«La infancia pasa, la juventud la sigue, la vejez la reemplaza, la muerte la recoge”. Esta sencilla frase encapsula una profunda verdad sobre la condición humana: la impermanencia. Cada etapa de nuestra vida, marcada por cambios y transformaciones, nos acerca inexorablemente a la muerte. Esta realidad, aunque a menudo evitada o negada, es uno de los pilares sobre los que se construye la filosofía budhista.
“Las cuatro nobles verdades.
Para comprender mejor esta frase a la luz del budhismo, debemos recurrir a “las cuatro nobles verdades”, el corazón de las enseñanzas de Budha:
-El sufrimiento es inherente a la existencia (dukkha): la vida está marcada por el sufrimiento, ya sea físico, emocional o mental. El envejecimiento, la enfermedad y la muerte son ejemplos claros de este sufrimiento.
-El origen del sufrimiento es el deseo (samudaya): entendido como apego a las cosas impermanentes, es la raíz del sufrimiento. Anhelamos la juventud eterna, la salud perfecta y la felicidad inmutable, pero estos deseos son la fuente de nuestra insatisfacción.
-El cese del sufrimiento es posible (nirodha): puede cesar cuando liberamos los apegos que lo causan. Al alcanzar el nirvana, experimentamos una liberación completa del sufrimiento.
-El camino hacia el cese del sufrimiento es el Noble Óctuple Sendero (magga): un conjunto de ocho prácticas que conducen a la liberación del sufrimiento, incluyendo la sabiduría, la ética y la concentración.
La frase y “las cuatro nobles verdades”.
La frase «la infancia pasa, la juventud la sigue, la vejez la reemplaza, la muerte la recoge», ilustra perfectamente la primera noble verdad: el sufrimiento es inherente a la existencia. El envejecimiento y la muerte son inevitables, y el apego a la juventud y la vida nos causa sufrimiento. Al mismo tiempo, la frase nos recuerda la segunda noble verdad: el origen del sufrimiento es el deseo. Deseamos que las cosas permanezcan igual, que la juventud dure para siempre, que la muerte no nos alcance. Sin embargo, este deseo es la raíz de nuestro sufrimiento.
¿Cuál es el mensaje para nosotros?
Esta profunda reflexión nos invita a:
-Aceptar la impermanencia: todo en la vida es temporal. Al aceptar esta realidad, podemos liberarnos del sufrimiento causado por el apego.
-Cultivar la atención plena: vivir el momento presente, sin aferrarnos al pasado ni preocuparnos por el futuro, nos permite apreciar la belleza de cada instante.
-Desarrollar la compasión: comprender que todos los seres experimentan el sufrimiento nos lleva a cultivar la compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.
-Buscar la sabiduría: ella nos permite ver las cosas con claridad, sin ilusiones ni apegos.
En última instancia, la frase nos recuerda que la vida es un viaje, y que cada etapa tiene su belleza y sus desafíos. Al abrazar la impermanencia y cultivar las cualidades mencionadas, podemos encontrar paz y felicidad incluso en medio del sufrimiento.
Tashi delek para todos y todas.
* Lama sammasati para Latinoamérica.