DESDE EL OCTAVO PISO:  UN CUARTETO DE VIOLINISTAS MUY ESPECIAL.

12 abril 2025 10:12 pm
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Fáber Bedoya Cadena 

Desde hace tiempo en nuestro centro comercial vecino, los jueves, se realiza la presentación de un artista de fama nacional, conjunto, o banda musical. El pasado jueves se presentó un cuarteto de violinistas de origen brasileño, pero con la característica que unode sus integrantes, era oriundo de la ciudad de Armenia, nacionalizado en el país sureño. Realmente extraordinarios.

El lunes a partir de las 9 de la mañana se realizaba la matrícula para la escuela de futbol del Profesor Rubén Darío Hernández, gloria del “Deportes Quindío” y de la selección Colombia. Ya había pasado los selectivos y solo esperaban la publicación de las listas y en cual grupo quedaban, los dos amigos de toda la corta vida, Sebastián y Nelson, ambos de siete años, fanáticos del futbol y buenos practicantes de este deporte.

Pero la tierra empezó a trepidar y a moverse de manera descomunal, eso era muy horrible. Don Héctor Venegas, el vecino de la casa del frente de los niños, con su hijo pequeño, se arrimó a ellos. Los acompañó, fueron segundos eternos. Y las casas del barrio Brasilia empezaron a caerse. La gente corría, nadie quedó en la cancha. Ellos no se movieron. Eran las 1 y 20 de la tarde del lunes 25 de enero de 1.999. DonHéctor se los llevó para su casa, a la cual no le pasó nada, las dos de enseguida se cayeron. Vimos muchos heridos, y supimos de muchos muertos.

Al mucho rato salieron de la casa y fueron a ver qué sería de “nuestra casa y la tía que nos cuidaba a los dos, mi hermanita menor y yo”. Nunca se pudo llegar. En la casa de Nelson no había nadie, sus padres salían a trabajar desde temprano y él se quedaba solito, al cuidado de los buenos vecinos, y cuando había escuela pues allí pasaba casi todo el día o con Sebastián. Don Héctor los acompañó. Cuando se percataron de semejante tragedia y que ellos estaban bien, se fueron para la casa del vecino, que estaba con su familia completa, y empezaron a organizar para donde irse.

El cuarteto de violinistas empezó su presentación con la música brasileña más conocida internacionalmente, el fado, siguieron con la samba, el bossa-nova, frevo, choro y la infaltable bachata, acompañados por dos bailarines que nos hicieron erizar todo el cuerpo. Que belleza, y la interpretación de los violinistas impresionante y, para terminar, se lucieron con el bambuco “soy colombiano”, que fue aplaudido a rabiary escuchado por todo el auditorio, de pie.

A las cinco de la tarde la tierra se volvió a estremecer, pero ellos estaban seguros en la casa de don Héctor y no se tenían noticias de las familias de Sebastián y Nelson. El caos fue horrible, todos corrían, pero ellos no salieron, se reunieron en una pieza a esperar lo peor. Y todo se calmó, pero afuera era un infierno. Don Héctor después de asegurarnos bien, salió y puso su camioneta al servicio de los heridos, trasladó muchas personas al centro de salud, al hospital, a donde fuera. Y llegó muy tarde de la noche. No aparecieron los padres de los dos niños, y pasó esa noche y vino el nuevo día. Y se pudo dimensionar toda la tragedia pasada. En la casa que nos albergaba había comida, y la señora muy formal, atenta, nos cuidaba como hijos. Ellos tenían dos niños pequeños y una niña grande, solo de él. Estábamos todos allí seguros, así pasaron varios días y no aparecieron los padres de Sebastián y Nelson, ni la tía ni la hermanita menor, y las buscaron mucho, lo que se podía hacer.

Han pasado varios meses de semejante tragedia, los padres de los niños no aparecieron ni vivos, heridos o muertos. Don Héctor fue un verdadero héroe por todas las actividades que desarrolló en bien de los vecinos, las ayudas, literalmente, le llovieron, abrió muchas cuentas bancarias a nombre de familiares, amigos, vimos también muchos billetes en la casa que alquilaron al norte, después la compraron, les alcanzó para una finca pequeña, carro propio, es decir “para dar y convidar”. A los dos niños los inscribió en Bienestar Familiar y pronto aparecieron en un programa que institucionalizaron, de “niños sin hogar”. 

El año de 1968 fue glorioso para el Deportes Quindío de Armenia y entre las estrellas que alumbraban el cielo deportivo quindiano, estaba el brasileño NivaldoPeixoto de Almeida. Extraordinario jugador, fue goleador del campeonato y era una excelente persona, dejo innumerables amigos. Muchos años después vino un hijo de él, con apellido de su madre, no se destacó mucho, pero renovó todas las amistades de su padre. Y a pesar de las comunicaciones precarias de la época siguieron en contacto y enviaba jugadores a prueba, pero eso nunca progresó. 

Ese aviso le llegó al hijo de Nivaldo, quien había estado en el “Deportes Quindío” probando suerte, y sin pensarlo dos veces se vino con su esposa, para Armenia Quindío, y mediante trámites muy fáciles de adopción, gracias a la intervención de don Héctor, ahora destacado empresario y finquero de renombre, les entregaron un niño de siete años, de nombre Sebastián Palomeque, con papeles de paternidad y el niño encantado se fue para el Brasil de sus futbolistas admirados, de toda la vida. Rápido se adaptó, aprendió el idioma, entró a escuelas de futbol, se codeó con deportistas famosos, pero lo que él quería era estudiar música, y concretamente violín. Los padres lo bautizaron con los apellidos maternos a la usanza brasileña, lo apoyaron en sus intereses. Nunca se desconectó de Armenia, siguió en comunicación con don Héctor, residente ahora en una finca por Quimbaya, con Nelson y les prometía que volvería a su ciudad natal.

Hoy después de su gloriosa presentación en el centro comercial vecino, el desatacado violinista brasileño, puede volver a recorrer las calles de su barrio, iguales a como las dejó, en compañía de don Héctor, su señora, los hijos, y su querido Nelson.

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