor odio, resentimiento y actos terroristas en contra de Israel y las potencias occidentales, como ocurrió con el derribamiento de las torres gemela en New York. La población israelí debe protestar masivamente para exigir al genocida Netanyahu parar el genocidio o darle un golpe de Estado.
