Álvaro Pedraza Osorio
Continuando con nuestra justificación de los valores considerados patrimonio de la humanidad, en artículos anteriores abordamos valores como la Vida, el Respeto, la Solidaridad y la Justicia. Hoy abordaremos el concepto de Libertad y su relación con la responsabilidad y la autonomía. También es oportuno recordar que esta escala no jerárquica de principios y valores, se justifican históricamente, desde: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; la Revolución Francesa, la democracia moderna y los valores establecidos en el Preámbulo de la Constitución Política de 1991 de Colombia.
Este quinto valor, la libertad, para una gran parte de la humanidad se considera el primero y fundamental, el valor por excelencia en la cultura Occidental; este valor-derecho y obligación de todo ser humano, está limitado por el respeto a las libertades ajenas. Es decir, no hay libertad sin límite y, en la práctica cotidiana, comprobamos que la verdadera libertad es intelectual y espiritual y dependiendo de la actitud mental, hasta un prisionero puede buscar ser un espíritu libre, a pesar de su encierro.
“La palabra libertad proviene del latín «libertas», «libertātis». “Al término «libre» se le ha añadido el sufijo «tad», que significa «cualidad de», y por disgrafía ha conformado la palabra «libertad», que significa «cualidad de libre”. La libertad implica actuar de acuerdo a la conciencia propia. De este modo, la libertad significa autonomía, capacidad de decisión propia”.
En filosofía, la libertad se define como la capacidad de un individuo para actuar según su voluntad y convicciones, sin restricciones externas injustas. Se puede entender como una facultad natural, una condición, un estado o un modo de ser, que permite al ser humano tomar decisiones conscientes y actuar de acuerdo con sus propias elecciones. La libertad ha sido abordada de diversas maneras por diferentes filósofos. Por ejemplo, Platón la veía como el dominio de la razón sobre las pasiones. Otros filósofos, como Jean-Paul Sartre, han enfatizado la responsabilidad inherente a la libertad. Si una persona es libre para tomar decisiones, entonces también es responsable por las consecuencias de esas decisiones.
Existe una definición de libertad, la del expresidente de Uruguay José Alberto Mujica Cordano, también conocido como Pepe Mujica, quien expresa que “la libertad es invertir el tiempo de tu vida en las cosas que te motivan”, definición que, aunque no se ciñe a la etimología de la palabra, es de mi total agrado.
Desde esta perspectiva de una ética ciudadana no es posible separar la autonomía y la responsabilidad de la justicia, entendida como acción o decisión sin presión ni coacción. De ahí que la definición acogida es la de libertad como ejercicio responsable de la autonomía. La libertad también se puede entender como facultad, es la capacidad intrínseca del ser humano para elegir y actuar. Esta capacidad implica la posibilidad de decidir entre diferentes opciones y de actuar según la propia voluntad, entendiendo voluntad como la capacidad de decidir y ordenar la propia conducta.
La libertad es una oportunidad-posibilidad sin límites cuando se asume de manera positiva, con autonomía y responsabilidad; libertad es decisión sin coacción sin posibilidad de prescindir de dos principios: autonomía y responsabilidad. Solo se es libre cuando se es autónomo, es decir, cuando cada uno asume sus decisiones, sin condicionamientos externos y cuando nos comprometemos responsablemente con la alternativa elegida. Para gran parte de la humanidad, la libertad no tiene relación con la responsabilidad, desconociendo que cuando se elige libremente, hay que comprometerse y si es necesario obligarse a asumir la elección tomada con todos sus riesgos, logros y consecuencias. Responsabilidad y autonomía son principios indisolubles de la libertad entendiendo que la misma, no es absoluta; no es desenfreno irresponsable ni libertinaje. En el orden social estamos limitados en nuestra irrenunciable libertad por afectos, intereses, normatividades, costumbres, hábitos y, otros factores, que son propios de la interacción y convivencia humana.
Como es de conocido, la autonomía deriva del griego “autos” propio y “nomos”, regla ley. Es decir, la autonomía tiene que ver fundamentalmente con la autorregulación, el autogobierno, la elección individual y los comportamientos apropiados y dueños de sí mismos. La autonomía es la regulación de uno mismo sin condicionamientos ni coacciones externas que, limiten, controlen y supediten la decisión personal.
Desde la reflexión ética, la autonomía se asume como el control racional de gustos, deseos y preferencias básicas y suntuarias. O sea, de primer y segundo orden. Es decir, es una autorregulación que permite cambiar las prioridades y preferencias personales. Se es autónomo cuando elijo con conocimiento e intención y sin presiones e influencias indeseables, que estén orientadas a limitar y determinar mis actos y decisiones individuales.
En el libro: “Origen y meta de la historia” Karl Jaspers, (1995), afirma que múltiples intelectuales sean ocupado a través de la historia y desde diversos enfoques y disciplinas, de la libertad: Burke, Benjamín Constant, Tocqueville, Max Weber, Hayek, etc. “Hablamos de libertad política, libertad social, libertad personal, libertad económica, libertad religiosa, libertad de conciencia, libertad de pensamiento, libertad de reunión, etc. La libertad implica uso de la razón. La libertad no obra por capricho o ciega obediencia, sino por convicción intelectiva; la libertad exige superar meras opiniones. La libertad se realiza en comunidad. Yo solo puedo ser libre en la medida en que lo sean los otros. La libertad de la libertad de todos los demás. Llevar la humanidad a la libertad equivale a llevarla al mutuo dialogo entre los hombres…La libertad del hombre comienza con la vigencia de leyes registradas del Estado en que vive. Karl Jaspers expresa que: “…todos los pueblos, hombres y regímenes políticos desean la libertad…casi todo lo que es querido por los hombres, lo es en nombre de la libertad”.
Esta libertad se llama libertad política. Se dice que un Estado es libre cuando posee soberanía propia frente a otros. El Estado en que rige la libertad mediante leyes se llama estado de derecho. Estado de derecho es aquel en que las leyes no cobran vigencia ni pueden ser modificadas más que por la vía legal. Esta vía pasa en las democracias por el pueblo, su cooperación y participación, sea directa, sea indirecta mediante representaciones periódicamente renovados en elecciones libres y sinceras”.
Por su parte, y para matizar un poco esta apología de la Libertad, hay que mencionar al subvalorado Federico Nietzsche, quien con la potencia de su pensamiento nos exhorta a “revisar nuestras verdades y nuestros altares sagrados para desafiar la cultura y transfigurar esas certezas y convicciones”, expresa: “A los seres humanos se les imagino “libres” para que pudieran ser juzgados, castigados, para que pudieran ser culpables” (El crepúsculo de los ídolos).
“Según Nietzsche cuando un individuo se transforma en un simple reflejo de la opinión imperante, desmerece el rol de la sociedad en el ejercicio de la libertad. Con esto dice que el individuo que rige sus acciones de acuerdo a lo que dictan personas terceras no merece ser libre ya que el mismo no ejerce la libertad para tomas decisiones”.
Una de las formas de empezar a ser libre es el “cortar las ataduras del pasado personal” solo así se puede emprender el camino hacia la libertad; de ahí la idea del espíritu libre, entendido como “independencia del pensar respecto al entorno y a las relaciones”.
“Si permitimos que estas instituciones nos dejen de lado a nosotros como individuos no quitan libertad, ya que estas favorecen el sentimiento de unidad con el prójimo y esto lo que hace es igualarnos y según Nietzsche todos seriamos demasiados iguales, “muy pequeños, muy redondos, muy tolerables, muy aburridos.” Eso va en contra de la filosofía Nietzscheana ya que para él es primordial la individualidad y para esto nace el superhombre, que no corresponde a un modelo abstracto, sino a la expresión de lo más individual que uno puede dar de sí.
Para Nietzsche ni una sociedad justa podría elevar al hombre hacia la libertad ya que dicha sociedad suele moldear al hombre en un prototipo, lo educa para que no debe expresarse más de lo permitido socialmente.
Autor: Álvaro Pedraza Osorio (Filósofo)
Bibliografía:
- “El crepúsculo de los ídolos” Nietzsche Friedrich
- “Origen y meta de la historia” Karl Jaspers, (1995)
- definiciona.com / Libertad