Guillermo Salazar Jiménez
Con motivo de la muerte de Mario Vargas Llosa el pasado 13 de abril, Rusbel Caminante buscó experiencias diferentes a las exclusivamente literarias tales como su conexión con el fútbol para apreciar su potencial humano. Igual que otros premios nobel no practicó el fútbol, deporte de pobres, adicionó, sin embargo, fue hincha del Universitario de Deportes del Perú y del Real Madrid, equipos que lo aclamaron como escritor.
Juanita Lectora aplaudió el talento literario de Vargas Llosa, pero no compartió sus posiciones políticas, tampoco sus apreciaciones acerca del fútbol. En 2011, entrevistado por El Espectador, comentó Juanita que afirmó entre otras cosas, “El jugador, que es aplaudido o vilipendiado por esa multitud gigantesca…¡Debe ser estremecedor! No conozco un espectáculo que nos conecte más con los grandes espectáculos de masas más primitivos: los circos romanos…” Rusbel Caminante comentó, los jugadores dentro de la cancha piensan que se juegan la vida, pero la muerte de sus adversarios no es imperativa como con los gladiadores o con los cristianos en el circo romano. Además, reconoció que la guerra en el fútbol es simbólica por cuanto invita a correr, sudar y derrotar con sutileza, al contrario.
Juanita prosiguió, la conexión jugadores y público es muy diferente a la vivida en el circo romano. Es una unión de sentimientos solidarios por el triunfo nunca con la sangre derramada por los asesinados en la arena. Así es Juanita, agregó Rusbel Caminante, como también es diferente la responsabilidad de cada uno, el gladiador consigo para sobrevivir gracias a su fuerza bruta; el jugador con él, familia, equipo y compañeros de cancha. La solidaridad es arma de respeto entre jugadores, en el circo romano no.
“El fútbol es la religión laica de nuestro tiempo”, lo afirmó Vargas Llosa, pero difieren en sus leyes, estrategias y manifestaciones que pueden convertirlo en antagónico de creencias y ritos religiosos, conceptuó Rusbel Caminante, en el fútbol lo cambiante y la improvisación individual es definitiva y base del triunfo, la religión se fundamenta en lo perenne y tradicional para conducir conciencias y comportamientos.
Se estrenó Maradona en el mundial 1982, lo recordó Juanita Lectora, en el debut Argentina perdió 1-0 contra Bélgica y Vargas Llosa escribió, “Tuvo un desempeño tan opaco, que muchos se preguntaban de dónde, desde cuándo y por qué el mito Maradona”; más tarde cuando ganaron 4-1 contra Hungría con 2 goles de Diego, comentó: Maradona es el Pelé de los años ochenta. ¿Un gran jugador? Más que eso: una de esas deidades vivientes que los hombres crean para adorarse en ellas».
Más que deidades, como Dioses para adorarlos, los jugadores son convertidos en figuras, como ídolos para aplaudir e imitar por los hinchas de carne y hueso. Rusbel Caminante añadió que la relación entre hinchada y jugadores es una unión humana de objetivos comunes y no entre un ser poderoso que domina a sus seguidores, como en la relación Dios y súbditos. Recordó a Antonio Gramsci, “El fútbol es el reto de la lealtad humana ejercida al aire libre”.
