Germán Estrada Mariño
La miniserie británica Adolescence (Netflix, 2025) es uno de los retratos psicológicos más conmovedores y oscuros de la adolescencia reciente. Dividida en cuatro episodios, narra la historia de Liam Cooper, un adolescente solitario que, tras una acumulación de rechazos, hostilidad y vacío emocional, termina cometiendo el homicidio de su compañera de clase, Emily. Lo que a primera vista parece un acto impulsivo y monstruoso, la serie lo deconstruye con maestría, mostrando las raíces emocionales, vinculares y sociales que rodean a Liam y a su padre, Tom Cooper. Desde el enfoque psicoanalítico —clásico y contemporáneo— es posible leer la serie como una exploración profunda de la destructividad humana, el dolor psíquico y la necesidad no resuelta de amor.
1. Melanie Klein: Relaciones objetales y la escisión del Yo
Escena clave (Episodio 2):
– Jamie destruye un robot de juguete que su madre, Sarah, le regaló, tras una discusión donde Tom le grita: «¿Por qué no puedes ser como los demás chicos?».
La madre Sarah no es un «objeto bueno internalizado», sino un objeto ausente: en el Episodio 1, Jamie la dibuja con el rostro borrado, reflejando su percepción de que ella no lo protege.
Ni Liam ni su padre actúan con crueldad deliberada. Lo que vemos en ellos son respuestas impulsivas, reactivas, sin premeditación ni cinismo. En el segundo episodio, tras ser humillado en clase por un grupo de compañeros, Liam llega a casa, intenta hablar con su padre, pero ante su indiferencia, destruye el marco de una foto familiar. Tom lo empuja y grita: «¿Por qué siempre haces esto?», a lo que Liam responde: «Porque nadie me ve». Esa escena resume el núcleo del conflicto: no hay intención de herir, sino un grito desesperado por conexión.
Según Otto Kernberg, ambos muestran rasgos propios de estructuras de personalidad límite: afectos intensos, pobre integración del self, y dificultades en regular la agresión. Sus estallidos son formas primitivas de gestionar una angustia para la cual no tienen lenguaje simbólico.
Karen Horney plantea que, frente a la angustia básica —la vivencia de no ser querido—, las personas desarrollan estrategias neuróticas: moverse hacia los otros, contra ellos o alejarse. Liam pasa por las tres: intenta ser amable con Emily (acercamiento), luego la acusa de burlarse (movimiento contra), y finalmente se encierra en sí mismo. La hostilidad reprimida que carga es producto de una historia de invalidación y soledad emocional.
– Análisis kleiniano:
- Jamie opera desde la posición esquizo-paranoide: divide sus objetos internos en «buenos» (Sarah, quien intenta protegerlo) y «malos» (Tom, percibido como frío y crítico).
- Al romper el juguete (símbolo del amor materno), Jamie ataca inconscientemente el «objeto bueno» por no protegerlo de Tom, reflejando una fantasía de destrucción no integrada.
2. Karen Horney: Neurosis de Moverse Contra los Demás
Escena clave (Episodio 1):
– Jamie golpea a un compañero que lo llama «raro» en el colegio. Horney vincularía esto a una neurosis de agresión: Jamie compensa su ansiedad básica (rechazo paterno y bullying) con actos de dominio.
– Sarah, en contraste, muestra neurosis de sumisión: en el Episodio 3, le dice a Tom: «No seas tan duro con él», pero evita confrontarlo directamente, perpetuando un ciclo de pasividad.
3. Otto Kernberg: Organización Borderline y la Inconsistencia Parental
Escena clave (Episodio 3):
– Tom promete ir al partido de fútbol de Jamie, pero llega borracho y se duerme en el sofá. Al día siguiente, le compra una consola de videojuegos cara.
– Análisis de Kernberg:
- Tom tiene una organización limítrofe: idealiza su rol de padre («Haré lo correcto») para luego devaluarlo («Eres una decepción»), generando en Jamie un self fragmentado.
- La frase de Jamie en terapia (Episodio 4): «A veces siento que soy invisible», refleja un vacío identitario, resultado de internalizar un vínculo parental caótico.
4. Carl Jung: La Sombra Colectiva y el Chivo Expiatorio
Escena clave (Episodio 4):
– Antes del crimen, Jamie es excluido en una excursión escolar; los compañeros lo señalan y susurran «Asesino», aunque aún no ha ocurrido nada.
– Análisis junguiano:
- El grupo proyecta en Jamie su sombra colectiva (crueldad reprimida y miedo al fracaso), convirtiéndolo en chivo expiatorio.
- En el momento del crimen, Jamie mira su reflejo en un charco (Episodio 4) y ve un rostro distorsionado, símbolo del arquetipo de la sombra que ha internalizado.
5. Erich Fromm: Autoritarismo y Mecanismos de Escape
Escena clave (Episodio 2):
– Tom impone reglas absurdas: «Los hombres no lloran, Jamie. Y punto».
– Análisis frommiano:
- Tom usa el autoritarismo para evadir su miedo a la vulnerabilidad, sometiéndose a mandatos sociales tóxicos («ser fuerte»).
- Jamie desarrolla destructividad como escape: en el Episodio 3, quema sus cuadernos escolares, acto que Fromm vincularía a la impotencia alienada.
El Crimen: impulsividad y desesperación silenciada
Escena del asesinato (Episodio 4):
– Jamie confronta a Olivia, quien le dice: «Tu padre tiene razón: eres un monstruo». Él la empuja, y ella cae mortalmente. La cámara muestra sus manos temblando, sin planificación previa.
– Integración teórica:
- Klein: Proyección de su rabia contra el «objeto malo» (Tom y Olivia) sin integración depresiva.
- Fromm: Acto necrófilo para destruir un sistema que lo aliena.
Escena del Crimen (Episodio 4): Antes de matar a Olivia, Jamie grita: «¡Nadie me escucha nunca!».
– Fromm interpretaría esto como impotencia alienada: Jamie, criado en un hogar donde el amor se confunde con control (Eddie) y pasividad (Sarah), no desarrolla herramientas para canalizar su rabia. El crimen es un acto necrófilo (Fromm), donde destruir a Olivia simboliza destruir el sistema que lo silencia.
Sugerencias de Prevención desde el Psicoanálisis
- Terapia familiar con enfoque kleiniano:
- Trabajar la posición depresiva de Tom: ayudarlo a aceptar que su amor y su ira hacia Jamie pueden coexistir.
- Ejemplo: En el Episodio 4, Tom rompe a llorar al ver las fotos de Jamie de niño; un terapeuta podría usar esto para explorar su ambivalencia.
- Programas escolares basados en Horney y Jung:
- Talleres donde los alumnos exploren su «sombra» (por qué necesitan humillar a otros) y practiquen la neurosis sana (autenticidad vs. adaptación).
- Fromm: Educar en la libertad responsable:
- Enseñar a Jamie a canalizar su rabia mediante arte (en el Episodio 3, dibuja paisajes oscuros que podrían reinterpretarse en terapia).
- Kernberg: Estabilizar el self parental:
- Terapia para Sarah, cuya pasividad refuerza la inestabilidad de Jamie.
Paul Wachtel: ciclos relacionales repetitivos y la profecía autocumplida
El psicólogo norteamericano y autor Paul Wachtel ofrece una lectura integradora desde la psicodinámica relacional: muchas veces, las personas se comportan de forma que recrean sin saber los mismos rechazos que temen. Liam, temiendo el rechazo, actúa con torpeza o agresividad cuando alguien se le acerca, lo que efectivamente provoca ese rechazo.
Este ciclo se ve con claridad en el segundo episodio, cuando Emily intenta invitarlo a una exposición artística. Liam, inseguro, responde con sarcasmo y evasión. Luego sufre al verla con otros, creyendo que fue una burla. Wachtel diría que esto refleja una «profecía autocumplida relacional»: la ansiedad de perder lleva a comportarse de modo que genera precisamente la pérdida.
Erich Fromm: la destructividad como consecuencia de la desconexión
Desde una visión más existencial, Erich Fromm argumenta que la destructividad humana no es innata, sino que surge cuando el individuo se siente aislado, impotente y desarraigado. Liam es un ejemplo perfecto. En lugar de encontrar vínculos que le den sentido, se sumerge en una vida sin pertenencia: ni en casa (con un padre emocionalmente bloqueado), ni en la escuela (donde sufre exclusión y burlas).
Fromm diría que el acto homicida es una forma de restablecer una ilusión de poder: si no puedo amar, al menos puedo destruir. El momento en que Liam asesina a Emily no es frío ni calculado: es un acto de desesperación existencial.
Liam no odia a Emily como persona, sino lo que ella representa: la aceptación que él nunca tuvo. Esta ambivalencia explosiva, que Horney describe como “conflicto neurótico”, es clave para entender el impulso violento final.
En el tercer episodio, se lo muestra viendo las redes sociales de Emily, observando cómo sonríe con otros compañeros. Desde la lente kleiniana, esa escena refleja una intensificación del conflicto interno: el “objeto amado” ahora es el “enemigo”.
Bullying, exclusión y violencia: de la ficción a la realidad
Adolescence no es solo ficción. Refleja patrones que han antecedido a tiroteos escolares reales en Estados Unidos y otras partes del mundo. En Columbine (1999), Parkland (2018) o Uvalde (2022), los atacantes eran adolescentes previamente excluidos, burlados, ignorados. La psicología forense ha demostrado que muchos de estos actos no surgen de una mente malvada, sino de sujetos fragmentados, heridos, y sin red emocional.
No se trata de justificar, sino de comprender para prevenir.
Reflexión final: el rol de la sociedad en la tragedia
La serie culpa sutilmente a un sistema que glorifica la dureza y estigmatiza la fragilidad. Cuando el forense testifica (Episodio 4): «Jamie no nació así; lo hicieron así», se eco de casos reales como el de Luke Woodham (masacre de Mississippi, 1997 y nuevos asesinos en tiroteos americanos en escuelas), quienes sufrieron bullying y abuso paternal.
– Fromm: La sociedad debe rechazar la conformidad automática que normaliza el bullying.
– Jung: Integrar la sombra colectiva implica reconocer que todos somos cómplices en la exclusión.
La cura no está en castigar a los Jamies, sino en transformar a los Toms. Como dice Sarah en el Episodio final: «El amor no es control, Tom. Es escuchar». Solo así se evitará que la próxima generación repita este ciclo de dolor.
Reflexión final: familias intactas, heridas ocultas
La serie muestra que una familia unida físicamente (padres vivos y convivientes) no garantiza salud emocional. El autoritarismo de Eddie, la pasividad de Sarah y el bullying escolar forman un círculo de alienación que sofoca a Jamie. Fromm nos recuerda que el crimen no es solo un acto individual, sino el síntoma de una sociedad que premia la dominación y castiga la ternura.
La solución no está en separar a Jamie de sus padres, sino en transformar ese hogar en un espacio donde, como diría Fromm, «el amor sea un acto de valentía, no de miedo». Solo así se evitará que otros niños repitan su tragedia.
Adolescencia nos confronta con una verdad incómoda: la violencia adolescente muchas veces no nace del odio, sino de la desesperación. Liam no es un monstruo, es un espejo. Un reflejo de lo que ocurre cuando nadie escucha, cuando se aísla al diferente, cuando se confunde disciplina con desconexión.
Frente a cada acto violento, no basta con condenar: debemos entender los móviles, las heridas, las ausencias. Sólo así podemos construir una sociedad menos cruel, más empática y más humana.
El último episodio muestra un tímido atisbo de transformación: Tom Cooper, el padre, asiste a terapia tras el crimen y dice: “No supe verlo, sólo quería que fuera fuerte”. Esta frase resume el fallo: confundir fuerza con silencio, y presencia con control.
Para prevenir futuros Liam, necesitamos:
- Presencia emocional adulta real, no sólo autoridad.
- Educación emocional en la escuela.
- Espacios seguros para hablar del dolor y la exclusión.
- Detectar signos de retraimiento y bullying a tiempo.
- Rechazar la cultura de competencia constante como único valor.
GERMAN ESTRADA MARIÑO
PSICOLOGO CLINICO
PSICOTERAPEUTA INDIVUDUAL DE PAREJA Y FAMILIAR BILINGÜE ONLINE
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
PERITO FORENSE
LIDER CAMPAÑA PREVENCION DE SUICIDIIO JUVENIL
316 4502080
