El mundo de los jueces

28 marzo 2025 11:54 pm
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Una vez finalizada la segunda guerra mundial el mundo empezó a cuestionarse sobre la validez de las normas jurídicas. El escritor Gustav Radbruch resume a la perfección lo sucedido cuando expresa que “el positivismo, con su convicción de que ley es ley, dejó a los juristas alemanes inermes frente a leyes arbitrarias y de contenido criminal”. Por ende, ya no sólo era norma jurídica aquella que emanaba del parlamento, sino que se tenía que estudiar el contenido mismo de la obra para que fuera válida o admisible. Es decir, existía un orden natural que servía de parámetro o límite a la actividad legislativa.

Los jueces adquirieron una posición superlativa en esta nueva concepción estatal y la eficacia directa de los postulados constitucionales cambiaron la dinámica relacional del poder público en occidente. La supremacía de la ley fundamental todo no tiene discusión y los componentes del Estado-Nación se volcaron hacia un respeto a la dignidad humana y los derechos humanos. Las personas se volvieron el fundamento y fin del ejercicio público. Los funcionarios judiciales son los garantes del cumplimiento de esta teleología.

Una prueba de esta organización se está viviendo en Estados Unidos con las medidas migratorias promovidas por el presidente Donald Trump. La deportación de diferentes ciudadanos del mundo y la explosión de directivas por parte del mandatario republicano fueron suspendidas o cuestionadas por los togados federales en diferentes Estados del país del norte. Sin embargo, llamó la atención el pulso acaecido frente a la expulsión de más de un centenar de venezolanos a El Salvador sin un debido proceso administrativo o judicial.

El Juez Federal del Distrito de Washington James Boasberg ha sido el blanco de los cuestionamientos del líder del mundo libre porque, en su consideración, está anulando el fuero presidencial. El gobierno llegó al extremo de solicitar la destitución del molesto funcionario. Sin embargo, el funcionario judicial ha sostenido su tesis relativa al derecho de defensa de los inmigrantes y de un posible desacato por parte de la administración federal. Hasta la Corte Suprema tuvo que salir a hacer apología de la independencia judicial a través de su presidente, el conservador John Roberts.

La misma realidad se vive con los miles de despidos de la estructura del ejecutivo federal, puesto que no se discriminó entre la naturaleza de los empleos y se declaró insubsistente a muchos trabajadores, en muchos casos con derechos plenos a la permanencia en sus labores. Los actos ejecutivos fueron suspendidos o sin efectos por cuenta de la intervención judicial. Los recursos del Departamento de Estado sobre el activismo judicial no se han hecho esperar.

Colombia no es ajena a esta capital relevancia de la función judicial. Marchas alrededor de las reformas, presiones sobre funciones electorales de la Corte Suprema y trinos sobre tutelas del Consejo de Estado han marcado este periodo presidencial. Los comunicados sobre la independencia y autonomía de los jueces parecen repetitivos, así como las retractaciones por X del presidente Petro. Sin embargo, es una realidad que, a pesar de a la confrontación las sentencias han sido cumplidas por la primera autoridad del Estado.

La importancia de los jueces en Colombia ha frenado recientemente juicios, pero también los ha reanudado. De igual forma, la rama judicial ha validado algunos procedimientos legislativos, pero también ha declaro inexequibles otros, independientemente de marchas, trinos o descontentos políticos. En los temas más sensibles para la protección de derechos los avances más grandes de nuestra legislación siguen teniendo como fuente las sentencias, como quedó en evidencia con la eutanasia. Esta semana el capitolio hundió una iniciativa de ley para regularla, aunque con una relativa mayoría en Cámara de Representantes.

La decisión de morir dignamente sigue protegida por las consideraciones de la Corte Constitucional y el Congreso, aunque con avances, sigue en actitud omisiva frente a este espinoso, controversial y esencial asunto. El siglo XXI sin duda es el mundo de los jueces y que oportuno que así sea.  

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