Por Néstor Ocampo
Esta semana, miércoles 7 de mayo de 2025, como sucede casi todos los días, conocimos nueva denuncia ciudadana sobre daños al territorio en el Quindío: la tala de decenas de árboles y gran movimiento de suelos, con maquinaria pesada, en la Vereda La Concha de Circasia.
Y nos preguntamos: ¿Qué harán allí? ¿Otra granja avícola? ¿Otra granja porcícola? ¿Otro cultivo de aguacate Hass? ¿Otro “desierto verde” de pinos y eucaliptos? ¿Otro parque temático, alojamiento turístico, “jardín” de spots fotográficos, o condominio campestre? ¿Otro montaje industrial para quemar hueso? ¿Otra planta de compostaje de “residuos” avícolas o porcícolas? ¿Un nuevo “relleno sanitario”? Siempre es algo así. Gobernantes y autoridades ignoran que hace más de medio siglo se publicó el informe sobre “Los límites del crecimiento” (1972).

En cualquier caso, sea lo que sea, alterará el ciclo del agua, contaminará, afectará el ecosistema y perderemos verde, diversidad biológica, espacios para la vida, y aumentarán la explotación económica del territorio, la densidad poblacional, la congestión y deterioro de las vías. Sin duda afectará nuestro ambiente.
La respuesta de la CRQ fue: Se realiza visita en atención a denuncia 5481-25 por tala de árboles en el predio la Zulia, de la vereda La Concha de Circasia. En el predio se observa aprovechamiento forestal de cercas vivas de eucalipto y pino ciprés. “De igual manera se observa maquinaria amarilla realizando preparación de terreno para cultivo de aguacate” (sic). Luego recomienda hacer trámites y cumplir algunas normas ambientales.
La “autoridad ambiental” aún no se da cuenta de que el Quindío es un territorio que se agota, que presenta síntomas de crisis ambiental, donde ya no hay más espacio ni más recursos para la ambición económica extractivista que nos consume. En su respuesta no menciona afectaciones ambientales. ¿Maquinaria amarilla preparando terreno para cultivo de aguacate? Eso es raro. Hemos visto esa maquinaria abriendo vías a los cultivos, o adecuando terrenos para construir bodegas y tanques, pero no preparando terreno para el cultivo.

Ante las denuncias de la ciudadanía la “autoridad ambiental” solo registra el hecho y lo valida. No hace control previo, ni posterior, a las actividades que degradan nuestro ambiente. Por eso avanza, sin remedio, la crisis ambiental en el territorio.