Jorge Mario Bergoglio fue una figura compleja y multifacética; como hombre se le conoció por su humildad y simplicidad (optó por vivir de manera sencilla y humilde, lo cual reflejó su compromiso con los valores evangélicos); he tenido la oportunidad de vivir el gobierno de muchos papas y ninguno ha hecho algo que se parezca a esto; sobresalió por su compasión y empatía, es decir, su capacidad para conectar con personas de diferentes orígenes y circunstancias, mostrando compasión y empatía hacia aquellos que sufren.
Mostró determinación y perseverancia en su trabajo para reformar la Iglesia Católica y abordar los desafíos que enfrentó; promovió el diálogo y la cooperación con personas de diferentes creencias y culturas, lo que reflejó su compromiso con la comprensión y el respeto mutuo; como ser humano que era, dejó entrever vulnerabilidad y humanidad en momentos de dificultad, lo cual ayudó a humanizar su imagen y a conectar con las personas de manera más profunda.
Algunos de sus logros incluyen:
– Reformas en la Curia Romana: cambios significativos en la estructura y funcionamiento, aunque todavía hay mucho trabajo por hacer.
– Enfoque en los pobres y la justicia social: esto ha tenido un impacto positivo en la percepción de la Iglesia en estos temas.
– Diálogo interreligioso: diálogo y cooperación con otras religiones.
– Cambio en la imagen de la Iglesia: enfoque en la misericordia y la compasión.
Desafíos pendientes: aún hay desafíos pendientes en áreas como la reforma del Colegio Cardenalicio, la participación de las mujeres en la Iglesia, la resolución de los escándalos de abuso sexual, revisión del método de los sínodos, fortalecimiento del poder de las Conferencias Episcopales; trabajo por la unidad de los cristianos y la reconciliación entre las diferentes nominaciones; continuar trabajando para que la Iglesia sea una defensora de los pobres y los marginados; mayor inclusión de personas LGBTQ+, reconsideración del celibato clerical y una estructura de gobernanza más descentralizada. Los anteriores desafíos son, realmente, oportunidades que la iglesia católica enfrenta en la actualidad y su resolución podría tener un impacto significativo en la institución y en la sociedad en general.
Debemos recordar que, en el Vaticano, como en cualquier otro Estado, hay corrientes que reflejan tensiones más amplias dentro del catolicismo global, especialmente, entre la tradición y la modernización (Reformistas vs. Tradicionalistas, o sea, Progresistas vs. Conservadores); esta es la división más visible y significativa dentro de la Iglesia. Es lógico pensar que Francisco no la tenía muy fácil y esto hay que considerarlo al momento de hacer un balance de su gestión.
Sabrá entender el lector que mi análisis apunta más a la parte humana de un Papa que nació, vivió y murió con sueños e ideales. Él mismo reconoció ante sus viejos amigos los intimidantes desafíos que le aguardaban: “desarreglos financieros en el Banco Vaticano, ambiciones burocráticas acosando a la curia romana, continuos descubrimientos de sacerdotes pedófilos que funcionarios vaticanos ponen a resguardo de la justicia”.
Fácil criticarlo sin mirar el contexto en el cual gobernaba, pero, difícil entender lo que es” volver a la Iglesia a su verdadera doctrina, esa doctrina que ha sido olvidada, aquella que vuelve a colocar al hombre en el centro”. (Ramiro de la Serna, sacerdote franciscano”.