Transpetro SAS anuncia sus servicios en motos eléctricas, carros de basura, aviones y barcos. Favor abrocharse los cinturones porque serán viajes con aranceles, por el hueco y mucha turbulencia.
El arancel más infame y doloroso contra Colombia lo acaba de aplicar el más arrogante presidente de todos los tiempos. Los ciudadanos lo consideraban aliado del país, pero resultó un conocedor de todo que no sabe de nada. Es un desequilibrado macroeconómico.
Se trata de Gustavo Petro Urrego, quien, con Olmedo, Pinilla, Bonilla y su pandilla asaltaron la UNGRD y se robaron el doble del dinero que nos costarán los aranceles del Tío Sam. Los peritos contables de la justicia no han terminado de cuantificar los billones robados porque todos los días aparecen más salpicados. Se necesitará que Elon Musk preste su computadora cuántica para hacer el conteo final.
Ya no hablamos de presuntos. El crimen se consumó y la justicia dictó sentencia. Son delincuentes. Hurtaron billones para comprar congresistas, votos, apartamentos, carros y relojes de marca para presumirlos en París. También viajes a EEUU, el país que dicen odiar y a Las Vegas se van a apostar.
Meterle 68 meses de condena al lugarteniente Sneyder Pinilla, es un agasajo. Pensábamos que los 1.7 billones del internet de las escuelas en el gobierno Duque, era el récord de los tumbados, pero llegó el parto histórico y parió nuevas marcas.
Según los economistas de todas las vertientes políticas, incluidos los voceros de esta administración, el presidente Trump favoreció a Colombia porque el 10 por ciento de aranceles que nos aplicó es menor frente al golpe recibido por nuestra competencia a la hora de exportar productos a EEUU.
El arancel más caro que le aplican a un país es la corrupción y en ese renglón Petro ya tiene su marca registrada. Como retaliación, a la misma hora en que el presidente norteamericano ofrecía su conferencia sobre aranceles, Petro presentaba en la Caja de Nariño a las autoridades suecas para firmar la intención de compra de los aviones de guerra. No hay claridad si es sueco o chueco, pero el contrato no ha despegado por turbulencias en la pi$ta. Lo dejó perfeccionado el exministro de la indefensa, Iván Velásquez, a quien mandó como embajador al Vaticano. Ni despachando de rodillas, a Velásquez se le borran los pecados cometidos contra el pueblo, soldados y policías.
El criterio para comprar los aviones fue igual al de las motos eléctricas y carros de basura cuando fue alcalde de Bogotá. Pero ahí no para la flota de transportes, ahora fabrican barcos hospitales sin importarles que se hunda el presupuesto. Con razón quieren reflotar la reforma a la salud. Contratos caprichosos y negociación directa. De acuerdo con las guerras modernas y las nuevas tecnologías ya no se necesitan esos tipos de aeronaves. Los aviones de hoy son » no tripulados». No requieren pilotos porque se maniobran desde una consola en un centro de operaciones para que sean exactos, confiables y letales. La guerrilla está más adelantada que nuestro ejército, ya dispara con drones. Además, a Colombia nadie la atacará porque EEUU nos defiende. Es nuestro aliado incondicional en ese sentido. Los Kfir fueron dineros perdidos. Solo sirvieron para volar en los desfiles del 20 de julio. Nuestra guerra es contra las guerrillas terroristas y para esos fines se necesita otro tipo de fuerza aérea. Destine ese dinero para abonar a la deuda externa o regréselo al tesoro nacional, señor presidente. No sea avión que el pueblo hace rato aterrizó.