El título lo he tomado de una columna del Espectador; se encuentra en uno de sus párrafos, pero estoy totalmente de acuerdo con el autor; el auge del populismo, la polarización y la desinformación son fenómenos globales que han ganado fuerza en las últimas décadas.
El populismo se caracteriza por sus discursos simplistas y emocionales para conectar con sus seguidores; a menudo se presenta como una alternativa al establishment (grupo de poder) político y económico tradicional; la mayoría de las veces se combina con un fuerte nacionalismo y una defensa de la identidad nacional.
A su vez, la polarización se caracteriza por una creciente división social entre diferentes grupos, a menudo, basada en identidades políticas, culturales o económicas; algo muy grave es que puede llevar a la extremización de las posiciones políticas y a la disminución de la tolerancia hacia las opiniones opuestas; de otro lado, puede hacer que sea difícil encontrar un terreno común para el diálogo y la cooperación entre diferentes grupos; esto lo estamos viviendo en nuestra querida Colombia y digo querida, porque así se expresan los de la derecha y la izquierda.
La desinformación se identifica con información falsa o engañosa; todos los días se difunde información disfrazada o mentirosa, a menudo, con el objetivo de influir en la opinión pública o de manipular a la gente; la desinformación a la cual me refiero, generalmente, se difunde a través de las redes sociales, las cuales pueden amplificar rápidamente la información falsa (en wpp. es común recibir mensajes, precedidos de la expresión “enviado muchas veces”). Con el afán de hacer daño o crear el caos, muchos internautas de derecha e izquierda disparan mensajes a diestra y siniestra por el solo hecho de congraciarse con los receptores o pasar por personas con una gran formación política o alta capacidad de multiplicación. Esta desinformación pude hacer que sea difícil para las personas verificar la información y distinguir entre lo que es cierto y lo que es falso.
Las consecuencias del populismo, la polarización y la desinformación saltan a la vista: erosionan la democracia y debilitan las instituciones democráticas; pueden llevar a un aumento de la violencia y el odio hacia diferentes grupos, lo cual puede tener consecuencias devastadoras para las sociedades (cualquier parecido con nuestra realidad es mera coincidencia; ante un momento como el que vivimos los colombianos, se hace muy difícil para la sociedad abordar problemas complejos, por ejemplo, el cambio climático o la desigualdad económica.
Como decía mi abuela: “El violento es el otro y la verdad depende de quién la diga”
En la próxima columna trataré de esbozar el papel que puede desempeñar la educación en la lucha contra el populismo, la polarización y la desinformación.