sábado 24 May 2025
-

El boxeo como arte

3 mayo 2025 10:01 pm
Compartir:

Gustavo Páez Escobar

En Golpes en la noche, mi columna de días pasados, me referí a la novela del español Andrés Bosch titulada La noche (1959), y expuse mi aversión hacia el boxeo debido a la violencia que contiene. Es un deporte cruel, sanguinario, a veces mortal, movido por la ira y la destrucción contra el contrincante bajo el ímpetu de la fuerza bravía. En la novela citada, su protagonista, que vive ilusionado por alcanzar la gloria boxística, termina sus días con el cerebro herido y la privación total de la vista a raíz de los golpes brutales que le propina el rival. Dicho aspecto atroz me hace abominar de este deporte por su carácter inhumano.  

Otros, sin embargo, consideran que en el boxeo no solo se ejercitan los músculos como expresión de energía y equilibrio, sino que se realza la condición física como atributo de la condición humana. Para ellos, el hombre es imperfecto si carece de vigor y arrojo para enfrentar las dificultades. El vencedor en el ring –afirman– conquista la superioridad con golpes contundentes que significan audacia, talento y valentía, lo cual equivale a luchar en la vida con denuedo y coraje, para triunfar con fulgor y entereza.  

Germán Pardo García, poseedor de profundaformación griega, define al atleta como una imagen de la belleza. Y se detiene en el Discóbolo, la famosa escultura griega creada hacia el año 450 a. C., querepresenta el acto del lanzamiento de un disco por un fornido joven que exhibe vitalidad, decisión y serenidad. En efecto, el atletismo nace en época muy lejana, y a lo largo del tiempo ha hecho carrera en los pueblos como elemento estético que irradia fortalezafísica y seduce, claro, a mucha gente. Se volvió un espectáculo de masas que exalta la masculinidad y es visto como un estímulo para los más fuertes. 

Esta concepción la proclaman grandes humanistas como Pardo García, Norman Mailer, Hemingway, Jack London, la escritora Joyce Carol, Juan Carlos Onetti y muchos otros. Cuando hace años visité a Pardo García en México, me mostró con orgullo la foto de Jack Dempsey que tenía deificada, cual otro Hércules, en una pared de su vivienda de Coyoacán. El recuerdo de este ídolo era avasallador para él. Igual admiración sentía por otra gran figura de ese mundo para mí fantasmal, y luminoso para otros: Georges Carpentier. 

El mismo poeta había sido atleta hacia el año 1920, cuando se preparaba para pelear en un campeonato ligero, pero la coz que el más bello de sus potros le dio en el oído izquierdo le hizo perder el equilibrio cerebral y quedó baldado para siempre. 

Lo cual no le impidió seguir siendo pregonero incansable del arte marcial. En 1968 divulgó en las olimpiadas de México el poema Akróterasque es un canto al atletismo milenario. Uno de sus últimos poemas es Derrota de un campeón, que me envió poco tiempo antes de morir (1991) y que recojo en mi libro Biografía de una angustia (1994)Allí dice: “Alejéme del ring sin esperanza. / Hundióse en mí lo que jamás se alcanza, / me hirió una fuerza de raíz ignota. / Y apartéme del ring viejo, muy viejo, / mirando ante la crisis de un espejo / mi sien partida y mi quijada rota”. 

Te puede interesar

Lo más leído

El Quindiano le recomienda