Roberto Restrepo Ramírez
Amable, como el departamento del Quindío que la acogió por tantos años. Así era la notable escritora que hoy recordamos. Afable, sencilla y tierna. Dulce, como la miel del fruto del cafeto, uno de los símbolos de esta tierra de mis ancestros antioqueños y de su provincia natal. Llegó al Quindío, donde la adoptamos como la gran mujer que fue y que hoy despedimos a la eternidad.
El homenaje póstumo que hoy deseo rendirle, desde mis sentidas palabras, a la trabajadora social y gestora cultural Marta Inés Bernal Trujillo, será uno de muchos que los quindianos deberíamos manifestar con agradecimiento a quien logró, en yunta con su esposo el académico Jaime Lopera Gutiérrez, uno de los procesos editoriales más importantes de América Latina.
«La culpa es de la vaca» y los demás libros de aquella serie editorial célebre han entrado, desde hace muchos años, a la fama de la bibliografía continental. En sus libros, los de esta dupla intelectual, Colombia y el Quindío se reconocieron desde todas las facetas del desarrollo humano, los valores integrales y la empresa como motor de las regiones.
Pero, sobre todo, hay que destacar el perfil humano de esta sensible dama. Recibimos con mucha alegría sus nuevos libros, siempre que salían a la luz editorial. Porque todos estábamos ávidos de su lectura, aleccionadora y ejemplarizante.
Marta Inés, a quien hoy despedimos, también fue una dadora de felicidad. Su permanente sonrisa, su don de gentes, sus detalles en el trato para todas las personas, serán gestos de personalidad difíciles de olvidar.
¿Quién, en esta tierra, que haya conocido a Marta Inés Bernal Trujillo, podrá desconocer su aporte a la literatura? Y es comprensible que ello ocurra, porque contó con la compañía de otro personaje grande del Quindío carnal que ellos conocieron. De allí salió ese concepto de Quindianidad, que durante muchos años se ha venido construyendo.
Gracias, mil gracias, Marta Inés y Jaime. Esa expresión que todos hemos conocido, en el sentido de reconocer que «detrás de cada hombre hay una gran mujer», se aplica en este caso a la pareja intelectual del Quindío.
Y, en esa dirección, algún día se entenderá que detrás de esas obras – las que nos dejan ellos dos a los colombianos – está el vital deseo de ayudar a los demás y, también, la perenne grandeza del espíritu de los dos ilustres quindianos.
Gracias, de nuevo, Marta Inés, siempre tus reflexiones serán nuestra grata compañía.