La historia de la humanidad es la historia de las migraciones.
Hace 80.000 años los primeros humanos “modernos” salieron de África a buscar nuevos lugares para habitar. Las teorías mas desarrolladas sobre esta migración plantean que la misma fue motivada por el paulatino cambio climático que en aquellos tiempos estaba viviendo la tierra y que estaba haciendo cada vez más difícil la supervivencia en las sabanas africanas de entonces. La primera gran migración del ser humano fue motivada, por lo tanto, por razones económicas.
Al llegar estos humanos a Europa, al parecer encontraron otra especie humana ya viviendo allí, los Neandertales, ya asentados desde antes, pero sin la capacidad mental y técnica para hacerle frente a esta “invasión”, por lo que terminaron extintos en lo que, tal vez, fue el primer gran conflicto ¿o genocidio? Llevado a cabo por el ser humano.
El ser humano fue ocupando poco a poco todos los lugares de la tierra, pero su afán y necesidad de moverse no se calmó. Siempre persiguiendo el sustento, la comida y en términos generales el bienestar, siglos después hordas de pueblos de los helados parajes del norte de Europa fueron migrando hacia el sur en busca de los prados más verdes que ya estaban monopolizados por el imperio romano, mezclándose con sus habitantes y cambiando todas las culturas que encontraron. Así mismo, ya entrada la edad media, pueblos de las desoladas estepas asiáticas también se movilizaron, muchas veces de forma violenta, hacia el sur de Asia e incluso Europa, transformando la vida en lugares tan distantes entre si como China o la península arábiga, atraídos por las riquezas que en estos lugares empezaban a acumularse.
Europeos migraron a América desde el siglo XV hasta bien entrado el siglo XX buscando también un futuro mejor, y mas recientemente africanos, asiáticos y latinoamericanos fueron hacia Europa y Estados Unidos en busca de lo mismo. Siempre el mismo patrón en la historia: la gente caminando detrás de la riqueza y el bienestar hacia los lugares en donde creen que estas cosas están.
En una escala mucho mas local, nuestro territorio quindiano, y el eje cafetero en general, también encuentra su origen histórico, social y cultural, en una gran migración de gentes pobres y necesitadas de mejores lugares para vivir. A mediados del siglo XIX las montañas de Antioquia no producían casi nada de los alimentos que su creciente población necesitaba, por lo que la única alternativa que aquellos pioneros encontraron fue arrancar hacia el sur, a estas tierras de bosques frondosos y deshabitados desde los tiempos de las guerras de los españoles con los indígenas pijaos.
Los colonizadores antioqueños de aquellos tiempos contaron con la fortuna, si se quiere, de llegar a parajes deshabitados, razón que impidió posibles conflictos con habitantes anteriores, tal como si sucedió con otros procesos de colonización posteriores en nuestro país, como lo fue el movimiento de personas del interior del país hacia los otrora llamados “territorios nacionales” del oriente, territorio habitado por siglos por distintos pueblos indígenas cuya presencia fue convenientemente ignorada en su momento por quienes motivaron estas migraciones, generaron conflictos y procesos violentos que aún al día de hoy tienen sus cicatrices abiertas.
Al Quindío llegaron pues colonizadores con afán de conseguir el sustento que en sus tierras de origen no se daba, y al empezar a conseguirlo, convirtieron el lugar en un polo de atracción para mucha gente que también buscaba lo mismo. Primero llegaron, recién iniciando el siglo XX, familias enteras del altiplano cundiboyacense que, no sin tener que vivir episodios también de conflicto y discriminación con los “paisas”, se fueron integrando a este lugar y aportando rasgos culturales que terminaron también convirtiéndose también en elementos de la identidad común de la sociedad quindiana. Así mismo, y mucho mas recientemente en nuestra historia, al departamento han seguido llegando personas desde lugares en donde consideraron que ya no podían vivir, sea por situaciones de conflicto armado, crisis económicas, o simplemente porque vivir acá se les hace “más barato”.
Tal lo anterior, nuestra sociedad ahora está integrada por personas de muchos orígenes distintos, desde afrocolombianos que desde finales de la última década del siglo XX y lo que va del siglo actual han llegado queriendo dejar atrás la violencia y los horrores de sus lugares de origen, venezolanos que huyen de la crisis económica y política de su país, pensionados de las grandes ciudades que encuentran en nuestro departamento un lugar con mas facilidades y precios más asequibles para vivir de sus pensiones, y hasta extranjeros que trabajando remotamente están ya conviviendo entre nosotros.
Todas las migraciones traen transformaciones, y siempre habrá razones para aceptarlas, así como también para verlas con recelo, pero son fenómenos que desde el inicio mismo de la humanidad se están dando y nunca podremos detener en su totalidad. Las sociedades se construyen y transforman a través de ellas y solo entendiéndolas como hechos naturales es que podremos realmente hacerles frente de la manera más inteligente, o sino pregúnteles a sus parientes que viven por fuera del país, porque acá prácticamente todos tenemos familiares que han migrado a otros lugares, como han hecho para poder seguir viviendo en los lugares a los que llegaron.