Germán Estrada Mariño
Vivimos en una época donde las relaciones humanas parecen tan efímeras como las notificaciones en nuestras pantallas. El sociólogo Zygmunt Bauman, con su concepto de amor líquido, describió cómo la modernidad ha convertido los vínculos en conexiones frágiles, intercambiables y desechables.
En este contexto, Erich Fromm, en El arte de amar, nos recuerda que el amor no es un sentimiento pasivo, sino una práctica activa que requiere coraje y compromiso. Pero ¿qué ocurre cuando la rutina, el aburrimiento o los conflictos aparecen en nuestras relaciones? ¿Estamos preparados para sostener el amor cuando deja de ser una chispa y se convierte en una llama que exige atención constante?
Esto no significa que el amor haya muerto, sino que ha evolucionado. Las mariposas se asientan, las conversaciones se vuelven familiares y la novedad da paso a una conexión más profunda y estable. El verdadero amor no es perseguir fuegos artificiales eternamente, sino aprender a atender una llama que nos calienta a través de todas las estaciones de la vida
Redefinir lo que significa amar
Este artículo no es una crítica al desgaste natural de las relaciones, sino una invitación a redefinir lo que significa amar en un mundo que nos incita a buscar siempre lo nuevo. A través de las ideas de Bauman, Fromm y la terapeuta de parejas Sue Johnson —pionera en la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE)—, exploraremos por qué las relaciones maduras no son un fracaso, sino un triunfo, y cómo la psicoterapia puede ser un faro en medio de la niebla.

1. La trampa de la “luna de miel eterna”: Bauman y el mito de la pasión sin fin
Bauman advirtió que en la sociedad líquida, las relaciones se miden por su capacidad de generar placer inmediato. Cuando la rutina aparece, muchos interpretan el aburrimiento como una señal de error: “Si ya no siento mariposas, es que esto no es amor”. Pero esta narrativa ignora que, como señala Fromm, el amor no es un accidente emocional, sino una decisión que se renueva cada día.
La fase inicial de una relación —con su química cerebral de dopamina y adrenalina— está diseñada para ser fugaz. La neurociencia lo confirma: la pasión romántica disminuye entre los 12 y 24 meses. Lo que sigue no es una caída, sino una oportunidad para construir un amor distinto: uno basado en la intimidad, la complicidad y la resiliencia. Como dice Johnson, “el amor maduro no se trata de encontrar a la persona perfecta, sino de aprender a amar a alguien real”.
2. Fromm y la elección radical de amar: “No es un sentimiento, es una práctica”
Fromm desmontó la idea del amor como algo que “nos ocurre”. En su lugar, lo definió como un acto de voluntad: “Amar es comprometerse sin garantías”. Esto implica aceptar que habrá días grises, discusiones y momentos en que la conexión se sienta lejana. Pero es precisamente ahí donde el amor se redefine.
Johnson desde la terapia de pareja agrega que las crisis en las relaciones no son patológicas, sino oportunidades de reparación. En su modelo de TFE, explica que los conflictos surgen cuando fallan los “hilos emocionales” que nos unen a la pareja. Por ejemplo, una discusión por quién lava los platos puede esconder un miedo más profundo: “¿Estás ahí para mí?”. Reconectar no requiere grandes gestos, sino microacciones: una mirada, un “te escucho” o un abrazo en silencio.
3. Contra la cultura de lo desechable: ¿Y si el “aburrimiento” es el principio de algo mejor?
La obsesión por la conveniencia —tan propia del capitalismo emocional que critica Bauman— nos hace creer que siempre hay algo mejor a la vuelta de la esquina. Pero como advierte Fromm, “el amor solo florece donde hay arraigo”. La rutina no es el enemigo: es el lienzo donde se pinta la vida en común. Cocinar sin hablar, ver una serie en paralelo, o lavar la ropa juntos pueden ser actos revolucionarios en un mundo que idolatra lo espectacular.
La fragilidad de los vínculos no está en su inevitable transformación, sino en nuestra resistencia a aceptarla. El amor que perdura no es el que evita las tormentas, sino el que aprende a bailar bajo la lluvia.
Elegir construir, aunque el mundo incite a descartar
La próxima vez que sientas que tu relación ha perdido “chispa”, pregúntate: ¿Estoy comparando esto con un ideal irreal? ¿Estoy dispuesto a invertir en lo que ya tengo? La terapia de pareja no es una rendición, sino un acto de valentía. Como escribió Bauman, “en un mundo líquido, hacer promesas eternas es un acto de rebelión”.
Amar en el siglo XXI es nadar contra la corriente. Pero es en esa resistencia donde encontramos lo más valioso: la certeza de que, incluso en la fragilidad, hay algo que merece la pena sostener.

Las redes sociales, las apps de citas y el sexo casual: ¿Aliados o enemigos de los vínculos estables?
En la era digital, las redes sociales y las aplicaciones de citas han redefinido no solo cómo nos relacionamos, sino también nuestras expectativas sobre el amor. Bauman ya alertaba sobre cómo la tecnología acelera la cultura de lo desechable: con un catálogo infinito de perfiles a un clic de distancia, es fácil caer en la ilusión de que siempre hay alguien “mejor” esperando. Las apps prometen conexiones instantáneas, pero también alimentan la ansiedad de perder oportunidades, convirtiendo las relaciones en un juego de acumulación donde el compromiso se pospone en favor de la novedad. El sexo casual, normalizado en esta dinámica, puede ofrecer gratificación inmediata, pero a menudo deja un vacío emocional. Como explica Esther Perel, terapeuta de parejas, “la hiperconexión digital ha creado una paradoja: tenemos más opciones que nunca, pero menos capacidad para profundizar”.
Las redes sociales agravan este fenómeno al presentar relaciones idealizadas —fotos perfectas, gestos románticos exagerados— que contrastan con la cotidianidad de los vínculos reales. La comparación constante mina la satisfacción, haciendo que lo ordinario parezca insuficiente. Además, la inmediatez de estas plataformas debilita la tolerancia a la frustración: si un conflicto surge, la tentación de huir —o de buscar validación externa— crece. Sin embargo, no todo es negativo. Como señala Sue Johnson, la tecnología también puede ser una herramienta para reforzar conexiones si se usa con conciencia: un mensaje afectuoso, una videollamada en un día difícil. La clave está en discernir cuándo estas herramientas unen y cuándo fragmentan.
El desafío actual no es demonizar las apps o el sexo casual, sino reconocer cómo moldean nuestra visión del amor. ¿Estamos usando la tecnología para complementar los vínculos o para escapar de ellos? La respuesta determinará si construimos puentes o muros en el frágil paisaje del amor moderno.
4. Tres razones para elegir terapia de pareja (y cómo transforma el amor)
Si el amor es un verbo, la terapia es el espacio donde se ejercita. Estos son tres motivos para considerarla:
a) Rompe la ilusión de la “mente lectora”
Muchas parejas caen en la fantasía de que el otro debería adivinar sus necesidades. La terapia enseña a comunicar sin suposiciones. Como dice Johnson, “el amor no es telepatía, es traducción”.
b) Convierte los conflictos en puentes
Las discusiones no son enemigas del amor; el verdadero peligro es la desconexión. Un terapeuta ayuda a identificar los patrones tóxicos (ej.: críticas constantes, evitación) y a reemplazarlos por diálogos que construyan seguridad.
c) Reencuentra la historia compartida
En la rutina, olvidamos por qué elegimos a nuestra pareja. La terapia invita a recordar los orígenes del vínculo y a reescribir juntos un futuro alineado con valores comunes.
Construir un amor que perdure
Elige amar. Elige quedarte. Elige construir el tipo de amor que no sea influenciado por la conveniencia, sino basado en un compromiso real e inquebrantable.
Porque el amor verdadero no se encuentra: se construye, se cultiva, se defiende. Y aunque la chispa inicial se desvanezca, lo que queda —si se trabaja y se cuida— es infinitamente más valioso: una llama firme, serena y cálida que ilumina todo nuestro camino.
GERMAN ESTRADA MARIÑO
SOÑADOR DE UN MUNDO MÁS HUMANO
PSICOLOGO CLINICO
PSICOTERAPEUTA INDIVUDUAL DE PAREJA Y FAMILIAR BILINGÜE ONLINE
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
PERITO FORENSE
LIDER CAMPAÑA PREVENCION DE SUICIDIIO JUVENIL
316 4502080
