Guillermo Salazar Jiménez
“Sobre él verteré el hambre y el fuego/ hasta que la desolación lo aturda/ y todos los demonios de la oscuridad exterior/ miren asombrados y reconozcan/ que la especialidad del hombre es la venganza”, lo subrayó Juanita Lectora del libro El nombre del viento del profesor y escritor estadounidense Patrick Rothfuss. Tomó estos versos para señalar las últimas armas utilizadas por Israel para intensificar el sacrificio del pueblo palestino.
No le bastó a Israel mantener los bombardeos diarios contra barrios, escuelas y hospitales, comentó Rusbel Caminante, ahora controla las ayudas humanitarias internacionales de medicinas y comida para matar por falta de insumos médicos y de hambre a los más frágiles de Palestina, es decir la mayoría ancianos, mujeres y niños. Solo una mente enferma por el poder, agregó Rusbel Caminante, tiene la capacidad de convertir el hambre del pueblo palestino como un arma de muerte.
Juanita Lectora comentó que según El Espectador del 28 de abril pasado la Corte Internacional de Justicia –CIJ—escuchará la denuncia de Palestina contra el bloqueo intencional por parte de Israel para impedir la entrada de medicinas y alimentos a Gaza. Cierto Juanita, dijo Rusbel Caminante, leí que el representante de la Autoridad Palestina Ammar Hijazi afirmó como “nueve de cada diez palestinos no tienen acceso al agua potable…y todas las panaderías de Gaza que recibían ayuda de la ONU han debido cerrar”. Es decir, concluyó Juanita Lectora: Israel inició la operación hambre como arma genocida para arrasar con la necesidad de supervivir.
Desolador el significado degradante del respeto por la vida, aseguró Juanita Lectora, mientras millares de personas son muertas por los bombardeos y otros miles morirán por falta de alimento, millones de espectadores silenciosos ante tal crimen comerán frugalmente y dormirán tranquilos sin la pesadilla del hambre. Cruel el empeño de Israel por arrasar a Palestina, adicionó Rusbel Caminante, cerró las entradas de suministros para dejar vacíos los almacenes de la ONU y demás organizaciones humanitarias que atienden la desatada hambruna.
Rusbel Caminante planteó que eliminar al pueblo palestino con el hambre como arma podría fortalecer la resistencia futura, lo aseguró Séneca, “un pueblo hambriento no atiende razones, ni se pacifica con la justicia, ni se doblega ante ninguna súplica”. Aun así, adicionó Juanita Lectora, Israel tampoco reconoció la competencia de la CIJ, por tanto, se negó a asistir a dicha audiencia y más bien aseguró que son perseguidos sistemáticamente por los organismos humanitarios considerándolos como infiltrados de Hamás.
Juanita Lectora creyó que las bombas matan y el hambre también; sin embargo, aseguró que la esperanza de vivir del pueblo palestino no la podrán eliminar fácil, recordó a Gabo en Relato de un náufrago, “No sentía sed ni hambre. No sentía nada, aparte de una indiferencia general por la vida y la muerte. Pensé que me estaba muriendo. Y esa idea me llenó de una extraña y oscura esperanza”. Concluyó, la decisión de la CIJ podría tener un efecto definitivo contra Israel por utilizar el hambre como arma genocida.
