SIEMPRE CON ELLAS

29 marzo 2025 10:11 pm
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Guillermo Salazar Jiménez

No solo las quería porque nació y se crio entre mujeres, sino porque fue un mujeriego que las atraía con su encanto para bailar y tomar ron, le comentó sobre García Márquez a Juanita Lectora, Carlos Nelson Noches, su único amigo vivo en Aracataca, aquel martes 4 de febrero de 2025. Recuerdo que fue en 2007, dijo el señor Noches, Gabito llegó con su legendario traje blanco, en compañía de su esposa Mercedes y varios amigos, en el “Tren amarillo de Macondo” desde Santa Marta, 24 años que no venía por aquí.

Juanita le ilustró a Rusbel Caminante que el señor Noches expresó su versión sobre el impacto que causaron las mujeres en su vida: Gabito creó a lo largo de su vida una estrecha relación con ellas, como un espacio donde las mujeres de su vida real influyeron a las presentes en su ficción, para dejar en claro su visión sobre ellas y deleitar a los lectores. Así es, le había contestado Juanita, señor Noches recuerdo en el Olor de la guayaba: No podía entender mi vida, tal como es, sin la importancia que han tenido en ella las mujeres (…) Sobre todo, creo que no hubiera podido escribir.

Rusbel Caminante asoció el comentario de Juanita con el comedor que, en ese momento, observaba en la Casa museo en Aracataca. Pensó que allí se reunieron hombres y mujeres de la familia Márquez Iguarán que ayudaron a criar a Gabo. Al fondo reposa un lienzo de Simón Bolívar, colgado por su abuelo como muestra de admiración por sus hazañas como libertador. Cerca, detalló Rusbel la cocina y su despensa, otro sitio importante para valorar la relación de Gabo con las mujeres. Agregó que allí la abuela Tranquilina horneaba pan, igual que Úrsula en Cien años de Soledad preparaba sus animalitos de caramelo.

A propósito de este espacio, expuso Juanita, el señor Noches me narró la experiencia vivida un 20 de julio cuando aquel toro confundido invadió la cocina y destruyó todo, mientras las mujeres se encerraron con Gabito en la despensa. Imagínate, había rematado, de esta experiencia participó el pueblo entero con anécdotas, risas y parranda durante una semana. De inmediato recordé el episodio en Vivir para contarla, agregó Juanita: Los bramidos del toro perdido en la cocina y los trancos de sus pezuñas en el cemento del corredor estremecían la casa. De pronto se asomó por una claraboya de ventilación y el resoplido de fuego de su aliento y sus ojos inyectados me helaron la sangre.

Rusbel Caminante comentó sobre la influencia también de las mujeres indígenas sobre Gabo; leyó al entrar al cuarto de los guajiros, ubicado al final de la Casa museo, “La casa de Aracataca estaba llena de guajiros –de indios guajiros-…Eran gente distinta que aportaba un pensamiento y una cultura a esa casa…” Las supersticiones, brujerías y leyendas de Cataure y especialmente de la india Visitación en Cien años de Soledad, permitieron que la inspiración por las mujeres lo obligaran a estar siempre con ellas.

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