El escenario económico del país derivado no solo de factores internacionales como tensiones comerciales y la volatilidad financiera global, sino también de incertidumbres domésticas relacionadas con sus políticas fiscales y monetarias se antoja complejo. La reciente suspensión de la Línea de Crédito Flexible (LCF) con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las dudas crecientes en torno a la estabilidad fiscal han agregado más interrogantes a un panorama ya de por sí incierto.
Actualmente, el país se encuentra ante un desafío fiscal importante: el déficit proyectado para 2025 se ubica en torno al 6,4% del PIB, excediendo significativamente el permitido por la regla fiscal vigente. Esta situación plantea serias dudas sobre la capacidad del gobierno para mantener un control adecuado sobre sus finanzas públicas y genera preocupación entre inversionistas locales e internacionales. La falta de claridad y determinación en la política fiscal puede llevar a incrementos en las tasas de interés de deuda soberana, encareciendo el financiamiento del país y poniendo en riesgo su calificación crediticia.
Adicionalmente, la decisión del FMI de suspender la LCF—equivalente a perder una línea de crédito preaprobada en tiempos críticos—no es solamente una formalidad técnica, sino una clara señal de alerta sobre la credibilidad y solvencia del país frente a choques externos. Esta pérdida agudiza aún más las presiones sobre la moneda nacional, incrementa riesgos inflacionarios y limita las opciones del Banco de la República, presionándolo a mantener tasas de interés elevadas con los consiguientes efectos negativos sobre el consumo, la inversión y el crecimiento económico.
La experiencia internacional enseña que los mercados financieros reaccionan negativamente ante la incertidumbre prolongada, afectando la inversión, el crecimiento económico y, en última instancia, la calidad de vida de los ciudadanos. Por esta razón, es fundamental que el gobierno colombiano adopte rápidamente medidas claras, concretas y creíbles que permitan restablecer la confianza en sus políticas económicas.
Entre estas acciones destaca la necesidad urgente de cumplir estrictamente con los compromisos establecidos por la regla fiscal, evitando excusas o maniobras contables. Asimismo, debe fortalecerse significativamente la coordinación entre la política monetaria del Banco de la República y la política fiscal, evitando mensajes contradictorios que alimenten la incertidumbre.
La claridad y responsabilidad en la gestión fiscal y monetaria resultan fundamentales para restablecer la confianza económica del país. La implementación efectiva de medidas concretas y coherentes es indispensable para garantizar una estabilidad duradera, promover un crecimiento económico sostenible e inclusivo, y asegurar un entorno favorable tanto para la inversión como para el bienestar general de la población.
*Economista
Magíster en Territorio, Conflicto y Cultura
@Geopolistan