Carlos Alberto Agudelo Arcila
PARA EL PESIMISTA, la luz en el estanque es sombra líquida
A LA MANERA de Wittgenstein, no me pregunto por qué existo: me deslizo por el conducto del mundo, entre aguas cristalinas y turbulentas del día.
LA VIDA ES un cuchillo peligroso: hasta el lomo corta.
LAS IGLESIAS SON boutiques del alma, donde el culto al yo se disfraza de espiritualidad.
TEMPLAR UN LIBRO genuino en la llama de una vela, retirarlo antes de consumirse la última frase, y respirar el rescoldo del tiempo perdido de cada quien.
CIELO: ABISMO sin fondo hacia arriba.
LA PALABRA: patria nómada, ardua de conquistar.
SOMBRAS PERFECTAS DE cosas deformes.
LA VERDAD ES un núcleo puro sin contornos.
DE LA RAZÓN y el silencio pende la verdad, en tanto el necio la proclama a gritos con su bulla estúpida.
PIERDE SU FORTUNA y descubre que era de cobre.
ENFRENTAR EL MISTERIO de uno mismo es ya una metafísica heroica.
SOLO ENTRE MUCHOS: la multitud afila la soledad.
SIN LOCURA, los sueños aletean en falso.
PENSAR CON MEDIOCRIDAD es mirar el mundo desde un espejo empañado.
CADA OLA DA a luz un instante distinto.
LA PERFECCIÓN ES la página en blanco.
SER FELIZ SIN razón alguna es felicidad en su máxima potencia.
EL ECO DEL último respiro existencial, flota en espera del tiempo por venir.
SIN LA MUERTE, la vida se disolvería en el vacío: una eternidad atrapada en la repetición sin fin.