Carlos Alberto Agudelo Arcila
HABLEMOS DE Microrrelatos para cronopios de Umberto en los Aguaceros de este pueblo, Sobre aves enjauladas, Sobre muchos perritos, Juegos macabros, de palabras jamás escuchadas ni pronunciadas por ser humano, de Évora, de mí mismo en la carátula de los demacrados, de la nariz y el filo, del Paradero de buses, Del espejismo de un libro sin leer, de Senegal, arrodillándose en el altar de mi casa, con lágrimas en sus ojos, ora por El genio en las cloacas, Amelina llega.
HABLEMOS DE Mario Mariani y el Pobre Cristo, esencia camuflada en su ser, de La virgen de indeterminados dolores, de su acontecer inacabado o de El Banquero Anarquista de Fernando Pessoa, de si el banquero fue anarquista, de si Fernando no fue anarquista, de si Fernando fue anarquista, de si el banquero no fue anarquista, hablemos… hablemos y enrostrémosles carcajadas mientras ellos sudan ira en los costados de su literatura por escribirse. A propósito, ¿es usted anarquista o solo un dandi con un clavel en el saco, estilo Óscar Wilde? ¿Es usted Margarita Gautier y yo Armando Duval? O mejor hablemos de grillos y fantasmas, hablemos…
HABLEMOS DE algo fácil de razonar, del camino, de la sombra, de la almendra, del paseante y su entrega al instante siguiente, del formol y el alma del desahuciado, del espectro y la contracción de los habitantes del cosmos, de la berenjena sin sacudir, del plato vacío, de la brisa y del dinero para comprar el pan de cada día. No nos quedemos en silencio, no, el tiempo es corto, sí, corto como la distancia entre mis palabras y las palabras con sabor a luna oculta por pronunciar por parte de la boca cortazariana, hablemos de la música en cada mano del antropoide, de música digna de ser hablada.
HABLEMOS DE no sé qué, hablemos de lunes a lunes, de salto en salto la entrada principal a lugares no conocidos por la mente humana, exploremos vocales y consonantes para construir la palabra capaz de ahondar con su magia lingüística la verdad de la nada nuestra desde el inicio de los siglos de los siglos…
HABLEMOS DE MANZANAS por paladear en el paraíso perdido, de la serpiente amenazante ante la mirada del ingenuo, de la expulsión de Adán y Eva del Edén, del lenguaje apócrifo de la piedra, del azufre y los siete príncipes del infierno, de la higuera cuando empezó a darle rienda suelta a la malicia de…, del comején y la silla de madera donde la abuela de cada uno de nosotros teje sus ilusiones, de la luz imposible de pagar, del trapeador por adquirir en la tienda del otro extremo del círculo vicioso, de diferencias del crepúsculo y de la ráfaga de viento contra las hojas secas, de ella, de alguno más, de la secreción líquida de la mucosa gástrica, de tapetes destrozados para la casa por construirse.
HABLEMOS DE la sorpresa nuestra en la cafetería de la variante, cuando la tarde entrego su sí de amor a nuestras vidas, de la epopeya del jornalero al cerrar el día, del corchete de apertura enganchado en la buhardilla, de la lámpara de Aladino comprada en el mercado de la imaginación, de alguna inexactitud de la sombra del verde largo como el tiempo sin fin, de certezas en el fondo abismal, del cultivo pronto a germinar en una gota de rocío.
HABLEMOS DE la fuerza de voluntad para no escribir cuatro menos dos es dos o demos un salto atrás, para comprobar la existencia de los espantos en la casa grande, situada en el costado izquierdo de la caída interminable, donde se arroja las expectativas de los rechazados.
Hablemos mientras acontezca el día perfecto para comunicarle el Más allá del atardecer de las piedras…